En Buenos Aires, los porteños llamamos "confitería" a 1) aquel comercio donde se comercializan confituras; es decir, donde compro confituras para llevar a mi casa o alguna otra parte, y consumir allí; o a 2) aquel comercio donde también se venden confituras pero se pueden consumir en el lugar, sentados en sillas y arrimados a mesitas. En estos últimos lugares también se expenden bebidas tales como café, té, mate cocido, café con leche, mate cebado y, a veces, hasta gaseosas; todas estas bebidas acompañan las susodichas confituras.
En aproximadamente las últimas dos décadas se hizo cada vez más habitual el siguiente caso: confitería (o panadería) (*) del estilo del caso 1) anterior, que cuenta en su local de ventas con suficiente espacio, coloca una serie de las mencionadas mesitas y sillas, agrega a sus instalaciones una cafetera y organiza lo que definimos en el punto 2) anterior. Este tipo de casos presenta la ventaja siguiente: si uno es cliente de determinada confitería (o panadería) (*), y gusta mucho de las confituras que se confeccionan en dicho lugar, tiene la posibilidad de consumirlas allí mismo, casi siempre, con una infusión; la ventaja, a mi juicio, consiste en que uno, a veces, tiene ganas de desayunar afuera, no en casa, y este tipo de locales reúnen el producto que uno prefiere con el estar fuera de casa, no tener que lavar la taza y el platito después de desayunar y, de alguna forma, romper lo que puede ser una rutina, la del desayuno.
Cuando llamo la atención con el signo (*) es por lo siguiente: en Buenos Aires, las panaderías, lugares donde se elabora y/o vende pan, también venden confituras. Las confituras más populares entre los porteños (y también entre los habitantes de buena parte de la Argentina) son las facturas (medialunas, miguelitos, berlinesas, pan de leche, entre otras), pero en toda buena panadería-confitería pueden encontrarse también tortas, tartas dulces y saladas, sándwiches de miga, por ejemplo, y para fin de año, el pan dulce casero. Es frecuente que cada panadería-confitería tenga su especialidad en uno o varios de estos rubros, que uno va descubriendo a medida que se hace cliente.
El blog de Luisa Fernanda Lassaque. Una mirada argentina sobre el idioma castellano, el idioma inglés, la traducción de una lengua a otra, la filosofía del lenguaje, el lenguaje de los medios y yerbas anexas
sábado, 2 de noviembre de 2013
miércoles, 14 de agosto de 2013
Actuar más que quejarse
Ya vi en varios foros de Linkedin la siguiente "carta de un traductor a un cliente". La reproduzco:
-ABRO CITA-
-CIERRO CITA-
Comentarios de mi parte:
-Yo ya estoy bastante podrida de este tipo de artículos indignados sobre clientes que pretenden trabajos gratis, pruebas no remuneradas y especies similares. Muchachos, estos textos ya están gastados, muy remanidos y muy trillados.
-A esta altura, los traductores, más que defender nuestros derechos con este tipo de cartas-artículos, estamos sacando patente de masoquistas y de monotemáticos.
-Me parece que basta y sobra con responder un correcto "no, señor cliente, no puedo trabajarle gratis".
-Y si realmente nos parece que debemos hacer una prueba sin remuneración porque estamos sin trabajo, ahorcados de deudas, y nos parece que la propuesta tiene alguna seriedad (es decir, que nos van a dar algún trabajo), qué se yo, nadie es perfecto. Que ese traductor trabaje gratis, que haga la prueba no remunerada. No soy quién para meterme en la economía ni en las necesidades de nadie.
-ABRO CITA-
Traducción no remunerada – ¡por supuesto!
Nota: el original de este artículo ha
sido publicado en alemán por Giselle Chaumien en su excelente blog Ruesterweg y
traducido y publicado en español con su autorización por Pablo Bouvier (http://traduccionenestadosolido.wordpress.com/2013/07/04/traduccion-no-remunerada-por-supuesto/).
Estimado
cliente,
me ha
solicitado una traducción no remunerada porque lamentablemente ha agotado su
presupuesto para el proyecto en curso y se le olvidó incluir los gastos de
traducción. Además, ha dejado entrever que esto podría generar otros futuros
pedidos de traducción remunerados.
Me causa
una gran satisfacción complacer su solicitud de traducción no remunerada para
su empresa. Total, el texto no tiene más que 1527 palabras, una minucia. Para
la traducción necesitaré una buena mañana, si todo va bien. O más, si se
presentan dificultades.
Normalmente,
estas 1527 palabras producirían unos ingresos de 250 euros – precio antes de
impuestos, por supuesto – que me permitirían pagar mi comida para quince días.
Pero no se inquiete: repito que me causa una gran satisfacción proporcionarle
este servicio, ya que entiendo perfectamente su situación.
