Un año más se renueva el rito: en mi casilla de correo electrónico recibo saludos por el día del traductor, y por supuesto los respondo. Para que esa operación no se transforme en un acto mecánico me pregunto qué me pasa por dentro con mi ser traductor, con mi ejercicio de la profesión y con estas conmemoraciones anuales.
Aprecio cada uno de los mensajes, por supuesto; pero tienen un lugar secundario. Lo que más me importa en la soledad y en la tranquilidad de mi casa (lugar en el que trabajo), lo que realmente conmemoro y celebro es el momento de haber tomado la decisión de estudiar la carrera de traductor.
Vengo de una familia donde el estudio, vaya curiosidad, no es un bien apreciado; no el estudio primario y secundario, mal al que había que someterse inexorablemente. Hablo de los estudios universitarios. No sólo no recibí ningún estímulo para estudiar, sino que hasta hubo quienes se ocuparon de desalentarme con el ridículo axioma: "¿Para qué vas a ir a la universidad? ¿Para terminar manejando un taxi?". Tengo parientas que hicieron alguna carrera más o menos corta o larga, pero para las cuales estudiar era como tomarse un remedio de gusto feo: había que tragárselo lo antes posible para poder, por fin, comerse el alfajor de chocolate con que las premiaban después de semejante momento. El alfajor de chocolate, claro está, es el diploma, esa liberación de la enorme tortura que significa para esas parientas sentarse todos los días a estudiar.
Para mí estudiar no es un sacrificio. Yo necesito estudiar. Yo necesito el conocimiento como el aire que respiro. Por eso, para mí no fue ni es tan importante ni el título, ni el analítico, ni los profesores que tuve, ni la cantidad de materias cursadas, ni la cantidad de parciales rendidos. Para mí lo importante es ese momento de quiebre, el de haber tenido el coraje suficiente para tomar la decisión de salir de mi letargo —un letargo alimentado por la nefasta tradición familiar, que indicaba de maneras más o menos explícitas que "vos no vas a poder" o que "la universidad es para los ricos"— y embarcarme en la incómoda pero necesaria y apreciada responsabilidad cotidiana de una cursada.
Como ya dije, valoro los saludos y las felicitaciones por lo que podría llamarse "mi día". Pero no hay mejor festejo que el que tengo conmigo misma.
El blog de Luisa Fernanda Lassaque. Una mirada argentina sobre el idioma castellano, el idioma inglés, la traducción de una lengua a otra, la filosofía del lenguaje, el lenguaje de los medios y yerbas anexas
jueves, 30 de septiembre de 2010
viernes, 24 de septiembre de 2010
Curso de lingüística - Ferdinand de Saussure
La siguiente es la primera entrega de una especie de resumen/ficha que estoy haciendo del libro mencionado en el título en mis clases de filosofía, para quienes lo necesiten o quieran leerlo como pasatiempo.
En las siguientes entregas y donde corresponda agregaré glosas a este magnífico texto de don Ferdinand, que tendrán que ver con el quehacer de la traducción.
Que les aproveche.
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 - Historia de la lingüística
Tres fases sucesivas de la ciencia construida en torno de los hechos de lengua antes de reconocer su verdadero y único objeto.
1) La gramática (estudio iniciado por los griegos y continuado por los franceses).
- Fundada en la lógica;
- Exenta de visión científica;
- Desinteresada de la lengua misma.
- Da reglas para distinguir lo correcto de lo incorrecto.
- Es una disciplina normativa.
- Alejada de la observación.
- Con un punto de vista estrecho.
2) La filología, término asociado con el movimiento científico creado por Friedrich August Wolff en 1777 y con vigencia hasta nuestros días.
Objeto de la filología:
- Fijar, interpretar y comentar textos.
- Se ocupa de la historia literaria, costumbres e instituciones.
Método propio: la crítica
Cuando aborda cuestiones lingüísticas es para:
- Comparar textos de diferentes épocas.
- Determinar la lengua particular de cada autor.
- Descifrar y explicar inscripciones redactadas en lenguas arcaicas u oscuras.
Estas investigaciones desembocaron en la lingüística histórica.
3) En este período comienza a descubrirse que las lenguas se podían comparar entre sí. Comienza la filología comparativa o la gramática comparada.
1816: Franz Bopp, "Sistema de conjugación del sánscrito" ==> relaciones del sánscrito con el germánico, el griego y el latín.
Antes lo había hecho William Jones (muerto en 1794)
- Hay pruebas (afirmaciones aisladas) de que en 1816 todavía no se comprendía la significación y la importancia de estas afinidades y "lazo familiar" de esas lenguas.
