martes, 29 de marzo de 2011

El metejón

Palabras como "insight" e "infatuation" nos muestran los espacios vacíos y casi yermos que tiene el castellano con relación al inglés. ¿Qué significa "infatuation"? Según el Oxford monolingüe, "very strong feelings of love or attraction for sb/sth, especially when these are unreasonable and do not last long". Qué lástima: si nos hubiéramos quedado en "very strong feelings of love or attraction" tendríamos precisamente eso, "amor" o "atracción"; pero resulta que me vienen a pinchar el globito con esto de que "especially when these are unreasonable and do not last long".

Sí, el Oxford bilingüe da como equivalente "encaprichamiento", pero ya me ha pasado en alguna traducción que no quede lo bastante claro de que se trata un encaprichamiento de naturaleza amorosa o carnal. Más de una vez pensé: "qué bien vendría poder usar la palabra 'metejón' como equivalente". ¿Qué lo impide? Su calidad de argentinismo (figura en el Diccionario del Habla de los Argentinos de la Academia Argentina de Letras, edición del año 2003), por un lado, y su adicional pertenencia al lunfardo. Es decir, hay un desnivel entre ambas palabras originado en el diverso registro de la lengua a que pertenece cada una de las voces.

El DHA define el metejón como "enamoramiento, gran atracción por otra persona". El Diccionario del hampa y del delito de Raúl Tomás Escobar (Editorial Universidad) lo califica de vulgarismo y lo define como "enamoramiento, apasionamiento // afición desmedida por alguna persona o cosa". Para mi gusto, "infatuation" y "metejón" son equivalentes perfectos, pero se trata de un matrimonio que jamás podrá concretarse por diferencias de clases sociales. ¡Caramba, ni que estuviéramos en las épocas de la Reina Victoria!

P.S.: Prometo comprarme también el diccionario de lunfardo de José Gobello.

El zorzal criollo, también en nuestras palabras y en nuestro pensamiento

"Andá a cantarle a Gardel": también es otra frase con la que se le dice al interlocutor que su suerte será adversa si toma determinado curso de acción. Como en el artículo sobre Mongo y Magoya, si entrego una caja de tornillos al cliente y el cliente me va a pagar al cabo de treinta días, tengo que hacerle firmar un comprobante de que en efecto entregué la mercadería mentada. Si no lo hago, puedo llegar a tener problemas para cobrarle, y entonces, "andá a cantarle a Gardel"; o, lo que es equivalente, le "voy a ir a cobrar a Magoya / Mongo".

También se emplea la expresión "andá a cantarle a Gardel" a la persona que ha dicho una mentira, y se lo expulsa de la proximidad del emisor de la frase para mostrarle que éste ha descubierto la patraña.

Mongo y Magoya, ciudadanos ilustres de la ciudad

Como siempre, me refiero a la ciudad de Buenos Aires. Sí, Mongo y Magoya son dos ciudadanos ilustres, al punto tal que sus nombres podrían designar sendas calles o avenidas, incluso sendas plazas de esta linda ciudad.

Los nombres "Mongo" y "Magoya" se utilizan en expresiones como "andá a reclamarle a Mongo / Magoya", "andá a contárselo a Mongo / Magoya", "que te lo pague Magoya / Mongo" y frases semejantes donde al receptor se lo saca con cajas destempladas, por decirlo con la finura y elegancia que vanamente persigue este humilde blog.

En el primero de los ejemplos, la frase es equivalente a "no tenés a quién ir a reclamarle" o "no tenés nadie ante quien hacer valer tu reclamo". Es una frase que tiene la virtud de poder emplearse como preventiva y también ante los hechos consumados. Un ejemplo de uso en forma preventiva es el siguiente: "Pedile al tipo que te firme el remito, porque si no tenés el remito firmado, después puede no pagarte la mercadería y entoces, andá a reclamarle a Magoya". Es decir, "no vas a tener a quién reclamarle", como ya quedó dicho.

Segundo ejemplo: "andá a contárselo a Magoya / Mongo". El receptor de la frase ha dicho una mentira flagrante y el emisor se ha dado cuenta. Lo manda a freír churros con la frase citada.

Tercer ejemplo: "que te lo pague Magoya / Mongo". Vale aquí la explicación dada para el primer ejemplo.

También suele decirse en Buenos Aires de los productos de marcas poco conocidas y que no producen confiabilidad en el consumidor que tal producto es "marca Mongo". En este caso, a diferencia de los anteriores, "Mongo" no es intercambiable con "Magoya". Aquí ganó Mongo, por muerte.

Si la idea de poner nombres de próceres o personajes famosos a las calles, avenidas, plazas, parques, pasajes y otras formas de la vía pública es que todos tengamos esos nombres en la boca y a esos personajes en nuestra mente, en este caso el proceso es inverso: a Mongo y a Magoya, los porteños los tenemos todo el día en la boca y en nuestro pensamiento. Sí, merecen aunque sea un monumento.

lunes, 28 de marzo de 2011

Improperios de tiempos idos...


son los que le dedicaba el Coronel Cañones a Isidoro, su sobrino, queridísimo personaje de historietas de mi infancia (en esa época -años setenta- nadie, pero nadie, las llamaba "comics"), cuyas aventuras me leí creo que todas. Jamás dejaban de sorprenderme improperios tales como "botarate", "perdulario", "mequetrefe" y "badulaque". Por supuesto, al final Isidoro siempre hacía algo por lo cual su tío se caía de espaldas con un sonoro "¡plop!".

Otros improperios de tiempos idos son los que le dedicaba el Profesor Claude, interpretado por el genial comediante Enrique Almada, a Toto Paniagua, su alumno de clases de buenos modales, etiqueta y urbanidad. Toto Paniagua, un chatarrero que se había hecho millonario con el PRO.DE. (los pronósticos deportivos), estaba interpretado por Eduardo Espalter, otro increíble comediante del grupo que en Argentina se conoció como "Los Uruguayos" y que hicieron joyas como "Jaujarana", "Hupumorpo", "Hiperhumor" y otros programas cómicos de gran calidad. Los dos únicos improperios del Prof. Claude que puedo recordar son "cojijo" y "poluto". Y yo era chica y me moría de risa.

Reposteros que se hacen pastiche al hablar

Escenario: programa de Utilísima (¡cuándo no!), un programa de cosas dulces. Perpetradora: pastelera que insiste con el masculino: el harina. Va Luisa al diccionario María Moliner y verifica: ¡señores, la harina nació mujercita! Sí, se dice la harina.

La confusión viene, seguramente, de que es preciso cambiarle el género del artículo a la palabra agua porque su acento prosódico cae en la primera "a"; si decimos "la agua", se produce una cacofonía entre las dos "a" (la del artículo definido y la primera de la palabra) que bien podemos ahorrarnos cambiando el artículo. Pero este cambio de género es transitorio. Si quiero decir "esta agua", el artículo demostrativo "esta" respetará el género de "agua"; es decir, el femenino.

En cuanto al azúcar, el azúcar, según el María Moliner, es un sustantivo ambiguo, pero de uso más frecuente en el género masculino. El azúcar es, entonces, un caballero.

Otra macana oída en el mismo programa: "Esta receta tiene demasiadas variantes" en lugar de lo que la señorita pastelera quiso decir en función del contexto: "Esta receta tiene muchas variantes". "Demasiado" significa: "En mayor número, cantidad, grado, etc. de los necesarios o convenientes". Tiene una connotación negativa que no era la intención de la niña pastelera, pero en la que en definitiva incurrió.

De todas formas, en las "Notas de uso" que tan amablemente se incluyen en el María Moliner se dice lo siguiente:

"En Hispanoamérica (...) se usa 'demasiado' en vez de muy o mucho: 'Es demasiado guapa. Son demasiado amables'". 

María Moliner tiene razón: este uso de "demasiado" se lo vengo oyendo a los adolescentes desde los años noventa (y, claro está, a los adultos que eran adolescentes entonces). Pasa que a mí me suena raro. Si oigo decir "Es demasiado linda", me da la impresión de que la chica es tan hermosa que ya da asco. O que si son "demasiado amables" da ganas de tirarles un poco de jugo de limón, para que sean más hostiles.

No sé. Cuestión de gustos.

sábado, 26 de marzo de 2011

La señora traductora Françoise Martins de Souza


Foto tomada inesperadamente por mi marido, Sergio, mientras mi querida colega y amiga Françoise Martins de Souza -brillante traductora de francés y de inglés- y yo roíamos una traducción en mi estudio.

El verbo garpar

Continuando con el análisis de palabras dichas al "vesre" (ver artículos anteriores de este mismo blog), el verbo del título es otro ejemplo de dicha modalidad de Buenos Aires; se trata ni más ni menos de un uso "al revés" del verbo "pagar".