No
obstante, no he podido utilizar mi ordenador personal, ya que la agencia
tributaria evidentemente no aceptaría que utilizase los equipos de mi empresa
para trabajos no remunerados. En consecuencia, no podría amortizar mi ordenador
personal. Comprenderá, por lo tanto, que haya realizado una traducción
manuscrita.
Por el
contrario, lo siguiente sí que constituye un serio problema. Dado que ya no
utilizo habitualmente la pluma, tal como se comenta, mi escritura se ha
deteriorado en gran medida y se ha vuelto casi ilegible. Por el mismo motivo,
el único papel del que dispongo es un viejo bloque de papel pijama amarillento
con franjas verdes en formato DIN A3, como los que se usaban antes en los
servicios informáticos para las impresoras de chorro de tinta. No es lo ideal
para Ud., si desea escanear la traducción, pero es realmente lo único que tenía
a mano en la oficina (he instaurado el principio de “cero papel” y ya no
imprimo nada). A propósito, tendrá sin duda dificultad en descifrar mi estilo
abreviado para ahorrar tiempo.
También
he tenido que escribir con lápiz para poder eliminar ciertos párrafos tras su
relectura.
Además,
tampoco he podido emplear mis diccionarios – la mayoría de ellos informatizados
en mi ordenador – ni la memoria de traducción (ya que es mi cliente desde hace
muchos años), por el problema de siempre con la agencia tributaria. No siempre
he podido reordar inmediatamente el término consagrado y como he tenido que
trabajar sin diccionarios… Por supuesto, las búsquedas en Internet también
estaban vetadas por los motivos mencionados.
Me ha
sido imposible integrar el gráfico. Para facilitarle el trabajo, he dibujado un
rectángulo en el lugar en el que debe integrarlo.
Desconozco
dos términos específicos de su empresa. Pero, como no dispongo de tarifa plana
y su empresa está domiciliada en el extranjero, habría sido demasiado costoso
llamarle para aclarar dichos términos.
Necesitaba
Ud. esta traducción lo antes posible. He hecho todo lo posible para terminarla
hoy. He introducido las hojas en un sobre que he franqueado. Le regalo los 70
céntimos del sello. Esperemos ahora que el correo entre Alemania y España, el
país en el que radica, sea capaz de enviarlo lo más rápidamente posible. Según
mi experiencia, una carta enviada desde Alemania tarda 4 o 5 días en llegar a
España. Sé que en su empresa tendrá que aguardar a que su servicio de correo
interno haya clasificado y repartido el correo; lo siento.
Con la
esperanza de haberle podido ayudar, me complace saludarle muy atentamente
Su fiel
traductora
(Todo mi
agradecimiento a Markus Raab por la idea y a Susanne
Schmidt-Wussow por la difusión de la información)
©GWC Communications (http://www.gcw-communications.com/ www.ruesterweg.de ) Giselle
Chaumien-Wettergauer – Avril 2013 – Honorarferie übersetzung, aber gerne –
ES.docx
-CIERRO CITA-
Comentarios de mi parte:
-Yo ya estoy bastante podrida de este tipo de artículos indignados sobre clientes que pretenden trabajos gratis, pruebas no remuneradas y especies similares. Muchachos, estos textos ya están gastados, muy remanidos y muy trillados.
-A esta altura, los traductores, más que defender nuestros derechos con este tipo de cartas-artículos, estamos sacando patente de masoquistas y de monotemáticos.
-Me parece que basta y sobra con responder un correcto "no, señor cliente, no puedo trabajarle gratis".
-Y si realmente nos parece que debemos hacer una prueba sin remuneración porque estamos sin trabajo, ahorcados de deudas, y nos parece que la propuesta tiene alguna seriedad (es decir, que nos van a dar algún trabajo), qué se yo, nadie es perfecto. Que ese traductor trabaje gratis, que haga la prueba no remunerada. No soy quién para meterme en la economía ni en las necesidades de nadie.
martes, 4 de junio de 2013
Análisis sintáctico - Oraciones con proposiciones adjetivas
La
proposición adjetiva siempre se comporta
como modificadora del sustantivo, y este sustantivo funciona como antecedente.
Estas proposiciones están encabezadas por un relacionante (ver el cuadro en
páginas siguientes), cuyo antecedente, como quedó dicho, es un sustantivo.
Ejemplo 1:
Acá sabemos que la
proposición subordinada "con que trabajó" es adjetiva por varios
motivos:
a) se la puede reemplazar
por un adjetivo; puedo tranquilamente decir: "Éste es el instrumento
auxiliar";
b) toda la proposición está
referida al sustantivo "instrumento"; "con que trabajó"
está calificando a "instrumento"; esta proposición marca una característica
del instrumento;
c) la proposición está
encabezada por un encabezador relacionante; es este caso, "con que".