- Bopp no fue el primero en descubrirlo; pero sí entendió que LAS RELACIONES ENTRE LENGUAS EMPARENTADAS PODÍAN CONVERTIRSE EN LA MATERIA DE UNA CIENCIA AUTÓNOMA. Aclarar una lengua por medio de otra, explicar las formas de una por las formas de otra ==> ESO ES LO QUE HASTA ESE MOMENTO NO SE HABÍA EMPRENDIDO.
- Otros lingüistas surgidos junto con Bopp:
* Jacob Grimm (germanista)
* Pott (etimólogo)
* Kuhn (lingüística + mitología comparada)
* Benfey y Aufrecht (indianistas)
* Últimos representantes de esta escuela: Max Müller, Georg Curtius, August Schleicher (hicieron mucho por los estudios comparativos)
Pero esta escuela no llegó a constituir la verdadera ciencia lingüística. No se preocupó por determinar la naturaleza de su objeto de estudio. Por lo tanto, la ciencia no pudo procurarse su método.
1er. error (que contiene los otros): en sus investigaciones nunca se preguntó a qué conclusiones conducían las comparaciones que establecía la gramática comparada, qué significaban las relaciones que iba descubriendo. Fue exclusivamente comparativa en vez de ser histórica.
El método exclusivamente comparativo implica un conjunto de concepciones erróneas que no se corresponden con la realidad y que son extrañas a las verdaderas condiciones de todo lenguaje.
Hasta 1870 no se planteó la cuestión de cuáles son las condiciones de vida de las lenguas. En ese momento se advirtió:
* que las correspondencias que las unen son sólo un aspecto del fenómeno lingüístico y
* que la comparación es sólo un medio/método para reconstruir hechos.
La lingüística propiamente dicha (que dio a la comparación su justo lugar) nació del estudio de las lenguas romances y de las lenguas germánicas.
ACERCAMIENTO DE LA LINGÜÍSTICA A SU OBJETO VERDADERO: estudios románicos de Diez (1836-1838), "Gramática de las lenguas romances".
Los romanistas estaban en condiciones privilegiadas, desconocidas por los indoeuropeístas:
* se conocía el latín, prototipo de las lenguas romances, y
* la abundancia de documentos permitía seguir en detalle la evolución de los idiomas.
Estas dos circunstancias:
* reducían las conjeturas y
* daban a la investigación una fisonomía concreta.
Los germanistas estaban en igual situación. No se conoce directamente el protogermánico, pero sí se puede seguir la historia de las lenguas que se derivaron de él (gracias a los muchos documentos).
Primer impulso: Whitney (EE. UU.), autor de "La vida del lenguaje" (1875).
Poco después se formó una escuela nueva ==> los NEOGRAMÁTICOS: Karl Brugmann, H. Osthoff, W. Braune, Eduard Sievers, Herman Paul, Leskien.
Mérito:
* Colocar en perspectiva histórica todos los resultados de la comparación y encadenar los hechos en orden natural.
* Dejó de verse en la lengua un organismo que se desarrolla por sí mismo, sino un producto del espíritu colectivo de los grupos lingüísticos.
* Sin embargo, no echaron luz sobre el conjunto de la cuestión.
En las siguientes entregas y donde corresponda agregaré glosas a este magnífico texto de don Ferdinand, que tendrán que ver con el quehacer de la traducción.
Que les aproveche.
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1 - Historia de la lingüística
Tres fases sucesivas de la ciencia construida en torno de los hechos de lengua antes de reconocer su verdadero y único objeto.
1) La gramática (estudio iniciado por los griegos y continuado por los franceses).
- Fundada en la lógica;
- Exenta de visión científica;
- Desinteresada de la lengua misma.
- Da reglas para distinguir lo correcto de lo incorrecto.
- Es una disciplina normativa.
- Alejada de la observación.
- Con un punto de vista estrecho.
2) La filología, término asociado con el movimiento científico creado por Friedrich August Wolff en 1777 y con vigencia hasta nuestros días.
Objeto de la filología:
- Fijar, interpretar y comentar textos.
- Se ocupa de la historia literaria, costumbres e instituciones.
Método propio: la crítica
Cuando aborda cuestiones lingüísticas es para:
- Comparar textos de diferentes épocas.
- Determinar la lengua particular de cada autor.
- Descifrar y explicar inscripciones redactadas en lenguas arcaicas u oscuras.
Estas investigaciones desembocaron en la lingüística histórica.
3) En este período comienza a descubrirse que las lenguas se podían comparar entre sí. Comienza la filología comparativa o la gramática comparada.
