martes, 23 de agosto de 2011

El diccionario María Moliner

Luisa Fernanda Lassaque, autora de este artículo




En este blog, más de una vez me referí en términos absolutamente elogiosos al diccionario María Moliner. A mi criterio, se trata del diccionario ideal para el traductor y voy a explayarme al respecto.







Aclaro antes que también tengo (por supuesto) el Diccionario de la Real Academia Española; pero sucede que tengo la versión reducida, en dos tomos pequeños; posiblemente por el poco espacio con que cuenta esta versión del DRAE suele ayudarme bastante menos que el María Moliner. En este caso, mea culpa, veré de ahorrar unos pesos y de comprarme la edición "full" del DRAE.






El gran atractivo que le encuentro al María Moliner es que se parece mucho a los diccionarios inglés-inglés: no se reduce sólo a presentar los términos y a disponer las acepciones, sino que va mucho más allá: en muchos casos, expone el régimen preposicional de la palabra o del verbo. En el caso de nosotros, los traductores, éste es un rasgo fundamental; las preposiciones son escurridizas y caprichosas (no sólo en castellano; en los dos idiomas que conozco, inglés e italiano, también lo son), así que los apuntes de María Moliner en este sentido siempre ayudan a manera de puntapié inicial para seguir investigando en diccionarios especializados de uso de preposiciones.






Para muchos de los términos, el María Moliner brinda además sinónimos, también una ayuda inapreciable para los traductores. ¿Para qué nos sirven los sinónimos? En primer lugar, para contar con riqueza de vocabulario. En segundo lugar, porque los sinónimos nos ayudan a saber si estamos bien rumbeados con la elección del término principal que nos llevó a abrir el diccionario. Por ejemplo, tomemos el caso de "campante". María Moliner lo define como "ostensiblemente despreocupado o satisfecho, habiendo motivos para otra cosa", y agrega "tranquilo" como sinónimo. En una segunda acepción, María Moliner dice: "satisfecho de sí mismo", y "ufano" como sinónimo. Ambas acepciones, acompañadas de sus sinónimos, nos ayudan a precisar el marco semántico de la palabra original, "campante"; por ejemplo, podríamos pensar que la idea de "campante" conlleva la de "alegre", y no necesariamente es así. Esta cuestión de los sinónimos nos ayuda, además, a ejercitar los registros de la lengua. Lo primero que se me ocurre cuando veo las definiciones de "campante" y sus sinónimos es: "Ah, esto en castellano porteño y en un registro informal sería 'lo más pancho'". Y de esta manera ejercitamos el músculo (o el órgano) de la producción de palabras para distintas situaciones.






Por otra parte, el María Moliner también se toma el trabajo de reflejar en tipografía cursiva ciertas acepciones no documentadas, específicas de ciertos campos del saber y del quehacer o acepciones raras y no usuales. Por ejemplo, en el caso de "cimarrón": la acepción principal es la de "se aplica al animal o planta salvajes para distinguirlos de los de igual especie domésticos o cultivados; también al animal que ha huido y se ha hecho salvaje"; la acepción en itálica es "se aplicaba en América al esclavo que huía y vivía por el campo". Para un traductor —y en general para todo usuario del idioma que necesite profundizar un poquito más de lo habitual en alguna voz—, estos detalles de cuidado son inapreciables. Uno no necesita todos los días de estos significados infrecuentes o específicos; pero los traductores sabemos que el aprieto de necesitar la definición justa aparece en el momento menos indicado (por ejemplo, la madrugada anterior a la entrega, tipo tres de la mañana).






Para algunos términos, el María Moliner también incluye el catálogo; es decir, ideas afines a determinados términos. Por ejemplo, en "cigarro" incluye ideas afines como "pitillo", "puro", "papelillo", "toscano", "cigarrillo".






Por supuesto, el María Moliner trae apuntes etimológicos al lado de cada voz, la conjugación de ciertos verbos difíciles y también notas de uso gramatical a lo largo de todo el diccionario, lo cual se corona con el Apéndice II —que consulto con enorme frecuencia— de "Desarrollos gramaticales", con apuntes sumamente prácticos de gramática para resolver problemas específicas en poco tiempo.






Seguramente me estoy olvidando de algún otro rasgo, pero no quería dejar de consignar hasta aquí los servicios que cotidianamente me presta esta buena herramienta. En suma: un diccionario amigo, un diccionario que vale la pena tener, un diccionario que vale la pena abrir, leer y disfrutar.

Encontrá a Luisa Lassaque también en http://www.avlt.com.ar/









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