Muchos lectores de este blog me escribieron para preguntarme por esta expresión, que incluí en el artículo sobre "al menos" y "a menos". Es una expresión que figura en el diccionario María Moliner y no significa más que eso: se trata de una expresión que corrige, rectifica o aclara lo dicho anteriormente.
Invito a los lectores a encontrar ejemplos de expresiones correctivas en el artículo mencionado, el que trata sobre "al menos" y "a menos". En mi caso particular, me llama la atención cuando encuentro expresiones de índole gramatical expresadas de una manera tan sencilla y tan clara, ya que en más de una ocasión los textos que vienen de España sobre gramática, análisis sintáctico y lingüística en general vienen con una terminología muy técnica o a la que, por lo menos en la Argentina, no estamos acostumbrados. Por ejemplo, estoy leyendo el Manual de traducción de Juan Gabriel López Guix y Jacqueline Minett Wilkinson (que no está a la altura de lo que yo esperaba encontrar); allí se menciona la hipotaxis y la parataxis, cuando para la primera perfectamente pudieron haber usado su sinónimo, la subordinación, y para la segunda, la coordinación.
Conclusión: los nombres "difíciles" no hacen que una obra sea profunda. Es la esencia del tema que trata lo que la hace profunda.
El blog de Luisa Fernanda Lassaque. Una mirada argentina sobre el idioma castellano, el idioma inglés, la traducción de una lengua a otra, la filosofía del lenguaje, el lenguaje de los medios y yerbas anexas
martes, 7 de junio de 2011
lunes, 6 de junio de 2011
Contagiada y sin vacuna
Ayer estábamos almorzando con mi marido mientras mirábamos la tele. El programa elegido era "Videos divertidos de Animal Planet" y en pantalla se veía un perrito subido a una especie de bandeja de plástico que flotaba en una bañera. En la misma bandeja había un patito... de goma, amarillito, bonito, con unos anteojitos negros que daban ganas de comérselo a besos (no sé ese patito, pero conozco muchos patitos de goma que al apretarlos hacen "¡cuá!", lo cual los hace mucho más simpáticos).
Pero claro, usuaria como soy del castellano neutro, no dije "patito de goma", que es lo habitual en Buenos Aires (y, me atrevería a decir, en toda la Argentina), sino que dije "patito de hule". Es decir, ya estoy contagiada y creo que no hay vacuna.
No sé si los porteños (y los argentinos en general) seguimos usando la palabra "hule". Yo la oía muchísimo en mi familia cuando era yo una infante, en las décadas del sesenta y del setenta, porque eran muy habituales en las familias como la mía, de clase media-media-requetemedia, que el mantel de la mesa fuera de hule, ese material plástico que se limpia con una pasada de trapo, que te evita tener que lavar el mantel de tela, que tiene un olor fuerte y característico (a hule) y que se solía vender con la marca Plavinil.
En realidad, no sé si los porteños seguimos usando manteles, por empezar. La cuestión es que para los porteños, los patitos que nos llevamos a la bañera para amenizar la sesión de higiene persona siempre fueron de goma, no de hule, porque el hule se relacionaba en nuestras cabezas con un plástico plano y antipático (por el olor y porque el calor del verano lo ponía pegajoso) que se colocaba bajo el plato de comida.
Pero claro, usuaria como soy del castellano neutro, no dije "patito de goma", que es lo habitual en Buenos Aires (y, me atrevería a decir, en toda la Argentina), sino que dije "patito de hule". Es decir, ya estoy contagiada y creo que no hay vacuna.
No sé si los porteños (y los argentinos en general) seguimos usando la palabra "hule". Yo la oía muchísimo en mi familia cuando era yo una infante, en las décadas del sesenta y del setenta, porque eran muy habituales en las familias como la mía, de clase media-media-requetemedia, que el mantel de la mesa fuera de hule, ese material plástico que se limpia con una pasada de trapo, que te evita tener que lavar el mantel de tela, que tiene un olor fuerte y característico (a hule) y que se solía vender con la marca Plavinil.
En realidad, no sé si los porteños seguimos usando manteles, por empezar. La cuestión es que para los porteños, los patitos que nos llevamos a la bañera para amenizar la sesión de higiene persona siempre fueron de goma, no de hule, porque el hule se relacionaba en nuestras cabezas con un plástico plano y antipático (por el olor y porque el calor del verano lo ponía pegajoso) que se colocaba bajo el plato de comida.
domingo, 5 de junio de 2011
Cajas destempladas
La expresión "sacar a alguien con cajas destempladas" significa echar a alguien violentamente de algún lado. Esta expresión figura en el María Moliner y difícilmente se la oiga decir en Buenos Aires (alguna vez se la oí decir a mi vieja en vena humorística); pero sí se utiliza el verbo "fletar" o "rajar" para indicar la salida violenta y apurada (en neutro, apresurada) de algo o alguien. Ejemplos: a mi marido y yo, sin ser obsesivos del orden ni de la limpieza, nos gusta tener la casa libre de cachivaches y objetos que ya no nos sirven. La respuesta típica a la pregunta "¿Qué hacemos con esto, que ya no usamos?" es: "Lo fletamos".
"Fletar" no es un verbo que se utilice en imperativo aplicado a personas, a diferencia del verbo "rajar". Con éste sí se utiliza la orden "rajá de acá", por ejemplo. Y ya que hablo de las características de estos dos verbos, "fletar" se predica de cosas y de personas, mientras que el verbo "rajar" se predica con mucha más frecuencia de personas que de cosas.
"Fletar" no es un verbo que se utilice en imperativo aplicado a personas, a diferencia del verbo "rajar". Con éste sí se utiliza la orden "rajá de acá", por ejemplo. Y ya que hablo de las características de estos dos verbos, "fletar" se predica de cosas y de personas, mientras que el verbo "rajar" se predica con mucha más frecuencia de personas que de cosas.
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