1816: Franz Bopp, "Sistema de conjugación del sánscrito" ==> relaciones del sánscrito con el germánico, el griego y el latín.
Antes lo había hecho William Jones (muerto en 1794)
- Hay pruebas (afirmaciones aisladas) de que en 1816 todavía no se comprendía la significación y la importancia de estas afinidades y "lazo familiar" de esas lenguas.
- Bopp no fue el primero en descubrirlo; pero sí entendió que LAS RELACIONES ENTRE LENGUAS EMPARENTADAS PODÍAN CONVERTIRSE EN LA MATERIA DE UNA CIENCIA AUTÓNOMA. Aclarar una lengua por medio de otra, explicar las formas de una por las formas de otra ==> ESO ES LO QUE HASTA ESE MOMENTO NO SE HABÍA EMPRENDIDO.
- Otros lingüistas surgidos junto con Bopp:
* Jacob Grimm (germanista)
* Pott (etimólogo)
* Kuhn (lingüística + mitología comparada)
* Benfey y Aufrecht (indianistas)
* Últimos representantes de esta escuela: Max Müller, Georg Curtius, August Schleicher (hicieron mucho por los estudios comparativos)
Pero esta escuela no llegó a constituir la verdadera ciencia lingüística. No se preocupó por determinar la naturaleza de su objeto de estudio. Por lo tanto, la ciencia no pudo procurarse su método.
1er. error (que contiene los otros): en sus investigaciones nunca se preguntó a qué conclusiones conducían las comparaciones que establecía la gramática comparada, qué significaban las relaciones que iba descubriendo. Fue exclusivamente comparativa en vez de ser histórica.
El método exclusivamente comparativo implica un conjunto de concepciones erróneas que no se corresponden con la realidad y que son extrañas a las verdaderas condiciones de todo lenguaje.
Hasta 1870 no se planteó la cuestión de cuáles son las condiciones de vida de las lenguas. En ese momento se advirtió:
* que las correspondencias que las unen son sólo un aspecto del fenómeno lingüístico y
* que la comparación es sólo un medio/método para reconstruir hechos.
La lingüística propiamente dicha (que dio a la comparación su justo lugar) nació del estudio de las lenguas romances y de las lenguas germánicas.
ACERCAMIENTO DE LA LINGÜÍSTICA A SU OBJETO VERDADERO: estudios románicos de Diez (1836-1838), "Gramática de las lenguas romances".
Los romanistas estaban en condiciones privilegiadas, desconocidas por los indoeuropeístas:
* se conocía el latín, prototipo de las lenguas romances, y
* la abundancia de documentos permitía seguir en detalle la evolución de los idiomas.
Estas dos circunstancias:
* reducían las conjeturas y
* daban a la investigación una fisonomía concreta.
Los germanistas estaban en igual situación. No se conoce directamente el protogermánico, pero sí se puede seguir la historia de las lenguas que se derivaron de él (gracias a los muchos documentos).
Primer impulso: Whitney (EE. UU.), autor de "La vida del lenguaje" (1875).
Poco después se formó una escuela nueva ==> los NEOGRAMÁTICOS: Karl Brugmann, H. Osthoff, W. Braune, Eduard Sievers, Herman Paul, Leskien.
Mérito:
* Colocar en perspectiva histórica todos los resultados de la comparación y encadenar los hechos en orden natural.
* Dejó de verse en la lengua un organismo que se desarrolla por sí mismo, sino un producto del espíritu colectivo de los grupos lingüísticos.
* Sin embargo, no echaron luz sobre el conjunto de la cuestión.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Ataque de comas
Y, sí: la revista del cable es una fuente inagotable de errores de puntuación, y me encanta analizarlos una y otra vez, aunque a mis queridos lectores eso les dé por el hígado y les rompa la paciencia.
Yo pregunto: si en la página correspondiente a uno de los primeros días de la grilla de películas el redactor de las reseñas de las películas pone:
"Un adicto al trabajo consigue un control remoto con el que puede manejar los sucesos de su vida".
es decir, no separa sujeto y predicado de la oración con una coma, ¿por qué hacia fin de mes le agarra un "ataque de comas" y las pone a lo pavo? ¿Acaso le quedaba un remanente de alguna otra publicación y no había otra forma de liquidarlas? Ejemplos:
"Una familia cuyo hijo fue secuestrado hace nueve años, vuelve a encontrarlo por casualidad cuando se mudan al pueblo en el que él vive".
"Dos amigos que se unen al ejército para luchar en la guerra, descubren una batalla mucho más difícil al enamorarse de la misma persona".
