jueves, 6 de septiembre de 2012

Sobre el detalle y la generalidad en la traducción


 
Me pasó el otro día: estaba traduciendo un programa que hablaba sobre la película "Apocalypse Now", de Francis Ford Coppola. Robert Duvall dice, en cierto punto:

"They slipped out in the night, but the smell, that gasoline smell, the whole hill, it smelled like victory".

La pregunta que me hice es: ¿cómo hacés, Luisa, cada vez que tenés que traducir la palabra "gasoline" al castellano y tenés que hacerlo en castellano neutro?

Mi respuesta fue: "Según el grado de detalle o generalidad que necesite la traducción, tengo un grupo de términos al que acudo". 

Me explico: cuando en el original en inglés se habla de "gasoline" en un sentido general, haciendo alusión a que el vehículo de que se trate está propulsado por lo que en la Argentina se denomina "nafta" (y en otros países latinoamericanos se denomina "gasolina"), mi opción habitual es la de utilizar como término neutro "combustible", porque poco importa si ese vehículo usa nafta, gas oil, gas comprimido o lo que sea. El énfasis del texto no está puesto en de qué combustible se trata, sino de que el susodicho vehículo está movido por algún combustible que, en este caso, happens to be "gasoline".

En cambio, en el caso de "Apocalypse Now", la mención que se hace de "gasoline" es específica y, por lo tanto, ineludible. El sentido de la frase que pronuncia Robert Duvall reside en mencionar específicamente que se trata de gasolina, puesto que dos frases antes dijo, además, "I love the smell of napalm in the morning". El napalm es gasolina gelatinosa; por lo tanto, si traduzco la cita que mencioné al principio como "ese aroma a combustible", no va a estar mal, pero estoy infratraduciendo. En el caso de la frase que pronuncia Duvall me parece esencial mencionar que se trata de gasolina. 

No se me ocurre poner "nafta" porque es un localismo argentino, uruguayo y paraguayo y, por lo menos para las productoras para las que yo trabajo, no vale como expresión del castellano neutro.

Entonces, me parece interesante detenerme a pensar, ante cada término problemático o potencialmente problemático, cuál es el grado de incidencia de dicho término en la traducción. Es decir, si resulta esencial como equivalente de la palabra fuente o si no lo es.