Obsérvese que si intercambiamos el orden de las sílabas, "pagar" se convierte en "garpa"; la intuición popular -como en cierta forma lo dice Ferdinand de Saussure a lo largo de todo su libro, sobre todo cuando realiza sus innumerables análisis diacrónicos de la evolución de las palabras y también en el capítulo VI de la Tercera Parte, La etimología popular- hace que si se trata de un verbo, haya que agregarle una desinencia que lo haga sonar al oído como un verbo. De allí se le agrega la "r" y queda "garpar", y "garpa" -forma primigenia y desolada del procedimiento del "vesre"- pasa a ser sólo la inflexión de tercera persona del singular (ella "garpa" / él "garpa").

Y una expresión que se deriva del verbo "garpar" es "dejar (a alguien) de garpe" o "ser dejado de garpe (por alguien)". Del verbo "garpar" se deriva para este caso en especial el sustantivo "garpe", que no es de uso habitual fuera de estas expresiones. "Dejar (a alguien) de garpe" significa "dejarlo en la estacada" (que según el María Moliner significa "abandonar a alguien en una situación apurada") o más concretamente dejar a alguien esperando sin que el otro, que ha prometido apersonarse en el lugar de la reunión, aparezca. La expresión primigenia es "dejar (a alguien) pagando" en alusión a lo que puede llegar a suceder en una comida entre varias personas: los que se van yendo dejan que el último pague. Lo dejan pagando.

Como consigné al principio del párrafo anterior, es una frase que tranquilamente puede usarse en voz activa y en voz pasiva. Lo que también corresponde aclarar, también siguiendo lo que dije en el párrafo anterior a éste, es que no es habitual decir algo así como "efectuar el garpe" en el sentido de "hacer un pago", no. En el sentido concreto de deber abonar dinero, solamente se emplea el verbo.

jueves, 24 de marzo de 2011

Más sobre "sumbudrule"

El otro día oí una nueva versión de la palabra del título -que, como ya dije en el opúsculo pertinente de este blog, es creación de un ídolo de mi infancia, Carlitos Balá-: "sungutrule". Lo dijo una genia de la cocina, la Sra. Mirta Carbajal, desde su programa "Rico y abundante" de la señal Utilísima (*). No quería dejar de consignarlo porque estoy empeñada en la búsqueda de todas las variantes posibles de esta palabra.

(*) Señal que me encanta, cada vez que puedo lo digo; no cocino grandes cosas, no hago ninguna manualidad, pero me relaja muchísimo ver gente que sí hace manualidades y que sí cocina unas tortas impresionantes, llenas de crema, huevos, manteca y chocolate ¡y que a mí me patean el hígado no te puedo explicar cómo!

La palabra "awe" en boca del Dragón Rojo

La trilogía formada por "El silencio de los inocentes", "Dragón Rojo" y "Hannibal" es una de las que más me gustan del cine, junto con la trilogía de "Volver al futuro". Les pido que recuerden cuando Ralph Fiennes, un asesino serial, secuestra al periodista del "Chicago Tattler", interpretado por Philip Seymour Hoffman (para mi gusto, impresionante actor). Además de oficiar de prolijo asesino serial, Ralph Fiennes tiene la cortesía de mostrarle a Seymour Hoffman qué es el Dragón Rojo, y al final de la proyección de diapositivas con imágenes de la creatura, Fiennes le dice a Hoffman: "You owe me awe!".

Dolor de cabeza es para los traductores esta minúscula palabrita, "awe", que en inglés es una mezcla de respeto, temor y admiración. Ajá. ¿Hay una palabra así en castellano, que reúna las tres características (o por lo menos admiración más respeto, por un lado, y admiración más temor, por el otro)? As far as I know (and maybe I know very little), creo que "temor reverencial" es lo que más se acerca. Ajá. Pero abrir el diccionario para resolver problemas/desafíos de traducción es apenas la mitad de la solución. ¿Es plausible encontrar la frase "temor reverencial" en boca de un tipo que está furioso con el tipo que acaba de difamarlo a través de las páginas de un diario? Yo opino que es muy difícil.

Ay, caramba, el castellano y las relaciones asimétricas que guardan los idiomas entre sí. El mundo anglosajón tiene estas palabritas maravillosas en las que se funde una cantidad de características que describen, por lo general, estados de ánimo, o bien formas de moverse, o características abstractas ¡y el habla castellana no las tiene, me caigo y me levanto! Yo opino que éste es el momento en que el traductor toma una decisión: se arma del bisturí y corta. Corta por donde le parece, claro, porque si una parte de la traducción es abrir diccionarios, otra parte de la traducción estriba en el criterio, el criterio traductor y el criterio del traductor. Nunca me tocó traducir esta película, pero yo redondamente habría puesto "respeto", porque lo que el bueno de Ralph Fiennes pide a lo largo de toda la película es respeto. Mata porque se venga del maltrato sufrido cuando niño, mata porque se siente menos hombre por tener cicatrices de labio leporino, mata porque tiene la autoestima en menos diez mil.

¿Vieron cuando en un foro alguien pide ayuda para traducir una frase, y los demás foristas le piden "más contexto"? El forista que hace la pregunta suele citar el párrafo en el que está inserta la oración o inciso que no logra traducir, pero yo estoy cada vez más convencida de que el contexto es todo el texto; claro está, en un foro no vamos a copiar las treinta páginas en que está inserta la duda de dos palabras, pero en este caso, si nos toca traducir una película y nos interesa hacerlo bien (factor éste fundamental), el contexto es toda la película. Aun para decidir si usaremos "temor" o "respeto".

Desde hace días...

me ronda la palabra "finoli". Me parece que tiene que estar en este blog. Bueno, no es que me parezca: estoy segura. En la década del setenta era una palabra que se usaba bastante y es una variante de la palabra "fino", y me estoy refiriendo a "fino" en el sentido de "de buen gusto", "sólo accesible a las clases altas", "refinado". "Finoli" es una manera un tanto despectiva y socarrona de referirse a lo "fino".

Más sobre el "vesre"

Otra palabra que los porteños decimos al "vesre": "lorca" por "calor". Cabe aclarar que hoy en día sólo la gente de una cierta edad -diría yo que más de cuarenta y cinco años- puede llegar a decirlo. Es una forma de la palabra "calor" que cayó bastante en desuso. Pero a mí me gusta, me parece linda, la uso y me hace acordar a Federico, claro.

miércoles, 23 de marzo de 2011

"Es todo un tema"

Ésta es una frase que, según recuerdo, se empezó a utilizar en la década de 1980 -siempre insisto, mi experiencia se reduce a la ciudad de Buenos Aires (*)-. Para ser más precisa, en esa década se comenzó a utilizar la palabra "tema" en expresiones como "el tema es que no tengo plata"; es decir, como sustituto de "cuestión", por ejemplo. Y la expresión "es todo un tema" significa "es un problema terrible", "es una cuestión ardua", "es una cuestión complicada".

(*) Y son bienvenidos los aportes que los lectores de este blog quieran realizar en cuanto a regionalidad de las expresiones que en este blog expongo.

"Tirarse flores"

Ésta es una expresión porteña (no sé si se utiliza en alguna otra parte de la Argentina) por la cual se señala el acto de prodigarse elogios mutuamente con otra persona casi al punto de la adulación. Es una frase que se emplea sobre todo en el ámbito artístico. Por ejemplo, en la situación periodista-actor/actriz, cuando ambos se intercambian elogios, "sos divina", "ay, qué buen periodista", "ay, estás más flaca", "sos fantástica", "qué gran persona sos". Es un intercambio que tiene sabor a dulce de leche: bien empalagoso.

Vi que en algunos foros de inglés se la equipara a la frase "to blow your own trumpet", "to blow your own horn" o "to toot your own horn". La definición de estas frases según el diccionario Oxford monolingüe es: "to praise your own abilities and achievements. Syn: boast". Disiento de esta equivalencia. Siempre oí que esta frase se decía cuando el arrojarse elogios era mutuo, recíproco, y no cuando uno mismo se hace autobombo.

La primera vez que mi adolescencia fue testigo auditivo de esta frase fue en boca del Sr. Gerardo Sofovich, en un programa que hacía al mediodía no me acuerdo ya en qué canal (creo que el 9), entre los años 1980 y 1982, si mal no recuerdo (bueno, che, ¿qué quieren? ¿Que tenga memoria para todo? No soy Funes).

Mecanismo de la lengua - Ferdinand de Saussure

SEGUNDA PARTE

Capítulo VI - Mecanismo de la lengua

El conjunto de diferencias fonéticas y conceptuales que constituyen la lengua y que presiden su funcionamiento resultan de los contactos asociativos o de los contactos sintagmáticos.


