sábado, 22 de octubre de 2011

El fetichismo de la representación semántica

Cito del libro "Teoría general de la mediación interlingüe", de Sergio Viaggio:

"Como en la vida real nunca nos topamos con oraciones, sino con enunciados intencionales socialmente pertinentes, damos por sentado automáticamente que cualquier oración es, en realidad, un enunciado, y procedemos como en toda situación similar: procuramos encontrarle una interpretación adecuada (o, al menos, plausible); producimos un espacio perceptual hablístico comprendido; es decir, eso que comprende mi interlocutor a partir de lo que yo dije, y lo comprende aplicando sus conocimientos y su capacidad de interpretación de lo que yo dije.

[...]

Bajtín lo dice con todas las letras: no intercambiamos proposiciones como tampoco intercambiamos palabras, ni reaccionamos ante proposiciones, sino a lo que el otro quiere comunicarnos con ellas. Como tendemos a tratar todo segmento de lengua más o menos cohesivo como acto de habla intencional, llegamos a veces a creer que podemos traducirlo, es decir, traducir habla en vez de transcodificar lengua. [...] Aquí, muchos traductores olvidan buscar un espacio perceptual hablístico intendido (en la lengua de origen) (es decir, la reacción que el locutor se propone producir "oficialmente" en su interlocutor y en el idioma de partida) detrás de la representación semántica, la confunden con el sentido del enunciado y acaban haciendo pasar el gato de la forma semántica por la liebre del sentido intendido. No llegan a comprender que "traducir" la representación semántica es tan imposible como traducir una palabra aislada, ya que traducir es "re-producir" el espacio perceptual hablístico intendido y no su forma semántica. [...] Todas las exhortaciones pedagógicas a traducir el "sentido" en vez de las palabras no son, de hecho, más que exhortaciones a inferir el espacio hablístico intentido en la lengua de partida, a traducir sobre la base de un espacio hablístico intendido coherente en la lengua meta.

Es también al nivel de la representación semántica como, obnubilado igualmente por ella, el cliente ingenuo busca la equivalencia y protesta si no la encuentra. Ésta es la maldición gitana del mediador: el fetichismo de la representación semántica, la confusión ontológica entre el significado lingüístico más o menos cohesivo y el sentido intendido".

Este pasaje me hizo recordar una anécdota de traductores: me llama, desesperada, una colega. Me dice: "Estoy traduciendo un poder al inglés; tengo al abogado acá al lado, y necesitamos traducir la palabra 'indistintamente'". En los poderes suele utilizarse el adverbio "indistintamente" cuando los apoderados son varios y se los faculta para que actúe uno o el otro; es decir, no en forma conjunta, sino que pueda ir uno a concretar el negocio jurídico de que se trate sin que tenga que acompañarlo el otro. Como se ve, se trata de una palabra clave.

La cuestión es que el abogado mencionado quería a toda costa ver la palabra "indistinctly" en el texto meta (en inglés), y mi colega me llamaba desesperada porque intuía que "indistinctly" significaba otra cosa. Le dije que sí, que "indistinctly" es el adverbio de "indistinct", que significa "que no se distingue", "that cannot be seen, heard, or remembered clearly; vague". O sea que, para mi gusto, si se ponía la palabra "indistinctly" como sinónimo de "indistintamente" se estaba cometiendo un error garrafal, un moco que iba a causar el espanto y la risa del pobre anglosajón que recibiera el power of attorney de marras.

Le dije que la fórmula más natural en inglés era algo así como: "either Fulano or Mengano, the agents, are hereby empowered to (y aquí se nombran todos los negocios jurídicos que ambos apoderados podían realizar)". El abogado se resistía con todas sus fuerzas. "Sí -pensé yo-, tal vez sea una fórmula vaga". Le dije a mi colega: "Fulano and/or Mengano, the agents, are hereby empowered to...". El abogado se seguía resistiendo. Le dije que agregara a la frase anterior: "whether either of them individually or jointly", es decir, "Fulano and/or Mengano, the agents, are hereby empowered to, whether either of them individually or jointly, ..."; es decir, una fórmula bien detallada como para que la entendiera hasta una babosa. Pero no había caso: el abogado quería ver la palabra "indistinctly". 

Le repetí una vez más que estaba poniendo otro concepto, que ambas palabras se parecen en su cáscara, pero no en su esencia. Finalmente, harta ya de dar casi una clase gratis de semántica por teléfono, le dije a mi colega: "Poné la palabra 'indistinctively', que según el Webster's (que registra hasta la mala palabra que alguna vez dijo Adán) significa "incapable of making a distinction" (en el sentido de que no había distingo entre que actuara un apoderado o el otro). No era lo ideal -más bien era un mamarracho-, pero era la única forma de salir de ese enredo. 

No sé bien cómo terminó el partido, no me interesó en ese momento y menos me interesa ahora. Pero sí me llamó la atención cómo el abogado se aferraba con uñas y dientes a la ilusión semántica de una simple palabrita.