Ejemplo 2:
Acá, la proposición subordinada
adjetiva es "donde, a los pocos meses, se produjo la inevitable
conjunción". Hay que tener cuidado: el encabezador relacionante
"donde" NO está marcando una subordinada adverbial, como podría
pensarse a primera vista; el antecedente de "donde" es "Buenos
Aires"; esa relación con el antecedente marca que se trata de una
proposición subordinada adjetiva. Recién cuando analice por dentro la
proposición subordinada adjetiva veré que "donde" está funcionando, para la lógica interna de la proposición,
como un circunstancial de lugar, pero no
para calificar el tipo de la proposición subordinada.
Lo mismo sucede con la
siguiente oración:
Ejemplo 3:
Ejemplo 4:
"Cómo embellecen el
edificio" es la proposición subordinada adjetiva; está calificando a
"forma".
Ejemplo 5:
Análisis sintáctico - Oraciones con proposiciones sustantivas
Oraciones
con proposiciones subordinadas
En primer lugar, habría que
aclarar qué es una proposición. Una proposición es una mini-oración que está
coordinada con otra o yuxtapuesta a otra —con lo cual ambas forman una
oración—, o es una mini-oración que está inserta en otra mayor.
Hay tres tipos de
proposiciones subordinadas:
1) Sustantivas
2) Adjetivas
3) Adverbiales
La
proposición sustantiva desempeña las
siguientes funciones: aposición, objeto directo, predicativo subjetivo
obligatorio, término (dentro de un modificador indirecto, por ejemplo). También
tenemos las proposiciones inordinadas subjetivas (que cumplen la función de
sujeto), las inordinadas de predicado nominal sustantivo (que cumplen la función
de predicado nominal sustantivo) y las inordinadas unimembres (que son
oraciones unimembres nominales sustantivas).
Un ejemplo (1) de una
oración con una proposición subordinada sustantiva:
Esta oración es equivalente
a "Justo era su sufrimiento".
Nos damos cuenta de que "que ella también sufriera" es una
proposición subordinada sustantiva (del tipo inordinada subjetiva) porque a)
puede reemplazarse por "su sufrimiento", una frase cuyo componente
principal es un sustantivo, y b) porque toda la proposición es el sujeto de la
oración, y ser sujeto de la oración es una de las funciones de las
proposiciones subordinadas sustantivas del tipo "inordinada
subjetiva". "Que ella también sufriera" (es decir,
"esto") es el sujeto del cual se predica que "era justo".
"Era" es el núcleo del predicado y "justo" es el
predicativo subjetivo obligatorio.
¿Por qué "justo"
es un predicativo subjetivo obligatorio? Porque acompaña a un verbo copulativo.
¿Cuáles son los verbos copulativos?
Ser
Estar
Parecer
Yacer
Resultar
Semejar
Continuar
Volverse
Hacerse
Tornarse
Ponerse
Permanecer
Quedar
Quedarse
La cuestión es la siguiente:
el verbo copulativo no puede quedar solo en la oración, puesto que si así
fuera, la oración carecería de sentido lógico. Si digo "Justo era.",
esa oración carece de sentido. Necesita "algo" que complete el
sentido. Eso que completa el sentido es un predicativo subjetivo obligatorio.
Hay que tener cuidado al
analizar. Cuando marcamos el núcleo verbal del predicado, tenemos que ver de
qué clase de verbo se trata (frase verbal, transitivo, intransitivo,
copulativo). Si es un verbo copulativo, tengo que estar atento porque va a
haber un predicativo subjetivo obligatorio. Ahora bien: ¿cómo distingo un
predicativo subjetivo obligatorio de un objeto directo, si ambos pueden
reemplazarse por el pronombre "lo"? Muy sencillo: si tomo la oración
respecto de la cual tengo la duda y le cambio el género o el número (o ambos) y
eso que me parece un P.S.O. sigue siendo factible de ser reemplazado por
"lo" (en singular), eso es un P.S.O. De lo contrario, si tengo que
pluralizar el "lo", es un objeto directo.
Ejemplo 1: si digo:
Justo era que ella también sufriera y que
la castigaran con dureza.
ambas acciones,
"sufrir" y "ser castigada", forman un sujeto compuesto, y
de todas formas la palabra "justo" sigue invariable. Es un P.S.O.
El pronombre "que"
de esta oración no tiene función. Es sólo un enlace entre la oración principal
y la subordinada, y al momento de analizar sintácticamente la oración se tacha
o se coloca debajo de él "s/f" ("sin función")
Pero pasemos bien en limpio
el análisis: "que ella también sufriera" es el sujeto expreso simple,
que coincide con la proposición subordinada sustantiva (P.S.S., también llamada
"proposición incluida sustantiva", alias "P.I.S." [puaj]).