Lo primero que nos sorprende en esta organización son las solidaridades sintagmáticas: casi todas las unidades de la lengua dependen, sea de lo que las rodea en la cadena hablada, sea de las partes sucesivas de que ellas mismas se componen.

La formación de palabras basta para probarlo. Una unidad como "deseoso" se descompone en dos subunidades (dese-oso), pero esas partes no son dos partes independientes juntadas una con otra (dese + oso). El resultado es una combinación de dos elementos solidarios que sólo tiene valor por su acción recíproca en una unidad superior (deseoso). El sufijo, tomado aisladamente, es inexistente; lo que le da un puesto en la lengua es una serie de términos usuales tales como "calur-oso", "mentir-oso", "verd-oso", etc. A su vez, el radical no es autónomo; sólo existe por combinación con el sufijo. En el término "per-eza", el elemento "per-" no es nada sin el sufijo que le sigue. La totalidad vale por sus partes, las partes valen también en virtud de su lugar en la totalidad, y por eso la relación sintagmática de la parte y del todo es tan importante como la de las partes entre sí.

Principio general que se verifica en los ejemplos enumerados arriba ("contra" y "todos" en "contra todos", "contra" y "maestre" en "contramaestre"): siempre comprobaremos unidades más vastas, compuestas a su vez de unidades más restringidas; y unas cono otras guardan relaciones de solidaridad recíproca.

También es cierto que la lengua presenta unidades independientes, que no tienen relaciones sintagmáticas ni con sus partes ni con otras unidades. Por ejemplo, oraciones como "Sí", "No", o "Gracias" son buenos ejemplos. Pero este hecho, excepcional, no basta para comprometer el principio general. Por lo regular, no hablamos por signos aislados, sino por grupos de signos, por masas organizadas que son, a su vez, signos. En la lengua, todo se reduce a diferencias, pero todo se reduce también a agrupaciones. Este mecanismo es un juego de términos sucesivos.

2. Funcionamiento simultáneo de las dos formas de agrupamiento

Entre los agrupamientos sintagmáticos así constituidos hay un lazo de interdependencia; se condicionan recíprocamente. En efecto, la coordinación en el espacio contribuye a crear coordinaciones asociativas, y éstas, a su vez, son necesarias para el análisis de las partes del sintagma.

Sea el compuesto des-hacer. Podemos representarlo en una cinta horizontal correspondiente a la cadena hablada:

Des-hacer --->
Pero simultáneamente, y sobre otro eje, existe en el subconsciente una o más series asociativas con algunas unidades que tienen un elemento común con el sintagma. Por ejemplo:

Des-hacer --->
Descubrir / Hacer
Descolgar / Rehacer
Destapar, etc. / Contrahacer, etc.

Sólo en la medida en que las otras formas flotan alrededor de "deshacer" puede esta palabra descomponerse en subunidades; dicho de otro modo, es un sintagma. Entonces, des-hacer no sería analizable si las otras formas que contienen "des-" o "hacer" desaparecieran de la lengua. No sería más que una unidad simple, y sus dos partes no se podrían oponer una a otra.

Ahora es cuando comprendemos el juego de este doble sistema en el discurso. Nuestra memoria tiene en reserva todos los tipos de sintagmas más o menos complejos, de cualquier especie o extensión que puedan ser, y en el momento de emplearlos hacemos intervenir los grupos asociativos para fijar nuestra elección. Cuando alguien dice "¡Cállense!", inconscientemente piensa en diversos grupos de asociaciones en cuya intercesión se encuentra el sintagma "Cállense". Éste figura de un lado en la serie "cállate", "callemos", "callaos", y sólo la oposición de "cállense" con estas formas determina la elección; de otro lado, "cállense" evoca la serie "váyanse", "acérquense", "lávense", "véanse", etc., de cuyo seno es elegido por el mismo procedimiento; en cada serie se sabe qué es lo que hay que hacer variar para obtener la diferenciación propia de la unidad buscada. Cámbiese la idea que se quiere expresar, y serán necesarias otras oposiciones para hacer aparecer un nuevo valor; se dirá, por ejemplo, "¡Cállate!" o bien "¡Váyanse!".

Entonces no basta con decir, colocándose en un punto de vista positivo, que se toma "¡Cállense!" porque significa lo que se quiere expresar. En realidad, la idea conjura no una forma, sino todo un sistema latente gracias al cual se obtienen las oposiciones necesarias para la constitución del signo. El signo no tendría por sí mismo ninguna significación propia. El día en que no hubiera ya "¡Cállate!", "¡Callaos!" frente a "¡Cállense!", caerían ciertas oposiciones y el valor de "¡Cállense!" cambiará ipso facto.

Este principio se aplica a los sintagmas y a las oraciones de todo tipo, aun a las más complejas. En el momento en que pronunciamos la oración "¿Qué te ha dicho?" hacemos variar un elemento en un tipo sintagmático latente. Por ejemplo "¿Qué le ha dicho (a usted)?", "¿Qué nos ha dicho?", etc., y así es como se fija nuestra elección sobre el pronombre te. En esta operación, que consiste en eliminar mentalmente todo lo que no conduzca a la diferenciación requerida sobre el punto requerido, están en juego tanto los agrupamientos asociativos como los tipos sintagmáticos.

Inversamente, este procedimiento de fijación y de elección rige incluso las unidades mínimas y hasta los elementos fonológicos cuando están revestidos de un valor. No pensamos sólo en casos como "casa" frente a "casas", donde la diferencia descansa por azar en un simple fonema, sino en el hecho más característico y delicado de que un fonema desempeña por sí mismo un papel en el sistema de un estado de lengua. Por ejemplo, si en griego las letras "m", "p", "t", etc., no pueden nunca figurar al final de una palabra, eso quiere decir que su presencia o ausencia en tal puesto cuenta en la estructura de la palabra y en la de la oración. Ahora bien: en todos los casos de este género, el sonido aislado, como todas las demás unidades, será elegido tras una oposición mental doble: así en el grupo imaginario "anma", el sonido "m" está en oposición sintagmática con los que lo rodean y en oposición asociativa con todos los que el espíritu pueda sugerir. Por ejemplo:

anma
v
d
3. Lo arbitrario absoluto y lo arbitrario relativo

Se puede presentar el mecanismo de la lengua desde otro ángulo particularmente importante.

El principio fundamental de lo arbitrario del signo no impide distinguir en cada lengua lo que es radicalmente arbitrario —es decir, inmotivado— de lo que no lo es más que relativamente. Sólo una parte de los signos son absolutamente arbitrarios; en otros interviene un fenómeno que permite reconocer grados en lo arbitrario sin suprimirlo: el signo puede ser relativamente motivado.

Así, "veinte" es inmotivado, pero "diecinueve" no lo es en el mismo grado porque evoca los términos de que se compone y otros que le están asociados; por ejemplo, "diez", "nueve", "veintinueve", "diez y ocho", "diez mil", etc. Tomados separadamente, "diez" y "nueve" están en las mismas condiciones que "veinte", pero "diecinueve" presenta un caso de motivación relativa. El plural inglés "ships" (barcos) evoca por su formación toda la serie de "flags", "birds", "books", etc., mientras que ciertos plurales irregulares como "men" (hombres) y "sheep" (carneros) no la evocan.

No es ésta ocasión de averiguar los factores que condicionan la motivación en cada caso, pero la motivación es siempre tanto más completa cuanto más fácil es el análisis sintagmático y más evidente el sentido de las subunidades. En efecto, si hay elementos formativos evidentes, como en el "-ero" de "limonero", junto a "melocotonero", "duraznero", "higuera", etc., otros hay cuya significación es turbia o del todo nula. ¿Hasta que punto corresponde el sufijo "-ot" a un elemento de sentido en "cachot"? Relacionando términos como "melocotonero", "duraznero", "higuera" se tiene el vago sentimiento de que "-ero" es un elemento formativo propio de los sustantivos sin que se lo pueda definir más exactamente. Además, aun en los casos más favorables, la motivación nunca es absoluta. No solamente son arbitrarios los elementos componentes ("diez" y "nueve" en "diecinueve"), sino que el valor del término total nunca es igual a la suma de los valores de las partes: "limón" X "ero" no es igual a "limón" + "ero".

En cuanto al fenómeno mismo, se explica por los principios enunciados en el párrafo anterior: la noción de lo relativamente motivado implica 1) el análisis del término dado; por consiguiente, una relación sintagmática; 2) la evocación de uno o varios términos; por consiguiente, una relación asociativa. No es esto otra cosa que el mecanismo por el que un término cualquiera se presta para la expresión de una idea. Hasta aquí, las unidades se nos aparecen como valores; es decir, como elementos de un sistema. Nosotros las hemos considerado sobre todo en sus oposiciones; ahora reconocemos las solidaridades que los atan, que son de orden asociativo y de orden sintagmático. Ellas son las que limitan lo arbitrario. "Diecinueve" es solidario asociativamente de "dieciocho", "diecisiete", "diez mil", etc., y sintagmáticamente de sus elementos "diez" y "nueve". Esta doble relación le confiere una parte de su valor.

