martes, 19 de febrero de 2013

Análisis sintáctico - La oración - Consideraciones generales



La oración


Una oración es una unidad de habla con sentido completo, que se inicia con mayúscula, finaliza con un punto, se la pronuncia con entonación descendente a medida que se llega al mencionado punto, tiene autonomía sintáctica y exhibe una determinada actitud del hablante.

"Autonomía sintáctica" significa que ningún elemento de una oración modifica a elementos de otra oración.

Con "determinada actitud del hablante" queremos decir que toda oración expresa un estado de ánimo de quien la enuncia. De esta forma, las oraciones pueden ser enunciativas, desiderativas, imperativas, etc. Estas clases de oraciones se caracterizan, entre otros elementos, por el modo verbal con que se construyen (enunciativa con indicativo, desiderativas con subjuntivo, imperativas con imperativo, etc.), lo cual permite afirmar que la oración es una unidad modal. Por lo tanto, al clasificar las oraciones habrá que tener en cuenta un elemento del plano morfológico: el modo verbal.

Las oraciones se clasifican en unimembres y bimembres.

Las unimembres son las que no aceptan la partición en sujeto y predicado.

Ejemplo:

¡Ojalá!

Las bimembres sí admiten tal partición.

Ejemplo:

El muñeco se convirtió en una trampa mortal.

El sujeto es "El muñeco" y el predicado es "se convirtió en una trampa mortal".

El sujeto

El sujeto es el sustantivo o la construcción con núcleo sustantivo que concuerda en persona y número con el verbo. Podríamos decir que es quien "hace algo" en la oración, el "protagonista" de la oración.

Siempre que haya sujeto —aunque sea tácito— hay predicado; ambas partes de la oración se suponen mutuamente. Sujeto y predicado deben concordar, lo cual implica que el verbo debe estar siempre en la misma persona y en el mismo número que el sujeto.

Si decimos "La mujer vio al perro", el sujeto es "la mujer"; es un sujeto singular, y por lo tanto el verbo va a estar en singular. El verbo es "ver", conjugado en tiempo pasado y en tercera persona del singular.

Si decimos "Nosotros vimos al perro", el sujeto es "nosotros"; es un sujeto plural, y por lo tanto el verbo deberá estar en plural y en la primera persona.

Clasificamos al sujeto de la siguiente manera:

- Expreso: aparece en la oración. Podemos clasificarlo en sujeto simple (compuesto por un sólo núcleo), como en el siguiente ejemplo:

La víbora cobró movimiento.

Aquí el sujeto es "la víbora". El núcleo de ese sujeto es el sustantivo "víbora". Al ser un solo núcleo, el sujeto es simple.

O puede ser un sujeto compuesto cuando tiene más de un núcleo, como en el siguiente ejemplo:

El niño y la mujer esperaban.

Aquí, el sujeto es "el niño y la mujer". Este sujeto tiene dos núcleos, "niño" y "mujer". Están coordinados por la conjunción "y" (que actúa como nexo coordinativo copulativo). Por tener dos núcleos, éste es un sujeto compuesto.

- Tácito o desinencial: en este caso, el sujeto está omitido. Podemos deducirlo a partir de los accidentes de género y número que presenta el verbo (por este motivo se lo llama "desinencial": la terminación —la desinencia— del verbo me indica cuál es la persona gramatical que opera como sujeto). Por ejemplo:

Atronaron el aire.

El sujeto "fantasma" aquí es "ellos". Toda la oración se marca con un "techito" y con la sigla "P.V.S." (predicado verbal simple). Lo consignamos, en el análisis sintáctico, al lado de la oración junto con la persona o personas que le corresponde a la oración.

¿Cómo reconozco el sujeto? El método más rudimentario —que es el que yo utilizo— es el siguiente: ubicar primero el verbo conjugado de la oración principal (no de las posibles proposiciones subordinadas que pueda tener la oración), y a partir de ese verbo detectar qué parte de la oración está llevando a cabo esa acción.

Como a veces el sujeto es tácito —es decir, no está expresado y se deduce a partir de la desinencia verbal del verbo principal de la oración—, es imposible encontrar dicho sujeto. Hay que "reponerlo", "imaginar" que está allí, pero en realidad es un "sujeto fantasma".

Por ejemplo, en la siguiente oración:

Tienes un difícil camino por delante.

el sujeto está expresado tácitamente. Cuando veo que el verbo de la oración es "tienes", inmediatamente sé que el sujeto es "tú" (y en este caso no puede ser otro). ¿Está la palabra "tú" en la oración? No. Entonces, se trata de lo que se llama un sujeto tácito, sujeto desinencial (porque obedece a la desinencia verbal, concuerda en número con ella) o, como modestamente se me ocurrió bautizarlo, "sujeto fantasma".