Dentro de esa proposición, que funciona como una mini-oración, con las mismas
partes que podría tener una oración simple, tenemos el sujeto expreso simple,
"ella". El predicado es "también sufriera", donde
"sufriera" es el núcleo verbal (o "verbo núcleo", según las
distintas nomenclaturas).
En cuanto al predicado
(verbal simple) de la oración principal, el núcleo verbal de ésta es el verbo
copulativo "era". Y "justo", como ya se dijo, es el P.S.O.
(predicativo subjetivo obligatorio)
Ejemplo 2:
Aclaración: este ejemplo 2 siempre figuró acá, en mi blog, como una proposición subordinada sustantiva. Me equivoqué. "El que muere en estas ejecuciones", al cumplir el papel de sujeto, es parte de una proposición inordinada sustantiva. Entonces, corrijo el post original y pido disculpas por la mala información. El resto del post (incluido el párrafo siguiente), según mi leal saber y entender, no tiene errores.
Ésta es otra oración en la que toda la proposicións, "El que muere en estas ejecuciones", constituye el sujeto expreso simple. Se trata de una proposición inordinada sustantiva. Dentro de esa proposición-sujeto vamos a analizar lo que tenemos: tenemos un sujeto expreso simple, constituido por "el que" y un predicado verbal constituido por "muere en estas ejecuciones". "El" es el modificador directo de "que", que es núcleo del sujeto; "muere" es el núcleo verbal y "en estas ejecuciones" es un complemento circunstancial de lugar. "En" es el nexo subordinante, y "estas ejecuciones" es el término. Y "éstas" es el modificador directo de "ejecuciones", que es el núcleo del término.
En cuanto al predicado, lo
primero que tenemos que ubicar es el núcleo verbal; en este caso, el verbo
"dejar" (en su forma "deja"). "No" es un
circunstancial de negación. "Derecho a ningún reclamo" es el objeto
directo, donde "derecho" es el núcleo y "a ningún reclamo"
es el modificador indirecto (es indirecto porque modifica a un sustantivo, pero
por intermedio de una preposición). En cuanto al análisis del modificador
indirecto, tenemos, al igual que en el complemento circunstancial de lugar del
sujeto, un nexo subordinante, la preposición "a" y el resto es el
término, "ningún reclamo". "Ningún" es el modificador
directo de "reclamo", que es el núcleo del término.
Ejemplo 3:
Aquí, la proposición está
subordinada por la partícula subordinante "si". La proposición
completa es "si había leído la Ilíada". Pero pasemos al análisis de
toda la oración. Tiene sujeto tácito, "yo", así que toda la oración
es predicado verbal simple. Dentro de él, como siempre, primero, el núcleo
verbal, "pregunté". "Le" es objeto indirecto y toda la
proposición subordinada sustantiva, "si había leído la Ilíada", es el
objeto directo (junto a O.D. voy a poner (P.S.S. o P.I.S.)). Si preguntamos
"¿qué le pregunté?", la respuesta es "esto", que equivale a
"si había leído la Ilíada", y también compruebo que sea un objeto
directo y no otra cosa reemplazando al objeto directo con un "lo" /
"los" o un "la" / "las". Entonces digo: "Se
lo pregunté" (el "le" se cambia por "se" por una
cuestión de estética fonética – quedaría horrible decir "Le lo
pregunté"). Muy bien: ese "lo" es un objeto directo.
¿Cómo analizamos el interior
de la proposición subordinada sustantiva? Tachamos el "si". No tiene
función. Lo que queda es todo predicado (verbal simple). El sujeto es tácito
("él", "ella"). Dentro del predicado, "sabía" es
el núcleo verbal, y "la
Odisea" es el objeto directo. "Odisea" es el
núcleo del objeto directo, y está modificado en forma directa por
"la".
Ejemplo 4:
Aquí tenemos otro ejemplo de
P.S.S. que cumple la función de objeto directo. Tenemos el verbo en imperativo;
no importa, analizamos la oración como si estuviera en modo indicativo,
subjuntivo o potencial. El sujeto está tácito: la oración completa sería
"Mira tú cómo se posa". Ese
"tú" es el sujeto. Al no estar, lo marcamos como sujeto tácito
("S.T. tú"). Entonces, toda la oración es predicado (verbal simple).
El núcleo del predicado es "mira". "Cómo se posa" es el
objeto directo (que marcamos "O.D. (P.S.S./P.I.S.)).
Analizamos la proposición
subordinada sustantiva en función de objeto directo: ésta también tiene el
sujeto tácito ("él"/"ella"), así que "cómo se
posa" es todo predicado (verbal simple). El núcleo verbal es
"posa". "Se" es signo de pasiva cuasi refleja (S.C.R.), y "cómo"
es circunstancial de modo.