Todo lo que se refiere a la lengua en cuanto sistema exige ser abordado desde este punto de vista, que apenas cuidan los lingüistas: la limitación de lo arbitrario. En efecto, todo sistema de la lengua descansa en el principio irracional de lo arbitrario del signo que, aplicado sin restricción, llevaría a la complicación suprema; pero el espíritu consigue introducir un principio de orden y de regularidad en ciertas partes de la masa de signos, y ése es el papel de lo relativamente motivado. Si el mecanismo de la lengua fuera enteramente racional, lo podríamos estudiar en sí mismo; pero como no es más que una corrección parcial de un sistema naturalmente caótico, se adopta el punto de vista impuesto por la naturaleza misma de la lengua y estudiamos ese mecanismo como una limitación de lo arbitrario.

No hay lengua alguna en que no haya cosa motivada; en cuanto a concebir una en que todo estuviese motivado, eso sería imposible por definición. Entre los dos límites extremos —mínimo de organización y mínimo de arbitrariedad— se encuentran todas las variedades posibles. Los diversos idiomas encierran siempre elementos de dos órdenes —radicalmente arbitrarios y relativamente motivados—, pero en proporciones muy variables; carácter muy importante que puede entrar en cuenta en la clasificación de la lengua.

 En cierto sentido —que no hay por qué extremar, pero que hace palpable una de las formas de esta oposición— se podría decir que las lenguas en que lo inmotivado llega a su máximo son más lexicológicas, y aquéllas en que se reduce al mínimo son más gramaticales. No es que siempre sean sinónimos "léxico" y "arbitrario" de un lado, y "gramática" y "motivación relativa" del otro, pero algo de común hay en el principio. Son como dos polos entre los cuales se mueve todo el sistema, dos corrientes opuestas que se reparten el movimiento de la lengua: la tendencia a emplear el instrumento lexicológico, el signo inmotivado, y la preferencia dada al instrumento gramatical, es decir, a la regla de construcción. Se verá, por ejemplo, que el inglés da un lugar más considerable que el alemán a lo inmotivado; pero el tipo de lo ultra-lexicológico es el chino, mientras que el indoeuropeo y el sánscrito son muestras de lo ultragramatical. Dentro de una misma lengua, todo el movimiento de su evolución puede señalarse como un paso continuo de lo motivado a lo arbitrario y de lo arbitrario a lo motivado; este vaivén suele tener por resultado el trastornar sensiblemente las proporciones de esas dos categorías de signos. Así, el francés se caracteriza frente al latín, entre otras cosas, por un enorme acrecentamiento de lo arbitrario: mientras en latín "inimicus" evoca "in" y "amicus" y está motivado por ellos, "ennemi" no está motivado por nada; ya entró en lo arbitrario absoluto, que por lo demás es la condición esencial del signo lingüístico.

"Que digamos"

Los porteños decimos este final de frase (no sé si se dice igual en el resto de la Argentina y ni siquiera en el resto de Latinoamérica) cuando utilizamos alguna frase negativa, para reforzar el sentido negativo y redondear la idea. Un ejemplo: "Este auto no está muy nuevo que digamos", situación ésta en la que el que emite la frase se siente decepcionado o sencillamente ve la realidad de lo que el auto es. Podría haberse dicho, con valor parecido al de la frase expuesta, "Este auto está bastante viejo", pero el decir "Este auto no está muy nuevo que digamos" agrega un sentido eufemístico que suaviza la realidad: el auto es una catramina.

¿Qué es el "vesre"?

El "vesre" es una forma de hablar que tenemos los porteños. Consiste en cambiar el orden de las sílabas de determinadas palabras -largas o cortas- y crear así una nueva "versión" de la palabra.

Ayer estaba viendo el programa "Café San Juan", por Utilísima (señal que me encanta y de la que saco mucho material para este blog), y en cierto momento uno de los "participantes" de este reality dijo "nerca". Inteligentemente, la producción del programa colocó un cartelito en pantalla en el que se aclaraba que "nerca" equivale a "carne". Por mi parte, yo continúo aclarando que "nerca" equivale a "carne" por el procedimiento mencionado anteriormente: se toman las sílabas de la palabra y se les cambia la ubicación.

Al escribir el primer párrafo me quedé pensando si esta forma de utilizar el idioma se limitaba sólo a palabras cortas. Lo primero que se me ocurrió en ese preciso momento fue la palabra "chegusán", que es el vesre de "sánguche", versión vernácula de la palabra "sándwich". ¿Otras palabras que los porteños solemos decir al "vesre" -y aclaremos por fin que "vesre" no es otra cosa que la palabra "revés" dicha al revés-? "Mionca" por "camión", "rope" por "perro", "jamona" por "monja" (en este caso, a la palabra "al vesre" se le agrega la "a" para marcar el género femenino de la palabra). Sé que son pocas palabras, pero son las cuatro y media de la madrugada y justo ahora se me ocurrieron ésas solas. Ya volveré con más.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ernesto Sabato: más que un humanista

En este año 2011, el Dr. Ernesto Sabato está transitando su centésimo año de vida. A continuación, comparto con mis lectores un artículo que escribí para rendir, desde "Clarito y castellano", un sencillo homenaje a una de las grandes personalidades del pensamiento y de la literatura argentinos.

Mi encuentro con los ensayos del Dr. Ernesto Sabato fue producto de la recomendación de un amigo. No recuerdo bien por cuál comencé, pero sí recuerdo que fui leyendo un ensayo tras otro, sin solución de continuidad, y encontré en su autor a un ser extraordinario. Encontré a una persona, Ernesto Sabato, que expresaba con un estilo único ideas y opiniones que, según mi experiencia, yo no había encontrado en ninguna otra parte. Sobre todo, encontré a un ser humano, a un filósofo, a un novelista y a un ensayista que reunía en su persona tres cualidades admirables: el humor irónico, la expresión del sentido común y la búsqueda del justo medio.




El humor irónico en Ernesto Sabato

Como corresponde a un filósofo de su talla, el humor de Ernesto Sabato es fino, incisivo e irónico. Clava sus humoradas con el frío estilete de sus palabras, pero no se trata de un humor destructivo; al contrario, está allí para hacernos pensar, para hacernos reflexionar sobre algunos absurdos que el mismo Ernesto Sabato se encarga de señalar. Por ejemplo, en el comienzo de su ensayo "Nosotros, los bárbaros" —donde ya desde el título nos muestra que va a reírse de unas cuantas convenciones— despliega varias ironías:



"La revista L'Esprit des Lettres propuso un diálogo Francia-América del que participamos algunos intelectuales de este continente y (como era de esperar) ningún francés importante".



O también:



"Hasta el punto que mientras un pobre país sudamericano daba a la lengua francesa tres de sus grandes poetas, la revista Paris-Match, en el número del 12 de febrero de 1955, casi un siglo después del nacimiento de Lautréamont, seguía manteniendo la idea de que esa nación es un lugar de los trópicos".



Y también en este párrafo:



"En otro número de esa vistosa revista nos enteramos asimismo de que Kafka fue conocido aquí gracias al señor Barrault, siendo que era ya famoso en la Argentina cuando en Francia sólo empezaban a apreciarlo sus intelectuales; hasta el punto de que pudiésemos advertirle a ese intérprete que su versión de El proceso muy poco tenía que ver con el espíritu original de Kafka".



En estos pasajes, Ernesto Sabato está totalmente decidido: patea el tablero y dice lo que piensa, con un dejo de amargura pero que no le impide expresarse con humor y con ironía. Nos muestra "el revés de la trama", la trastienda de lo convencional, se ocupa de derribar ídolos de pies de barro y nos dice, en definitiva, que no entreguemos finas piezas de oro por bijouterie barata. Ernesto Sabato nos pide que miremos bien la etiqueta de la prenda que estamos comprando para ver si encoge o no, y que nos dirijamos a lo esencial.



En cuanto a mi labor como traductora de los párrafos mencionados, el desafío mayor fue el de reflejar esa ironía tan porteña en el idioma inglés. Las ironías aludidas funcionan muy bien dentro del idioma castellano que se habla en Buenos Aires, porque Ernesto Sabato logra un gran efecto con prácticamente nada. Él sólo emplea palabras y logra arrancarle una sonrisa al lector y hasta un "tiene razón" entre dientes. Creí que el camino correcto en la traducción al inglés era respetar esa misma técnica —podríamos llamarla así— que emplea Ernesto Sabato: decir las cosas como si nada, sin agregarle ninguna rimbombancia; un muchacho del bar de la esquina, observador y filoso, que dice las cosas con una gracia intrínseca que hace que todo artificio esté de más.



