miércoles, 16 de enero de 2013

¿Quiere ver una traductora despeinada, recién levantada y desayunando?

Bueno, acá la tienen. Resulta que enero es, para mí, un mes muy aburrido. No, no es que no tenga trabajo. Trabajo, gracias a Dios, tengo; pero resulta que, como tengo muy pesadas las asentaderas, no me voy de vacaciones. Así que me quedo en Buenos Aires. Y Buenos Aires en enero es divina porque ¡está vacía, todo el mundo se fue de vacaciones!, pero por el mismo motivo es aburrida.

Para matar el aburrimiento, y para promover mi cruzada a favor de que los traductores hablemos pavadas y digamos pavadas (cruzada ésta propuesta en otro artículo de este mismísimo blog), les ofrezco imágenes de una servidora, despeinada, con piyama, comiendo el bizcochuelo que había preparado la tarde anterior, que incluía las consabidas nueces y pasas de uva que tanto el agradan a la susodicha lenguaraza.

Aquí la tenemos, mostrando una porción del bizcochuelo, más su tacita de leche fría, más la naranja cuya ralladura había utilizado la tarde anterior para el mencionado bizcochuelo.

Una mejor vista de la porción de bizcochuelo, y una mejor vista de los pelos despeinados de la traductora. Caramba, ¿y esta mujer está matriculada en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires?

La mirada entre perversa y furiosa delata las aviesas intenciones de la traductora, que son...



¡morfarse el bizcochuelo! ¡Impresentable! ¡Escandaloso! ¿Está permitido algo así en Internet? Averiguaremos.

Agradecimiento III - Es bueno ser agradecido

¡Muchísimas gracias, Sr. Felicísimo Valbuena, por mencionarme en su sitio de Internet. Lo cierto es que realmente no tengo para con el diccionario María Moliner más que elogios y agradecimientos.

La nota del Sr. Valbuena puede leerse en la siguiente dirección:

http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/15/674014/un-metodo-para-descubrir-camelos/1

Y por su parte, Iris Permuy Hércules de Solás incluyó en su blog, cuya dirección es la siguiente,

http://traducarte.wordpress.com/2013/01/16/traduce-como-puedas/


mi artículo sobre "La traducción de los títulos de películas". Estuve mirando este blog, y es realmente recomendable.

Mi agradecimiento y reconocimiento a ambos.


 

El misterioso señor Foreman

Soy fanática de las películas sobre juicios. "Filadelfia", dramón lacrimógeno con abundantes secuencias de preguntas por parte de los abogados y respuestas de los testigos, es una de mis preferidas. Si quiero reírme, allí está "Mi primo Vinny", que para mi gusto es desopilante.

El carácter oral de los procesos judiciales estadounidenses hace que, en muchas ocasiones, participe de ellos un instituto que en la Argentina no se utiliza -porque no está contemplado en la legislación procesal-: el del jurado.

Según María Moliner, un jurado es "un organismo popular existente en algunos países democráticos para colaborar en la administración de justicia, declarando mediante votación y por boca de su presidente, al final de la causa y en vista del desarrollo de ésta, si juzga al reo culpable o no del delito que se le imputa". Pero "jurado" es también "cada uno de los miembros de un jurado".

A veces veo, en ciertas películas "de juicios" que, cuando los miembros del jurado regresan de su deliberación, el juez le pide a uno de los miembros del jurado, el presidente de dicho jurado,  que lea el veredicto (que es el nombre que se le da a la decisión a que arriba el jurado); y el juez llama "Mr. Foreman" o a "Mrs. Foreman" a esa persona . Y a veces, veo que el traductor de turno traduce "Mr. Foreman" como "Sr. Foreman" (o, igualmente, "Mrs. Foreman" como "Sra. Foreman"), como si "Foreman" fuera el apellido de ese presidente del jurado. No. En realidad, "foreman", además de ser el equivalente inglés de lo que en castellano sería la palabra "capataz", es la forma de designar al presidente del jurado. Otra forma de llamarlo en inglés es "presiding juror", una etiqueta más bien descriptiva, al decir de Peter Newmark.

Entiendo que el traductor puede llegar a pensar que el juez conoce el apellido del presidente del jurado, y que ese apellido es "Foreman". Es una deducción válida; a cualquiera se le puede chispotear; pero no; el misterioso Sr. Foreman es, sencillamente, el "señor presidente del jurado". Y si resulta muy largo, según cómo venga la película, "Sr. Presidente" podría ir bastante bien. Y si ninguna de estas dos convence, no ponemos nada; creo que alcanza con que pongamos en boca del juez un "por favor, lea el veredicto". El nunca bien ponderado Sr. Foreman -perdón, Sr. Presidente del jurado- será fácilmente reconocible porque se pondrá de pie, o ya estará de pie cuando el juez lo invite a hablar, y pronunciará las definitorias palabras, "culpable" o "inocente".