A la vez, señalemos que la
proposición "cómo se posa" constituye una proposición exclamativa en
estilo indirecto.
Ejemplo 5:
Aquí, la proposición
subordinada sustantiva es "Los dioses que lo edificaban estaban
locos". Como vemos, son las palabras textuales de quien emite toda la
oración y no tiene nexo subordinante; es decir, la proposición está expresada
en estilo directo. Es que a veces las proposiciones subordinadas sustantivas se
unen directamente a su núcleo sin nexo encabezador.
¿Cómo analizamos esta
oración? Nuevamente, tenemos sujeto tácito, "yo". Lo marcamos como
tal, y marcamos toda la oración como predicado verbal compuesto, ya que tenemos
dos núcleos verbales: uno de ellos es "noté" y el otro es
"dije". "Sus peculiaridades" es el objeto directo, dentro
del cual "peculiaridades" es el núcleo y "sus", el
modificador directo. "Y" es un nexo coordinante (coordina ambos
verbos, ambas acciones).
Toda la proposición
subordinada sustantiva cumple la función del objeto directo. Como es una
proposición subordinada (es decir, una oración en miniatura), veo cuál es su
sujeto y su predicado. "Los dioses que lo edificaban" es el sujeto
expreso simple, y notemos que aquí dentro también tenemos otra proposición
subordinada (pero adjetiva). El predicado verbal simple de esta proposición es
"estaban locos", donde "estaban" es el núcleo verbal y
"locos" es un P.S.O. No es un circunstancial de modo; si fuera un
circunstancial de modo, éste no concordaría en género y número con el sujeto.
Un pequeño desvío, pero para
bien de todos: si digo:
- "Los niños pasean
alegres", "alegres" es predicativo. Concuerda en género y número
con "niños".
- "El niño pasea
alegre". "Alegre" es predicativo. Concuerda en género y número
con "niño".
Pero si digo:
- "Los niños leen
rápido", "rápido" es un circunstancial de modo. Es invariable, y
me doy cuenta de tal invariabilidad porque puedo decir "La niña lee
rápido", y "rápido" queda invariable.
"Dioses" es el
núcleo del sujeto de la proposición, "los" es su modificador directo
y "que lo edificaban" es un modificador directo.
Analicemos ahora la
proposición subordinada adjetiva "que lo edificaban". Aquí dentro
también voy a encontrar un sujeto y un predicado. "Que" es el sujeto,
ya que se refiere a "los dioses", y de "que" se predica
"lo edificaban", que constituye el predicado verbal simple, cuyo
núcleo (verbal) es "edificaban", mientras que "lo" es el
objeto directo.
Ejemplo 6:
martes, 28 de mayo de 2013
Inimaginable
En febrero de este año publiqué en este blog algunos artículos sobre análisis sintáctico. Es un tema sobre el cual comencé a interesarme más seriamente a partir de la lectura del libro de corrección de estilo de Susana Rodríguez-Vida.
Los lectores de este blog saben que mi camino hacia algunas respuestas y soluciones en materia de análisis sintáctico no fueron rápidas ni automáticas; más bien, debí superar información equivocada, la ignorancia de ciertos profesores, ciertos datos contradictorios obtenidos de libros especializados.
El mes pasado, la consulta de esos artículos por parte de todo Latinoamérica y algunos países "insólitos" (Argelia, por ejemplo) hizo que la cantidad de visitas a este blog ascendiera a 3.000, una cantidad desusada. Este mes, mayo, la cantidad supera ya las 7.000 visitas.
Lo que más orgullosa me pone es que no se trata de visitas a un blog con noticias de la farándula; se trata de visitas a artículos sobre el objeto directo, el objeto indirecto o los verbos copulativos. Me alegra y me emociona que haya tanta gente que desee aprender algo tan humilde como a analizar sintácticamente una oración, porque supone todo un desafío lógico, un entrenamiento en desentrañar estructuras que bien puede aplicarse a otros desafíos de la vida.
Próximamente voy a publicar más artículos sobre el análisis sintáctico de oraciones con proposiciones subordinadas.
Más de 7.000 visitas, cuando lo máximo que logré sin estos artículos era 2.800. Inimaginable.
Los lectores de este blog saben que mi camino hacia algunas respuestas y soluciones en materia de análisis sintáctico no fueron rápidas ni automáticas; más bien, debí superar información equivocada, la ignorancia de ciertos profesores, ciertos datos contradictorios obtenidos de libros especializados.
El mes pasado, la consulta de esos artículos por parte de todo Latinoamérica y algunos países "insólitos" (Argelia, por ejemplo) hizo que la cantidad de visitas a este blog ascendiera a 3.000, una cantidad desusada. Este mes, mayo, la cantidad supera ya las 7.000 visitas.