Mi versión en inglés del primer párrafo presentado fue la siguiente:



"The magazine L'Esprit des Lettres proposed a France-the Americas dialogue in which some intellectuals of the Americas took part (yours truly included). As expected, the event was attended by no noted French intellectual".



Aquí, el punto que presentaba más dificultades era la ironía que presenta el final de la frase, "participamos algunos intelectuales de este continente y (como era de esperar) ningún francés importante". En esta frase hay un contraste —la presencia de los intelectuales de Latinoamérica y la ausencia de intelectuales franceses importantes—, y además ese contraste está inserto en una sola frase. En el caso de mi versión en inglés, consideré que una buena solución consistía en dividir la frase en inglés en dos para traducirla al castellano, ya que en esa primera parte en inglés se presentaba una gran cantidad de datos: el nombre de la revista, la propuesta de diálogo y la participación de intelectuales latinoamericanos. Consideré que introduciendo un punto y seguido y utilizando la negación con "no" en inglés el efecto irónico no sólo se mantenía, sino que quedaba sutilmente reforzado, casi como la estructura de los chistes que cuentan los cómicos estadounidenses del stand up: una línea en la que crean la intriga humorística, con entonación descendente, y trascartón el "remate" del chiste. Esta estructura, tan familiar en cierto sector del mundo anglosajón, me pareció apta para presentar esta ironía a una cultura diferente de la argentina.



"So much so that whereas this poor South American country has given the French letters three of their great poets, the February 12, 1955 issue of the Paris-Match magazine (almost a century after the birth of Lautréamont) still maintained the notion that Argentina was a tropical country".



En este párrafo, si bien la ironía es clara en castellano —porque es habitual echar mano del recurso del menosprecio propio con tono zumbón—, dudé al momento de traducirla literalmente al inglés. Lo hice así, sin embargo, porque en este caso consideré que el criterio de fidelidad a las palabras del autor era preeminente respecto del criterio de la idiomaticidad. Por otra parte, confié en que la lectura completa del párrafo en inglés hiciera que la ironía —también por comparación— se comprendiera cabalmente, sobre todo al llegar al final cuando Sabato señala no sin sorna la falta de información de la revista Paris-Match sobre el clima argentino.



"In another issue of the colorful Paris-Match, readers are informed that Kafka was made known in Argentina thanks to Mr. Barrault. In fact, Kafka was already well known in Argentina when in France only intellectuals were beginning to appreciate him, so much so that we should have informed Mr. Barrault that his version of Kafka's novel The Trial as a stage play had little to do with Kafka's original spirit".



En el tercer párrafo, la ironía se expresa a través del adjetivo con que se califica a la revista Paris-Match, "vistosa". "Vistoso", según el María Moliner, significa "lo que atrae la vista con sus colores y aspecto alegre y agradable". Me pareció que un buen equivalente era "colorful", dado su significado: "full of bright colours or having a lot of different colours"; pero sobre todo me pareció interesante y adecuada la segunda parte de la definición, en función del contexto: "interesting or exciting; full of variety, sometimes in a way that is slightly shocking". No me cupo ninguna duda de que esta segunda parte de la definición se ajustaba al sentido que Ernesto Sabato le había querido dar al adjetivo "vistoso" y, por lo tanto, el adjetivo "colorful" acompañaba adecuadamente el resto del párrafo.



Y para finalizar este tercer párrafo, Ernesto Sabato corrige —también con humor— el malentendido: que Kafka había sido conocido en la Argentina luego de que se representara en estas tierras la adaptación que hicieron André Gide y Jean-Luis Barrault de El proceso. "Advertir" es un verbo que Ernesto Sabato emplea con frecuencia en sus reconvenciones irónicas, y éste es uno de esos casos. Me pareció que convenía aquí, por cuestiones de claridad, que el equivalente más inequívoco era el verbo "inform"; la formalidad de este verbo dentro del contexto de lo que dice Ernesto Sabato crea un contraste que hace a la comicidad de la oración.



Por otra parte, tuve en cuenta de qué se ríen las personas en el mundo anglosajón. A través de mis lecturas y de mis traducciones, recordé que en los países angloparlantes el humor también tiene ribetes muy discretos. Mucho del humor anglosajón se basa en la ironía, en lo absurdo de las situaciones, en la frase mordaz y sardónica. Sin dudas, un humor que si bien provoca simpatía, también provoca úlceras. Tuve la convicción, entonces, de que la forma en que había elegido traducir el humor irónico de Ernesto Sabato podía funcionar bien en un ámbito anglosajón, si bien nada reemplaza al sobreentendido —formado ineludiblemente por una base común de vivencias y creencias— que subyace al humor irónico y que hace, precisamente, que la frase mordaz tenga gracia. Ningún anglosajón, a menos que haya vivido en la Argentina y la haya sufrido, conoce del complejo de inferioridad que por momento nos ataca y que alterna con picos de incurable complejo de superioridad. Ernesto Sabato, en varios ensayos, pero sobre todo en "Sobre nuestra hibridez", se encarga de hacernos a todos los argentinos la terapia psicológica que a veces tanto parecemos necesitar para apreciarnos en la medida justa.



La búsqueda del justo medio en Ernesto Sabato

No es únicamente el ensayo titulado "Sobre nuestra hibridez" el que habla sobre la búsqueda del justo medio aplicada a la personalidad del argentino; pude también haber tomado otro ensayo, cuyo título es incluso más explícito, "Seamos nosotros mismos"; pero el ensayo al que me referiré a continuación, "Sobre nuestra hibridez", reúne, a mi criterio, varios puntos interesantes.



El ensayo comienza de la siguiente manera:



"Estamos atravesando una fase de enjuiciamiento general: desde nuestras instituciones políticas y sociales hasta nuestra literatura, todo está siendo analizado, elogiado, rechazado o hasta vituperado con iracundia. De un período de jactanciosa e irresponsable suficiencia, que quizá podamos considerar terminado en 1930 —fin de toda una era en el espíritu nacional—, pasamos luego a un período en que nada nos pareció bueno, en que llegamos a la conclusión de que aquí no había nada que fuese auténtico ni verdaderamente argentino: todo era postizo o prestado, apócrifo o producto de la mistificación. [...] He dicho 1930 porque en aquel año se hizo visible el comienzo de una gran crisis nacional, con graves resonancias políticas, sociales, económicas y espirituales. Y las grandes crisis, en las naciones como en los seres humanos, no son únicamente portadoras de males: sirven para poner en tela de juicio todos los valores, para poner las cosas en su debido lugar. Sirven, en otras palabras para que las naciones y hombres entren en su madurez".



Mi traducción de este párrafo, algunas de cuyas partes analizaré a continuación, es la siguiente:



"The Argentine people is undergoing a phase in which everything is being questioned: whether it be our political and social institutions or our literature, everything is under analysis and is being praised, rejected or even strongly insulted. After going through a period of boastful and irresponsible self-satisfaction, the end of which might be marked in 1930 —the end of a whole era of nationalistic spirit—, a time came in which nothing seemed good to us anymore. We arrived then at the conclusion that there was nothing in Argentina truly and authentically Argentine: everything was fake or borrowed, apocryphal or the product of deceit. ... I mentioned 1930 because at the time a major national crisis started to show, having serious political, social, financial and spiritual implications. However, big crises, both taking place in nations and in human beings, do not bring only misfortune; crises are also useful to question every moral principle, to put things where they should be. In other words, they are useful for nations and individuals to reach maturity".



Éstas son palabras duras y alentadoras a la vez; son casi las palabras de un buen padre hacia sus hijos. Este aliento, este estar centrado en la serenidad del alma, es el que Ernesto Sabato brinda constantemente en este ensayo y en muchos otros. No es sencillo para un argentino estar situado en el justo medio: nos han sucedido tantas cosas y todas ellas tan extremas que a veces creo que hemos perdido el equilibrio. Pues bien: los textos de Ernesto Sabato son un bálsamo; más aún: yo diría que son las buenas palabras de esa persona que nos ayuda a centrarnos en el equilibrio del punto medio cuando nuestra vida no tiene un rumbo claro. Referirse de esta forma a nosotros, los argentinos, y a nuestra realidad es una invitación a ingresar al reino del sentido común y, por lo tanto, de la calma interior.



El logro del equilibrio puede parecer sencillo. De ninguna manera lo es; a veces, el comportamiento humano parece tender más al extremo, puesto que en él las sensaciones, las emociones y los sentimientos están bien definidos y, por lo tanto, parecemos saber quiénes somos y qué nos ocurre, independientemente de todo deseo de mejora o de cambio. En el medio, en el punto alejado de los extremos, la sensación de paz y calma —que todos decimos buscar— puede ser tan grande que dé miedo, que nos haga pensar que nuestra personalidad se ha disuelto y que carecemos de identidad.



