viernes, 25 de junio de 2010

La precariedad de las preposiciones (I)

Hay traductores de documentales a los que habría que cortar en pedacitos. El otro día oigo lo siguiente en un documental de no sé qué canal de documentales: “Desesperados por pistas, los investigadores recurrieron…”. ¿“Desesperados por pistas”? Muchachos, cuando usamos adjetivo “desesperados” más la preposición “por”, a continuación tiene que venir aquello que me desespera. Sí es correcto decir “estoy desesperada por la falta de dinero”, “me desespera mi jefe”, pero en el conjunto de palabras “desesperados por pistas” falta algo: lo correcto es “desesperados por encontrar pistas”. La falta de pistas es lo que desespera a los investigadores y nos las pistas mismas.

Esto pasa porque ciertos traductores creen:

1) que para traducir cualquier cosa, desde un documental a una memoria de un balance, pasando por un informe de marketing y por un artículo periodístico, hay que usar un castellano “especial” y no el castellano que se emplearía habitualmente si en lugar de traducir escribiéramos las mentadas piezas;

2) que el castellano que se emplea en las traducciones debe ser un calco del inglés.

Muchachos, el castellano tiene una entidad y una riqueza propia y no le debe pleitesía al inglés. Son dos idiomas diferentes, dos idiomas aparte, cada uno con sus virtudes y cada uno con sus particularidades. Y así como los que aprendimos inglés hace mucho tiempo y lo mantenemos vivo estudiándolo todo el tiempo nos preocupamos por repasar gramática inglesa, preposiciones inglesas, estructuras inglesas, también nos preocupamos de repasar gramática castellana, de aprender lo que no sepamos, de estudiar bien los regímenes preposicionales castellanos, de repasar análisis sintáctico y demás.

En el caso mencionado no solamente hay una flagrante violación a la gramática castellana, sino que también hay una flagrante violación al sentido de la frase. Insisto: a los investigadores no los desesperan las pistas, sino la ausencia de ellas. Pero, claro, es más “cool” copiar la estructura que encontramos en inglés, “desperate for clues”, y además de “cool” es más rápido. Pero estos traductores de pacotilla, berretas, sin materia gris fresca en la cabeza, deberían ponerse a pensar que en inglés las preposiciones tienen un emplazamiento más fuerte que en castellano. La preposición “for”, en este caso, “encubre” el verbo que en castellano es de rigor, “to find”. La frase, en realidad, está queriendo decir “desperate to find clues” y pudo haber sido expresada de tal manera, pero también es perfectamente válido en inglés decir “desperate for clues”.

Pero no, qué se les va a pedir a estos traductores de dos por cinco, malos o pésimos estudiantes si estudiaron, y si no estudiaron, remedos de traductores y parásitos improvisados que los buenos traductores debemos aguantar.

Lo que es desesperante, para mí, es la incompetencia de ciertos traductores que no estudian, no saben, no abren un perro libro y a veces ni siquiera un perro diccionario y lo mismo se lanzan a traducir. Parafraseando una canción que cantaba Mercedes Sosa (cuyo autor no recuerdo ahora), “la noche que fusilen a ciertos traductores por haber traicionado, por haber corrompido el castellano, quizás a mí me salven estos artículos que escribo”.

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