Lo que más orgullosa me pone es que no se trata de visitas a un blog con noticias de la farándula; se trata de visitas a artículos sobre el objeto directo, el objeto indirecto o los verbos copulativos. Me alegra y me emociona que haya tanta gente que desee aprender algo tan humilde como a analizar sintácticamente una oración, porque supone todo un desafío lógico, un entrenamiento en desentrañar estructuras que bien puede aplicarse a otros desafíos de la vida.
Próximamente voy a publicar más artículos sobre el análisis sintáctico de oraciones con proposiciones subordinadas.
Más de 7.000 visitas, cuando lo máximo que logré sin estos artículos era 2.800. Inimaginable.
Figuras de disenso, de Terry Eagleton...
¡y traducido por una servidora! Un libro que no me dio respiro. A continuación, las consabidas fotitos:
Y acá, de nuevo, con este libro, el mismo problema que tuve con el Diccionario Crítico de Falsos Cognados: los perros que ladraban en la cuadra de enfrente -un ladrido totalmente inútil, sólo permitido porque los dueños los tienen como "alarmas animales"-; hubo que ir a convencer a los vecinos de que es mucho mejor tener traducido un libro de esta calidad que permitir que su perro persistiera en un inútil ladrido. En algún caso, se logró sin problemas; en otros, se logró, pero a regañadientes de la bruja de la dueña.
Recomiendo su compra, ampliamente. Terry Eagleton, en más de un caso, es ácido cítrico puro, pero siempre con sobrados fundamentos. Contagiarnos un poco de su carácter y su postura nos haría bien a los argentinos: críticas bien fundamentadas, que dan en el blanco y, sobre todo, que no dejan lugar a cortesías interesadas.
Como siempre, de Prometeo Libros. Visiten la librería de la avenida Corrientes. Vale la pena.
Y acá, de nuevo, con este libro, el mismo problema que tuve con el Diccionario Crítico de Falsos Cognados: los perros que ladraban en la cuadra de enfrente -un ladrido totalmente inútil, sólo permitido porque los dueños los tienen como "alarmas animales"-; hubo que ir a convencer a los vecinos de que es mucho mejor tener traducido un libro de esta calidad que permitir que su perro persistiera en un inútil ladrido. En algún caso, se logró sin problemas; en otros, se logró, pero a regañadientes de la bruja de la dueña.
Recomiendo su compra, ampliamente. Terry Eagleton, en más de un caso, es ácido cítrico puro, pero siempre con sobrados fundamentos. Contagiarnos un poco de su carácter y su postura nos haría bien a los argentinos: críticas bien fundamentadas, que dan en el blanco y, sobre todo, que no dejan lugar a cortesías interesadas.
Como siempre, de Prometeo Libros. Visiten la librería de la avenida Corrientes. Vale la pena.
martes, 5 de marzo de 2013
El verbo "enterarse"
Veo que lo vienen utilizando muchísimo en radio y televisión, sobre todo porque los avisos suelen ser un adelanto del producto o servicio ofrecido y luego, en Facebook o en algún sitio de Internet, la empresa oferente nos brinda más detalles.
Con ese fin, utilizan el verbo "enterarse", y habitualmente lo hacen en la combinación "enterate más en (tal lugar)".
Problema número uno: el verbo "enterarse" lleva la preposición "de" a continuación. Uno se entera de algo, no se "entera algo".
Problema número dos: la frase "enterate de más" suena equívoca (pareciera que se estuviera diciendo "demás" y no "de más") y bastante cacofónica al oído.
Solución que yo le encuentro a este dilema (que veo que es mío, no de los redactores de publicidades): encontrémosle la vuelta creativa: ¿qué tal si utilizamos una frase más cálida y personal para con el público? Por ejemplo: "te contamos más en (Facebook, por ejemplo)".
Mis dos centavos. Pero pensándolo bien, hoy en día, ¿para qué sirve un centavo?
Con ese fin, utilizan el verbo "enterarse", y habitualmente lo hacen en la combinación "enterate más en (tal lugar)".
Problema número uno: el verbo "enterarse" lleva la preposición "de" a continuación. Uno se entera de algo, no se "entera algo".
Problema número dos: la frase "enterate de más" suena equívoca (pareciera que se estuviera diciendo "demás" y no "de más") y bastante cacofónica al oído.
Solución que yo le encuentro a este dilema (que veo que es mío, no de los redactores de publicidades): encontrémosle la vuelta creativa: ¿qué tal si utilizamos una frase más cálida y personal para con el público? Por ejemplo: "te contamos más en (Facebook, por ejemplo)".