En cuanto a la traducción del párrafo presentado anteriormente, el desafío fue la exuberancia de los adjetivos empleados. Era preciso actuar con mucha cautela para transferir el mismo sentir que con ellos expresa Ernesto Sabato a un idioma como el inglés, que en general es bastante más parco en cuanto a emociones. Por ejemplo, el grupo "jactanciosa e irresponsable suficiencia". Al principio me atemorizó, pero sin motivo: el equivalente "boastful and irresponsible self-satisfaction" me pareció adecuado y justo a lo que Ernesto Sabato había expresado. Se trataba de no perder la calma ante un texto gigante, y se trataba de pensarlo serenamente; es decir, buscar las palabras en inglés con la misma serenidad que practicaba Ernesto Sabato.



También se me abrieron las puertas de la incertidumbre cuando llegué al adjetivo "postizo", atribuido a "todo". En primer lugar, ¿qué quiere decir "postizo" en este texto? Se refiere a algo falso; como una peluca, por ejemplo. La siguiente pregunta es: ¿de cuántas maneras se puede decir "falso" en inglés? De muchas: se puede decir false, fake, bogus; también se pudo haber cambiado la calidad de la palabra y hacerla pasar de función adjetiva a sustantiva con la palabra sham; también pude haber empleado la palabra artificial. En este caso, el sustantivo al que estaba atribuido el adjetivo "postizo" era muy amplio: lo "postizo" era "todo", así que casi cualquiera de estas palabras habría sido la adecuada. Y sucede que el traductor, ante una variedad de elección tan grande de palabras, debe trazar el límite en algún lado y abrirse a las muchas opciones que nos brinda la indecisión, pero sólo hasta cierto punto. ¿Cuál palabra elijo, "A" o "B"? Es sano hacerse preguntas, es sano probar distintos caminos, y es sumamente sano equivocarse; y también es sano responder esas preguntas y tomar una decisión dentro de un tiempo razonable y convencidos del camino que tomamos, por equivocado que a los demás les parezca.



En este caso, otro traductor podría haber seleccionado false o bogus, por ejemplo; pero sucede que la subjetividad es el cincuenta por ciento del arte y de la ciencia del traducir. Y la subjetividad está compuesta por muchos factores que varían de traductor a traductor, que es lo mismo que decir "de persona a persona": la cantidad de horas pasadas en comunión con el diccionario; la cantidad de experiencias vividas con textos en el segundo idioma; y como síntesis de todo ello, la forma de procesar esas experiencias. Entonces, la idea que muchos traductores —o muchos críticos de traducciones— tienen de que existe "la traducción perfecta" o el "equivalente perfecto", permítaseme decirlo, se diluye sin remedio ante la subjetividad del traductor. El traductor actúa, traduce, a través de la lente de su subjetividad, y no hay otra forma de hacerlo. Por supuesto que habrá traducciones que estén objetivamente incorrectas, pero también es preciso tener en cuenta que muchas veces lo que se tacha de "incorrecto" es, sencillamente, tener la idea de que uno pudo haber hecho determinada traducción de un modo distinto, nada más. Y esta noción está íntimamente ligada a la búsqueda sabatiana del justo medio.



Otro recurso que se me impuso en este párrafo y en otros de los varios ensayos que traduje fue el de tener que reducir la extensión de las oraciones originales para lograr unidades de sentido claras y concretas. Ese recurso me llevó a la necesidad de comprender a fondo las ideas expresadas por Ernesto Sabato para definir qué conectores necesitaría, o para determinar la ausencia de todo conector. Los invito a analizar el siguiente caso: en la frase



"De un período de jactanciosa e irresponsable suficiencia, que quizá podamos considerar terminado en 1930 —fin de toda una era en el espíritu nacional—, pasamos luego a un período en que nada nos pareció bueno, en que llegamos a la conclusión de que aquí no había nada que fuese auténtico ni verdaderamente argentino: todo era postizo o prestado, apócrifo o producto de la mistificación".



fue preciso introducir un punto y seguido y deslindar dos ideas, en lugar de expresarlas unidas mediante el pronombre "que" subordinante acompañado de la preposición "en". El resultado es el que yo esperaba: dosificar la información de forma tal que resultara clara y fluida para el lector del nuevo texto; lograr que quedara tan claro en inglés como en castellano esos dos tiempos de la historia argentina, ese antes y ese después, y los sucesos que habían poblado ambos períodos. Mi traducción del pasaje mencionado es la siguiente:



"After going through a period of boastful and irresponsible self-satisfaction, the end of which might be marked in 1930 —the end of a whole era of nationalistic spirit—, a time came in which nothing seemed good to us anymore. We arrived then at the conclusion that there was nothing in Argentina truly and authentically Argentine: everything was fake or borrowed, apocryphal or the product of deceit".



El ensayo continúa con el siguiente párrafo:



"Es que ahora somos lo bastante maduros para aceptar y asumir esa dura condición de la existencia; y para saber que las más hermosas obras de la humanidad no fueron hechas por hombres perfectos como dioses (¿qué mérito tendrían?), sino por seres imperfectos, agobiados por la desdicha, propensos a la ira o a la injusticia, al rencor o a la flaqueza. [...] Aceptar esta dura pero trágicamente bella condición de la existencia es aceptar la vida contra la muerte. ¿A qué otra cosa puede llamarse "madurez"? Pienso que es precisamente eso lo que nos está ocurriendo como nación, y no a pesar de la crisis que atravesamos, sino como consecuencia de ella. Y así nos encontramos intentando elaborar la síntesis de aquellas actitudes opuestas pero igualmente erróneas: sin la jactancia infantil de otro tiempo, pero también sin los sentimientos de inferioridad que luego nos dominaron".



Mi versión en inglés de este párrafo es la siguiente:



[...] "We have now grown up in substantive measure to accept such a hard face of existence and to become aware that the most beautiful works of humankind are not made by men perfect as gods (what merit would there be in those works?), but by imperfect beings, riddled with grief, prone to rage or to injustice, to resentment or to weakness. ... Accepting this hard but tragically beautiful feature of existence means accepting life as well as death. However else can a person be called a "grown-up"? I believe it is precisely that what is happening to us as a nation, and not despite of the crises we are undergoing but as a consequence of it. Therefore, we now find ourselves trying to reach a synthesis of opposing and, at the same time, erroneous attitudes: deprived of the childish complacency of times past, but also empty of the inferiority feelings that riddled us after feeling such complacency".



En este pasaje me permití realizarle a la versión en inglés dos agregados que, a mi criterio, dan mayor precisión a las palabras de Ernesto Sabato en el idioma meta. El primero de los añadidos es el que brinda mayor definición a la pregunta que está entre paréntesis. La pregunta es "¿qué mérito tendrían?". Al leer el ensayo de Sabato, el lector se da cuenta de que la pregunta se refiere al mérito de las obras y no al de los hombres. Por eso, la pregunta quedó formulada incluyendo las obras, "what merit would there be in those works?". El segundo de los añadidos es el del final del párrafo. Sabato escribe: "sin la jactancia infantil de otro tiempo, pero también sin los sentimientos de inferioridad que luego nos dominaron". Yo traduzco: "deprived of the childish complacency of times past, but also empty of the inferiority feelings that riddled us after feeling such complacency". Agregué "after feeling such complacency" a manera de equivalente de "que luego nos dominaron"; marco allí la perfectividad de la acción, aquello que marca el fin de una acción y el comienzo de otra.



Y no es sólo una cuestión gramatical; el hecho de haberme formado en la Facultad de Derecho, entre abogados durante la mitad de la carrera y entre más abogados dentro de las materias del idioma, hacen que una sienta la necesidad, en ocasiones, de precisar apenas un poco más lo que dijo el original; por supuesto, en la medida justa. La cuestión, nuevamente, es dónde está el límite: si incluí los agregados que acabo de mencionar es porque consideré que, en primer lugar, de ninguna manera alteraban ni el espíritu ni la forma de lo que Ernesto Sabato había expresado; y en segundo lugar, porque iban a resultar funcionales para el lector en inglés. A mi criterio, me parecen éstas dos premisas fundamentales: una, claridad en la expresión de un texto en el idioma meta, teniendo en cuenta que no vamos a poder decir "lo mismo" en cuanto a forma en ese idioma meta que en el idioma fuente; dos, no decir más que lo que dijo el autor original, para no traicionar no ya su contenido, sino su estilo.