"Una madre soltera y desempleada, se enfrenta a una compañía eléctrica de California acusada de contaminar el agua de la ciudad".
Y para rematarla:
"Una joven pareja que habita una casa de campo alejada de la ciudad, son acosados por tres inquietantes figuras".
¡Pedazo de burro o de burra el redactor o la redactora! No solamente la coma separa el sujeto y el predicado, cosa que NO SE DEBE HACER, sino que además falla la concordancia. Y además, es un incoherente / una incoherente porque comienza bien, sin poner la famosa coma entre el sujeto y el predicado y después se arrepiente y pone comas a diestra y siniestra.
Por favor, revista del cable, cumplime el deseo: despedí a este redactor/a y contratá a otro/a que sepa por lo menos CÓMO Y DÓNDE PONER BIEN LAS COMAS y que TOME ALGUNA MEDICACIÓN PARA LA CICLOTIMIA. Gracias.
Yo pregunto: si en la página correspondiente a uno de los primeros días de la grilla de películas el redactor de las reseñas de las películas pone:
"Un adicto al trabajo consigue un control remoto con el que puede manejar los sucesos de su vida".
es decir, no separa sujeto y predicado de la oración con una coma, ¿por qué hacia fin de mes le agarra un "ataque de comas" y las pone a lo pavo? ¿Acaso le quedaba un remanente de alguna otra publicación y no había otra forma de liquidarlas? Ejemplos:
"Una familia cuyo hijo fue secuestrado hace nueve años, vuelve a encontrarlo por casualidad cuando se mudan al pueblo en el que él vive".
"Dos amigos que se unen al ejército para luchar en la guerra, descubren una batalla mucho más difícil al enamorarse de la misma persona".
"Una madre soltera y desempleada, se enfrenta a una compañía eléctrica de California acusada de contaminar el agua de la ciudad".
Y para rematarla:
"Una joven pareja que habita una casa de campo alejada de la ciudad, son acosados por tres inquietantes figuras".
¡Pedazo de burro o de burra el redactor o la redactora! No solamente la coma separa el sujeto y el predicado, cosa que NO SE DEBE HACER, sino que además falla la concordancia. Y además, es un incoherente / una incoherente porque comienza bien, sin poner la famosa coma entre el sujeto y el predicado y después se arrepiente y pone comas a diestra y siniestra.
Por favor, revista del cable, cumplime el deseo: despedí a este redactor/a y contratá a otro/a que sepa por lo menos CÓMO Y DÓNDE PONER BIEN LAS COMAS y que TOME ALGUNA MEDICACIÓN PARA LA CICLOTIMIA. Gracias.
Cómo hacer cosas con palabras
Éste es el título de un libro muy interesante y fácil de leer, cuyo autor es John L. Austin. En este libro, lo que se propone Austin es dilucidar los enunciados performativos; es decir, aquellos por los cuales uno hace algo al tiempo que los pronuncia. Por ejemplo, si digo: "Apuesto diez pesos a que mañana llueve", además de pronunciar la afirmación estoy haciendo algo: estoy apostando.
Se trata de un libro muy interesante para abogados, por ejemplo, o para traductores, puesto que se analiza cuáles son esos enunciados en los cuales no sólo se dice algo, sino que además se pone en marcha una acción, y cuáles son sus características.
Algo parecido sucede con el siguiente texto, tomado de la columna de modas de una revista del espectáculo. Los invito a leer el párrafo:
ABRO CITA
Sexy por naturaleza, Fulanita de Tal es una mujer que equilibra siempre sus equipos. Para elegir un outfit, es clásica: una t-shirt color nude, cruzada y drapeada, combinada con una falda a la cintura, recta, en negro, el único toque de color lo da el cinturón de croco. Sabe que ella es la protagonista y que lo que viste debe acompañar sus formas. Para estar trendy, no pueden faltar unos buenos stilettos de 10 cm que la hagan sentirse sobre un pedestal. La sensualidad la remarcan su cabello suavemente ondeado y sus labios con brillo.
CIERRO CITA
En este caso, el manejo de las palabras por parte de la autora no es casual, sino deliberado. Ella también está haciendo cosas con las palabras. Salpica todo su texto con palabras que están en inglés y que pretenden ser términos técnicos de la moda.
En primer lugar, permítanme decir que no es imperativo que en un texto haya palabras en inglés so pretexto de que se trata de "términos técnicos" (de la moda, en este caso). Si yo digo: "Para elegir un conjunto, es clásica: una remera color carne (o beige)...", lo mismo estoy utilizando términos técnico-especializados de la jerga de la moda.