Mis dos centavos. Pero pensándolo bien, hoy en día, ¿para qué sirve un centavo?
martes, 19 de febrero de 2013
Análisis sintáctico - El objeto directo y el objeto indirecto
El objeto
directo y el objeto indirecto
Tanto el objeto directo como
el objeto indirecto son modificadores del verbo. En seguida voy a explayarme
sobre ambos, pero la clave para descubrir cuál es uno y cuál es otro es
reemplazarlos por pronombres. El objeto directo admite ser reemplazado por los
pronombres LO – LOS – LA o LAS. En cambio, el objeto indirecto admite reemplazo
por los pronombres LE o LES.
El problema viene en los
países en que se utiliza el leísmo (en lugar de reemplazarse el objeto directo
con los pronombres LO – LOS – LA o LAS, se lo reemplaza con los pronombres LE o
LES) o, inversamente, en los que se emplea el laísmo (en lugar de reemplazar el
objeto indirecto con los pronombres LE o LES, lo reemplazan con los pronombres
LA o LAS).
Otros pronombres por los
cuales se reemplaza al objeto directo —y, por lo tanto, se lo reconoce— son ME
– TE – SE – NOS – OS.
Fuera de esta distinción
crucial —el susodicho empleo de los pronombres LO – LOS – LA o LAS—, otra clave
que podemos utilizar es la siguiente: la oración que tenga objeto directo va a
tener un verbo transitivo. "Claro", me dirán, "hay muchos verbos
que son a la vez transitivos e intransitivos". Es cierto: pero el segundo
paso para descubrirlo es el siguiente: voy a poder pasar la oración que tenga
objeto directo a voz pasiva. Si no puedo pasarla a voz pasiva (es decir, si
luego de pasarla a voz pasiva no me queda un enunciado lógico), esa oración no
tiene verbo transitivo y, por lo tanto, no tiene objeto directo.
Es decir, el verbo
transitivo necesita del objeto directo. En ese objeto directo recae la acción
indicada por el verbo. Si no hay objeto directo, la oración queda trunca, como
"colgada del precipicio".
Es decir, si escribimos:
Yo envié una carta.
el sujeto es "yo"
y el predicado es "envié una carta". El verbo es "enviar",
y la acción de que "yo envíe" recae en "una carta". La
acción de enviar recae sobre la carta.
Entonces, otra forma de
reconocer el objeto directo de cosa es reemplazarlo por la pregunta "¿qué?":
"¿Qué envié? Una carta".
La cuestión viene cuando viene
cuando el objeto directo es una persona o cosa personificada. En ese caso, la
pregunta que cabría hacer es "¿A quién?". Veamos el siguiente
ejemplo:
El gobernador me citó.
La pregunta sería: "¿A
quién citó el gobernador? A mí". Y "citó a mí", forma incorrecta
en el castellano, equivale a decir "me citó". De nuevo estamos ante
un objeto directo.
Pero hay que tener cuidado,
porque la misma pregunta vale para detectar el objeto indirecto. La conclusión
es que los criterios más importantes para detectar el objeto directo son 1) el
carácter del verbo, y 2) la posibilidad de pasar la oración a voz pasiva.
También comprobamos que
"me" cumple la función de objeto directo porque es posible pasar la oración
a voz pasiva:
Yo fui citado por el gobernador.
Si en una oración logré
ubicar el objeto directo, y por lo tanto confirmé que el verbo es transitivo,
el "otro objeto" que también recibe la acción del verbo es el objeto
indirecto. El objeto indirecto suele estar encabezado por las preposiciones
"a" o "para". Téngase en cuenta, antes de avanzar, que el
objeto directo a veces va encabezado con la preposición "a". De eso
voy a ocuparme en otro artículo de este mismo libro, pero para no hacer una
digresión tan importante voy a decir, como lo hice arriba, que el objeto
directo que sí va encabezado con "a" es el que contiene a una persona
o cosa personificada, pero hay excepciones.
Retomo con el objeto
indirecto: lo encontramos en oraciones construidas con verbo transitivo +
objeto directo, como en el siguiente caso:
Yo envié una carta a mi madre.
El objeto indirecto es
"a mi madre". Como vemos, recibe por intermedio del objeto directo
(la carta) la acción del verbo.
Otro ejemplo:
La lluvia trajo alivio al campo.
El sujeto de "la
lluvia". El predicado es "trajo alivio al campo". El núcleo
verbal es "trajo"; el objeto directo es "alivio" y el
objeto indirecto es "al campo".
También encontramos objeto
indirecto en oraciones construidas con verbo intransitivo.
Ejemplo:
El premio correspondió a la poetisa.
El verbo
"corresponder" es, según el María Moliner, intransitivo y pronominal
(cuando digo, por ejemplo, "Sus modales se corresponden con su falta de
discreción", también tomado del María Moliner). Entonces, lo que le sigue
en este caso es el objeto indirecto. Nótese que no puedo pasar la oración a voz
pasiva, así que de esa imposibilidad deduzco que "corresponder" es
intransitivo y que "a la poetisa" es un objeto indirecto.