Y respecto del estilo, me permito agregar dos palabras: la traducción es, entre muchas otras cosas, una transacción permanente entre fuerzas conflictivas. Estos pequeños agregados a los que acabo de referirme son un buen ejemplo. También lo es la reducción en el largo de las oraciones, convirtiendo una oración larga en dos o tres cortas. En lo que se refiere a la traducción de ensayos, y en especial a la traducción de estos ensayos de Ernesto Sabato, consideré que las pautas del estilo personal del autor que yo debía conservar en la traducción eran, por ejemplo, la ironía —tema que ya fue tocado— o la presentación progresiva de razonamientos que hace Ernesto Sabato; mi traducción podía, sí, librarse de un condicionamiento de mucha menor importancia como el de la extensión de las oraciones. La reducción de la extensión de las oraciones tiene que ver aquí con el carácter diferencial que tiene el idioma inglés respecto del castellano. Es cierto que, ya que hablábamos de formación jurídica, hay textos en inglés que se caracterizan precisamente por la desmesurada extensión de sus oraciones; por ejemplo, las cláusulas contractuales. Pero el discurso jurídico, al igual que cierto discurso literario personalísimo —del estilo de Virginia Woolf, por ejemplo— es un caso particular. Es más frecuente encontrar en inglés ideas bien definidas encerradas en cada oración, y tratar que la extensión de éstas no sea excesiva. Consideré, entonces, que mi gran aliado para traducir estos ensayos debía ser el recurso de apegarme la rígida estructura del inglés, de sujeto y predicado, para presentar una cantidad acotada de datos, y luego recurrir al empleo de los conectores adecuados para unir esas ideas.



Sucede que el traductor, en el desarrollo de su trabajo, tiene que estar atento a una enorme cantidad de factores: no solamente la buena gramática y la buena puntuación, sino también la selección del tono apropiado al texto que se traduce, el registro adecuado, la concatenación lógica de las ideas, la elección correcta de las palabras, la verificación de datos que pueda no conocer al traducir determinado autor... Son muchísimos los factores que intervienen en la traducción de un texto; es necesario trabajar cada texto capa tras capa —a pesar de que tal vez demos tratamiento simultáneo a muchas de esas capas—, y sabemos que, en la enorme mayoría de los casos, por no decir siempre, el traductor trabaja solo. Ojalá pudiéramos trabajar en conjunto para que aquello en lo que un miembro del equipo no reparó, otro pueda ponerlo de resalto y así lograr que la traducción se beneficie con el aporte de todos los que intervienen en ella. En la práctica de ninguna manera sucede así. Entonces, el traductor que trabaja solo debe asirse fuertemente de los elementos que considera como "seguros" —en este caso, la estructura del inglés— para poder dedicarse a, en la medida de sus posibilidades, ahondar en los aspectos más aleatorios del texto que está trabajando.



El sentido común en Ernesto Sabato

El sentido común en Ernesto Sabato es una característica que lógicamente se desprende de la anterior, la búsqueda del justo medio. Es claro: cuando buscamos conciliar opuestos, cuando buscamos tender un puente entre extremos, no cabe otra salida que recurrir al sentido común, a la lógica más elemental, y sobre todo a examinar las cuestiones en sus aspectos menos superficiales. Eso mismo hizo Ernesto Sabato.



En el párrafo siguiente —que ha sido acortado para favorecer la claridad de esta exposición—, Ernesto Sabato emprende una encendida defensa del tango frente a alguna que otra postura extrema, y lo hace en el marco de dos factores aparentemente opuestos: qué tiene de autóctono nuestra cultura y qué tiene de importado. Y sin adherirse a ninguna de ambas, nuevamente apela al sentido común y encuentra el justo medio. Ernesto Sabato dice:



"Fracturada la primitiva realidad hispanoamericana en esta cuenca del Plata por la inmigración, sus habitantes venimos a ser algo dual, con todos los peligros, pero asimismo con todas las ventajas de esa condición: por nuestras raíces europeas, vinculamos de modo entrañable el interior de la nación con los perdurables valores del Viejo Mundo. [...] Pero ahora, en esta crisis de la madurez, estamos comprendiendo que nuestra realidad es dialéctica. [...] Ha llegado así el momento de asumir este destino doble pero rico, difícil pero fértil. [...] Quizá nada mejor que el tango revele esa fractura rioplatense y esa condición bifronte. [...] [El tango] ha sido repudiado por algunos argentinos viejos que, con desprecio y un poco de rencor, lo consideraron como una excrecencia del arrabal porteño, no como algo hondamente argentino. [...] Y así, cuando Ibarguren sostenía que el tango no es argentino estaba diciendo parte de la verdad, pero estaba deformando el resto por la pasión que lo perturbaba".



Ernesto Sabato termina este párrafo diciendo:



"Porque si es cierto que esta música surgió del hibridaje arrabalero, es falso, en cambio, que no sea argentino; ya que, para bien y para mal, no hay pueblos platónicamente puros, y la Argentina de hoy es la suma de sucesivas invasiones, principiando por la que llevaron a cabo hace algunos siglos españoles como Ibarguren".



A mi criterio, éste es un párrafo especialmente pertinente para la realidad que hoy vive el mundo, donde pese a tener cada vez más dispositivos de comunicación al alcance de la mano, estamos cada vez más lejos de nuestro prójimo y donde las diferencias originadas en el color de la piel, en el tipo de cabello o en la lengua que se habla parecen acentuarse día a día. En la actualidad debería estar de sobra decir que "no hay pueblos platónicamente puros", pero dado que es necesario, encontramos a una persona de la calidad humana de Ernesto Sabato para recordárnoslo.



También emplea Ernesto Sabato el sentido común mezclado con una de sus características, ya analizada en el primer punto, que es el sentido del humor; en este caso, en una especie de "demostración por el absurdo", como algunos teoremas que aprendí en la escuela primaria. Ernesto Sabato dice: "Jorge Abelardo Ramos acusa a los mejores escritores argentinos de estar influidos por los europeos, de mirar a nuestra América, de inspirarse en la cultura literaria de judíos como Kafka, franceses como Sartre, alemanes como Nietzsche o Hölderlin. ¿Hace su acusación utilizando el instrumental filosófico de los querandíes, o al menos de los aztecas? No, señor: mediante una teoría elaborada por el judío Marx, el francés Saint-Simon, el alemán Hegel. Y escribe todo eso en venerable y longevo español, en lugar de hacerlo en charrúa o idioma pampa".



Ernesto Sabato nos señala a cada rato lo que no hemos mirado y él sí logró ver, lo que él tuvo la lucidez de mirar, de señalar y de dejar por escrito. De eso está compuesto el sentido común: de tomar aquello que se examina y de analizarlo, desmembrarlo, darlo vuelta y ver de qué está hecho en realidad, con una mirada que no es que no sea ideológica, pero que sin dudas no está nublada ni contaminada por la ideología. La mirada de Ernesto Sabato es primero mirada y después ideología, y no a la inversa.



Me gustaría analizar ahora algunas características de la traducción del párrafo citado. El párrafo original comienza diciendo: "Fracturada la primitiva realidad hispanoamericana en esta cuenca del Plata por la inmigración, sus habitantes venimos a ser algo dual, con todos los peligros, pero asimismo con todas las ventajas de esa condición". La oración no finaliza allí, sino que hay un signo de dos puntos y sigue, pero como ya expliqué en los párrafos anteriores, mi criterio fue el de abordar la traducción a través de unidades significativas más breves. Encontré que la oración original comienza con un participio que forma parte de una locución truncada de voz pasiva. Decidí que la manera que más me convenía para trabajarla era apelar a la voz activa —cosa rara en el inglés que suele preferir la voz pasiva—, y comencé entonces situando en el sujeto lo que en la oración original era el complemento agente. Para la locución "realidad hispanoamericana" opté por el equivalente "Spanish American life" porque la realidad de la que habla Ernesto Sabato es la vida, es la sucesión de momentos que forman nuestra vida; es decir, nuestra realidad. Y para el resto de la oración introduzco el verbo "entail" como eje de la parte de la oración que dice "con todos los peligros, pero con todas las ventajas de esa condición". Y para el tramo de oración que dice "sus habitantes venimos a ser algo dual", consideré que ese "algo" bien podía ser una "entity", un ente en el sentido filosófico. Con todos estos elementos, mi traducción fue la siguiente:



"Immigration fractured the original Spanish American life in the Río de la Plata; we, the Argentine people, the inhabitants of the Río de la Plata region, are dual entities, a condition that entails many dangers but many advantages as well".



El párrafo sigue con la siguiente frase: "por nuestras raíces europeas, vinculamos de modo entrañable el interior de la nación con los perdurables valores del Viejo Mundo". En dos de los libros que traduje, lamentablemente no publicados por razones de política editorial (estos libros son Republic of Capital, de Jeremy Adelman, y Secondary Cities of Argentina, de James Scobie) los autores hablaban repetidamente de hinterlands cuando querían referirse al interior de la Argentina. Me pareció esencial, entonces, tomar como válidas estas fuentes auténticas; es decir, dos nativos estadounidenses que escribieron sobre la Argentina. No me pareció correcto utilizar un término como outback, que es muy particular de Australia. De este modo, mi traducción fue la siguiente: "Due to our European roots, we have been able to affectionately link the hinterlands of our country and the everlasting values of the Old World".