A veces, cuando se echa mano de este recurso, el de salpicar un texto aquí y allá con palabras en inglés (o en francés, o en italiano), el autor lo que quiere es utilizar las palabras para decir más de lo que dice. Por ejemplo: "Uy, mirá cuánto sé", "Si vos no sabés inglés, te 'quedás afuera' y no vas a entender lo que digo". En buen romance: a veces, las palabras se emplean para mostrar una pretendida superioridad sobre el otro, para mostrarle al otro qué superior soy yo, el autor del texto, porque me las ingenio para manejar unas cuatro o cinco palabritas en otro idioma.
La interpretación psicológica de lo que acabo de decir correrá por cuenta de cada uno. No es lo que quiero ni lo que pretendo hacer, pese a que se me ocurren un par de rótulos para etiquetar esta ridiculez de intercalar términos en inglés en un texto que no los necesita. Y digo que no los necesita por lo que dije antes: la palabra "remera" (castellano de "t-shirt"), la locución "zapatos con tacos aguja" (castellano de "stilettos"), "actual" (una posibilidad para "trendy"), más las otras tres que mencioné en los párrafos anteriores son lo bastante técnicas como para tener su lugar en el párrafo que es objeto de este artículo, con la ventaja de que incluyen al lector en lugar de intentar excluirlo.
En fin, dicho esto sólo me queda tomarme unos drinks con unos fans que me llamaron por fono y con los cuales me voy a reunir en el shopping, previo paso por el free shop. Bye.
Se trata de un libro muy interesante para abogados, por ejemplo, o para traductores, puesto que se analiza cuáles son esos enunciados en los cuales no sólo se dice algo, sino que además se pone en marcha una acción, y cuáles son sus características.
Algo parecido sucede con el siguiente texto, tomado de la columna de modas de una revista del espectáculo. Los invito a leer el párrafo:
ABRO CITA
Sexy por naturaleza, Fulanita de Tal es una mujer que equilibra siempre sus equipos. Para elegir un outfit, es clásica: una t-shirt color nude, cruzada y drapeada, combinada con una falda a la cintura, recta, en negro, el único toque de color lo da el cinturón de croco. Sabe que ella es la protagonista y que lo que viste debe acompañar sus formas. Para estar trendy, no pueden faltar unos buenos stilettos de 10 cm que la hagan sentirse sobre un pedestal. La sensualidad la remarcan su cabello suavemente ondeado y sus labios con brillo.
CIERRO CITA
En este caso, el manejo de las palabras por parte de la autora no es casual, sino deliberado. Ella también está haciendo cosas con las palabras. Salpica todo su texto con palabras que están en inglés y que pretenden ser términos técnicos de la moda.
En primer lugar, permítanme decir que no es imperativo que en un texto haya palabras en inglés so pretexto de que se trata de "términos técnicos" (de la moda, en este caso). Si yo digo: "Para elegir un conjunto, es clásica: una remera color carne (o beige)...", lo mismo estoy utilizando términos técnico-especializados de la jerga de la moda.
A veces, cuando se echa mano de este recurso, el de salpicar un texto aquí y allá con palabras en inglés (o en francés, o en italiano), el autor lo que quiere es utilizar las palabras para decir más de lo que dice. Por ejemplo: "Uy, mirá cuánto sé", "Si vos no sabés inglés, te 'quedás afuera' y no vas a entender lo que digo". En buen romance: a veces, las palabras se emplean para mostrar una pretendida superioridad sobre el otro, para mostrarle al otro qué superior soy yo, el autor del texto, porque me las ingenio para manejar unas cuatro o cinco palabritas en otro idioma.
La interpretación psicológica de lo que acabo de decir correrá por cuenta de cada uno. No es lo que quiero ni lo que pretendo hacer, pese a que se me ocurren un par de rótulos para etiquetar esta ridiculez de intercalar términos en inglés en un texto que no los necesita. Y digo que no los necesita por lo que dije antes: la palabra "remera" (castellano de "t-shirt"), la locución "zapatos con tacos aguja" (castellano de "stilettos"), "actual" (una posibilidad para "trendy"), más las otras tres que mencioné en los párrafos anteriores son lo bastante técnicas como para tener su lugar en el párrafo que es objeto de este artículo, con la ventaja de que incluyen al lector en lugar de intentar excluirlo.
En fin, dicho esto sólo me queda tomarme unos drinks con unos fans que me llamaron por fono y con los cuales me voy a reunir en el shopping, previo paso por el free shop. Bye.
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