Ejemplos de oraciones con objeto
directo:
Divisábamos un paisaje mágico.
Elogiaron los trabajos presentados.
Esta conjunción de elementos
-un sujeto, un verbo transitivo y un objeto directo- son los que se necesitan
para hacer que una oración que está en voz activa se pueda reorganizar en una
oración con voz pasiva.
Los espectadores aplauden la
interpretación.
La interpretación es aplaudida por los
espectadores.
La luna refleja su imagen en el lago.
Su imagen es reflejada por la luna en el
lago.
Las preposiciones tienen la
función de nexo subordinante. Por lo tanto, se las marca como "n.s.".
Cuando el objeto directo
está encabezado por la contracción "al", la nomenclatura es la
siguiente:
"La gente del palacio se lavaba las manos con cerveza y se afeitaba con miel".
Analicemos "se
lavaba" y "se afeitaba": el pronombre reflexivo de 3ra. persona
"se" se acopla a ciertos verbos para formar el uso reflexivo de éstos
(el pronombre "se" introduce al verbo). Podemos decir: "El
barbero afeita al cliente"; allí, la acción de afeitar parte del barbero y
la recibe el cliente; pero para indicar que la acción de afeitar parte de una
persona y ella misma la recibe, diremos: "El joven se afeitó el
bigote". Se lo afeitó "a sí mismo", por así decirlo.
El pronombre "se"
repite la persona del sujeto (la 3ra.) e indica que la acción vuelve a recaer
sobre el mismo que la ejecuta.
¿Cómo sabemos que el primer
"se" de la oración inicial es un objeto indirecto (O.l.)?
Porque ya hay un objeto
directo que modifica al verbo "lavaba" ("las manos" es el
objeto directo). Cuando hay un pronombre, no puede haber dos objetos directos;
entonces, el "se" tiene que ser un objeto indirecto. Además lo
reconozco como objeto indirecto por el siguiente motivo: el verbo
"lavarse" es reflexivo. "Se lavaba las manos" equivale a
decir "se lavaba las manos a sí misma". Entonces, "las
manos" es el objeto directo, y el segundo objeto sobre el que recae la
acción, además de las manos, es el indirecto.
¿Cómo sé que el segundo
"se" es un objeto directo (O.D.)?
Porque cuando el
"se" acepta que detrás del verbo se coloque la frase "a sí
mismo" (porque es un "se" reflexivo), ese "se" es un
objeto directo.
Analicemos este ejemplo:
"Me negó la palabra".
1) Toda la oración es
Predicado Verbal Simple y tiene sujeto tácito, "usted",
"él" o "ella".
2) Primero, localizamos el
verbo conjugado. Todo lo que no sea verbo conjugado es modificador de éste.
3) ¿Cómo determinamos que
"la palabra" es un objeto directo?
Porque podemos reemplazarlo
por el pronombre "la", que siempre indica objeto directo. Si
queremos asegurarnos aún más, preguntaremos: "¿Qué me negó?" ® La palabra. Si la respuesta a la pregunta: "¿Qué me
negó?" es eso que yo sospecho que es el objeto directo, entonces es el
objeto directo.
4) El "me": con el
"me" tenemos un problema: puede ser objeto directo u objeto
indirecto. Pero ampliemos qué significa "me": es "Negó a mí la
palabra". Ese "a mí" es un objeto indirecto. Entonces, el
"me", que significa "a mí", es un objeto indirecto.
CUIDADO: el "a mí"
no es igual que el "a mí mismo" de los verbos reflexivos. Es otra
cosa. De hecho, "negar" es un verbo que puede funcionar como
transitivo, aunque no en este caso.
Otro ejemplo:
"El profesor me recibió".
¿Por qué el "me"
(que, como ya dijimos, puede ser O.D. u O.I.) es aquí un objeto directo y no un
objeto indirecto?
Porque si expando qué quiere
decir "me" voy a encontrar que significa "a mí". Pero,
claro, el objeto indirecto también puede estar encabezado por la preposición
"a". Sucede que el verbo "recibir" es transitivo, condición
fundamental para que exista un O.D. ¿Cómo me doy cuenta de que el verbo
"recibir" es transitivo? Porque esta oración acepta ser pasada a voz
pasiva sin que se distorsione su significado: "Yo fui recibido por el profesor".
Aquí, "a la poetisa" es una construcción encabezada con la preposición "a". Como "poetisa" es una persona y puedo llegar a tener dudas sobre si "a la poetisa" es un objeto directo o un objeto indirecto, me fijo en el verbo. El tipo de verbo me va a dar la clave; y aquí el verbo es intransitivo. Es decir, no acepta un O.D. Entonces, no me quedan dudas de que "a la poetisa" es un O.I.
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