La oración que sigue dice: "Pero ahora, en esta crisis de la madurez, estamos comprendiendo que nuestra realidad es dialéctica. [...] Ha llegado así el momento de asumir este destino doble pero rico, difícil pero fértil". Aquí me pareció oportuno introducir en la versión en inglés ciertas frases que he visto numerosas veces en textos auténticos; por ejemplo, "nuestra realidad es dialéctica" pasó a ser "the dialectic structure of our reality", o la frase "at the same time" en "destino doble pero rico, difícil pero fértil". Mi traducción de esta frase fue: "But now, in the midst of this maturity crisis, we come to realize the dialectic structure of our reality ... The time has come to take possession of this double but rich destiny, difficult and fertile at the same time".



El párrafo sigue con las siguientes oraciones: "Quizá nada mejor que el tango revele esa fractura rioplatense y esa condición bifronte. [...] [El tango] ha sido repudiado por algunos argentinos viejos que, con desprecio y un poco de rencor, lo consideraron como una excrecencia del arrabal porteño, no como algo hondamente argentino". En la primera oración, tanto "fractura rioplatense" como "condición bifronte" dependen del verbo "revelar". ¿Qué sucede en inglés? Si conservo la sintaxis del original, "Tango may perhaps be the best indicator of the fracture which affected the Río de la Plata region and the dual feature", corro el riesgo de que parezca que "dual feature" depende de "affected" y no de "indicator". Por eso cambié el orden de estos dos elementos. El verbo "repudiar" se mantuvo tal cual con "repudiate", no sólo porque "repudiate" significa "reject", "refuse to accept", sino por la connotación conyugal que tiene el verbo, "repudiar a la esposa", dado que el tango es una música tan nuestra, tan porteña que se presta a que se lo relacione con una palabra que tiene que ver con una relación amorosa y de parentesco. En cuanto a "excrecencia", "anomalía en el crecimiento de alguna parte vegetal o animal", consideré que deformity podía ser un buen equivalente, si bien también existe en inglés la palabra excrescence. Pero sabemos que muchas palabras que en castellano comienzan con el prefijo "oftalmo-" al pasarlas al inglés encontramos como prefijo equivalente el democrático y sencillo eye, y lo que en castellano es el majestuoso odontólogo en inglés se convierte en el humilde dentist, así que me pareció bien darle a esta palabra un baño de sencillez y me decidí por una palabra que transmitiera el concepto de una manera llana. Y para finalizar, otra característica de estos escritos de Ernesto Sabato: la tendencia a cierta abstracción, "el tango es algo hondamente argentino". Me pregunté: "¿qué es ese 'algo'?". Es un ritmo musical, claro, pero Sabato se refiere aquí a la creación de este ritmo. Es, entonces, una creación hondamente argentina, "a deeply Argentine creation".



El párrafo continúa de la siguiente manera: "Y así, cuando Ibarguren sostenía que el tango no es argentino estaba diciendo parte de la verdad, pero estaba deformando el resto por la pasión que lo perturbaba". Empleé aquí el verbo hold como equivalente de "sostener" en el sentido filosófico, y me decidí por "a half truth" aunque Ernesto Sabato había dicho sólo "parte de la verdad". Por "deformar" me decidí por el verbo twist y convertí la subordinada adjetiva "pasión que lo perturbaba" en una estructura equivalente, "disturbing passion". El resultado es: "Thus, when Carlos Ibarguren held that tango was not Argentine, he was saying a half truth but he was twisting the other half because of a disturbing passion". Quiero explicar el por qué de la elección del verbo twist. Este verbo tiene en algunas de sus acepciones una connotación de anomalía, de perversión, de alejamiento del sentido común. Fijémonos en esta definición del diccionario Oxford: "to deliberately change the meaning of what somebody has said, or to present facts in a particular way in order to benefit yourself or harm somebody else". A mi criterio, flotan en esta definición todos los componentes que tácitamente viene mencionando Sabato, e incluso esta definición tiene mucho que ver con la intención que Sabato identifica en Carlos Ibarguren, "la pasión que lo perturbaba".



El párrafo finaliza con esta oración: "Porque si es cierto que esta música surgió del hibridaje arrabalero, es falso, en cambio, que no sea argentino; ya que, para bien y para mal, no hay pueblos platónicamente puros, y la Argentina de hoy es la suma de sucesivas invasiones, principiando por la que llevaron a cabo hace algunos siglos españoles como Ibarguren". La dividí en dos oraciones, la primera de las cuales es: "It is true that tango arose from hybridization in the city suburbs, but it is not true that it is not Argentine". Evité el inicio "porque si es cierto..." para darle un inicio directo y neto a una oración que tiene mucha fuerza y que es el meollo de lo que se viene exponiendo. En cuanto a la segunda parte, "Whether we like it or not, Platonically pure peoples do not exist, and today's Argentina is the aggregate of successive invasions, the first of which was initiated some centuries ago by such Spanish people as Ibarguren himself", cambio el "para bien y para mal" de Sabato por "whether we like it or not" porque en definitiva Sabato se refiere a quienes gustan o no gustan de admitir la impureza de nuestra cultura.



Hasta aquí, intenté dar cuenta de cómo fue el proceso de traducción de estos textos; en parte de ellos, la traducción es bastante transparente y sigue los lineamientos del original. En algunas otras partes del texto intento explicar el motivo del apartamiento. Pero me interesa destacar un estado interno que es imprescindible a la hora de traducir, y ese estado es el de libertad. Puede que resulte paradójico hablar de libertad en materia de traducción porque los traductores estamos siempre atados a un texto originario, y además porque dije anteriormente que la traducción era una transacción entre fuerzas contradictorias. Aparentemente, dentro de la labor de la traducción lo que menos parece haber es libertad. Sin embargo, el conocimiento de los dos idiomas entre los que se trabajan otorgan, créase o no, un quantum de libertad de acción, por un lado, y por otro lado es preciso darse una cierta dosis de libertad que deberá trabajarse entre los límites. Sé que son dos nociones difíciles de conciliar, "límites" y "libertad", pero ésa es la esencia del trabajo del traductor: no sobrepasar los límites, pero dentro de los límites hacer uso de la libertad.



Y un poco más sobre la esencia del trabajo del traductor: para mí fue muy necesario conocer tan a fondo como pude la obra de Ernesto Sabato. Sé que expliqué con algún detalle qué hice y qué no hice en la traducción de algunos de sus ensayos, pero este procedimiento es, en realidad, la punta del iceberg; más aún, es comenzar por el final. Si conocemos el pensamiento del autor, las palabras con que vamos a traducirlo vendrán solas a nuestro auxilio. Lógicamente, habrá que corroborar con el diccionario, habrá que consultar textos auténticos, habrá que bucear en Internet, pero me parece primordial entender la música de la voz del autor sobre el que trabajamos, y trasladar esa música al texto en segundo idioma. Y nuevamente, claro está, estoy planteando el juego dual de hacer uso de la libertad entre los límites.



Para concluir esta ponencia, deseo referirme al título. Cuando busqué una palabra para definir la persona y el espíritu de Ernesto Sabato, de inmediato se me ocurrió la palabra "humanista". Quise corroborar el significado de esta palabra con el diccionario, y me sorprendió la definición del María Moliner al respecto. Allí se define la palabra "humanista" como la "persona que se dedica al estudio de las lenguas y literaturas clásicas; en sentido amplio, persona de gran cultura en humanidades". Hasta allí, me pareció que la figura de Ernesto Sabato no sólo se ajustaba bien a la definición, sino que incluso la excedía. Seguí buscando; subí por la página del diccionario hasta llegar a la palabra "humanidades", donde encontré: "conocimientos o estudios que enriquecen el espíritu, pero no son de aplicación práctica inmediata, como las lenguas clásicas, la historia o la filosofía". En ese momento, confirmé mi convicción respecto del título que había pensado para esta ponencia: el Dr. Ernesto Sabato sin duda excede, con su obra y su proceder, la cualidad de un simple humanista. Él hizo del ejercicio de la filosofía una práctica que sí puede aplicarse, y con provecho, a lo cotidiano. Él nos mostró, a través de sus novelas, parte de su alma, y nos hizo más personas; compartió con nosotros emociones, recuerdos, tristezas, alegrías e ironías que bien pudo haber guardado en su fuero íntimo, pero no: las puso a nuestra disposición para que ampliáramos el horizonte de nuestra alma. Por esos motivos, el Dr. Ernesto Sabato es más, mucho más que un humanista.