Las autoras Elsa Risso de Sperber y Teresa Inés García presentan un método un tanto más elaborado para detectar cuál es el sujeto. Lo transcribo:

- Buscar el verbo.
- Observar en qué número y persona está.
- Si está en 1era. o 2da. persona singular o plural, el sujeto será el pronombre correspondiente.
- Si está en 3ra. persona singular o plural, el sujeto será también el pronombre correspondiente (él o ellos) o bien estará representado por un sustantivo.
- Si el verbo está en 3ra. persona, colocar el pronombre correspondiente. Si al leer la oración ésta carece de sentido, el sujeto no es desinencial, sino que está expreso.
- Se debe encontrar el sustantivo que pueda ser conmutado por el pronombre.

Los modificadores del núcleo del sujeto son:

El modificador directo: modifica al núcleo del sujeto sin la intermediación de ningún nexo. Ejemplo:

Ladran algunos perros somnolientos.

Aquí, "ladran" es el predicado y también su núcleo verbal. "Algunos perros somnolientos" es el sujeto expreso simple, donde "algunos" y "somnolientos" son modificadores directos de "perros", que oficia de núcleo del sujeto.

El modificador indirecto: modifica al núcleo del sujeto por intermedio de una preposición o un subordinante comparativo. Ejemplos:

Ladran perros de caza.

"Ladran", nuevamente, predicado y núcleo de éste. "Perros de caza" es el sujeto, donde "perros" es el núcleo y "de caza" es el modificador indirecto. "De" es el nexo subordinante y "caza" es el término y su núcleo.

Ladran perros como lobos.

"Ladran", predicado y núcleo de éste. "Perros como lobos" es el sujeto, donde "perros" es el núcleo y "como lobos" es el modificador indirecto. "Como" es un nexo comparativo y "lobos" es el término y el núcleo de éste.

La aposición: es un modificador del núcleo del sujeto que va entre comas y se emite con un tono de voz más bajo, dado que se trata de una "aclaración" del núcleo del sujeto, una especie de "sinónimo", al punto tal que puede intercambiar su función con el núcleo del sujeto.

Al respecto de la aposición, es bueno aclarar que también puede haber aposiciones en el predicado. Por ejemplo:

Le dijo la verdad: él ya no la amaba.

El sujeto es desinencial (él o ella). El resto es predicado, y "él ya no la amaba" es aposición de "la verdad".

En este sentido, me parece conveniente emplear la nomenclatura de Lacau-Rossetti, que llaman "frase declarativa" a este tipo de modificadores, donde sea que estén; y si la frase declarativa está en el sujeto, la llaman "frase declarativa – aposición".

Pero va el ejemplo de una aposición como modificador del sujeto:

Ladran los perros, guardianes de la noche.


Como decíamos antes: "perros" y "guardianes de la noche" son una especie de "sinónimos" (por lo menos, para quien enuncia la oración). Son términos intercambiables y, además, corresponde decir que la aposición, por lo general (hay excepciones), va entre comas.

El predicado: el predicado es esa parte de la oración que describe lo que hace el sujeto. Puede contener uno o más verbos; en ese caso, es un predicado verbal. Si se trata de un predicado que no contiene uno o más verbos, se lo denomina "predicado no verbal".

Cuando el predicado contiene sólo un verbo, se lo llama "predicado verbal simple". Si tuviera más de un verbo, se lo denomina "predicado verbal compuesto".

Los modificadores del verbo son los siguientes:

- el objeto directo;
- el objeto indirecto;
- el complemento circunstancial;
- el complemento agente;
- el predicativo subjetivo obligatorio;
- el predicativo subjetivo no obligatorio;
- el predicativo objetivo;
- el complemento de régimen preposicional.

Cuando estos complementos, que forman parte del predicado, son fundamentales para que la oración tenga sentido, se los llama "argumentales". Tal es el caso del objeto directo, del objeto indirecto, el predicativo subjetivo obligatorio y el complemento de régimen preposicional.

Cuando estos complementos no son fundamentales para el sentido de la oración, se los denomina "no argumentales". Tal es el caso del complemento agente, del predicativo objetivo, de los circunstanciales y del predicativo subjetivo no obligatorio.

El predicado no verbal puede estar formado por un sustantivo, por un adjetivo, por un adverbio o por una construcción equivalente. El siguiente es un ejemplo de predicado no verbal:

La autopista, ruido y fragor.

Aquí la coma es fundamental porque marca la ausencia del verbo. Además, delimita el sujeto y el predicado. Dentro del predicado encontramos dos sustantivos, "ruido" y "fragor"; entonces, se trata de un predicado no verbal nominal.

El predicado no verbal también puede ser adjetivo o adverbial. Se lo analiza de modo similar que en el caso anterior:

La novia, casta y pura.

Éste es un caso de predicado no verbal adjetivo. La construcción "casta y pura", formada por dos adjetivos, cumple la función de predicado no verbal; y como se trata de adjetivos, es un predicado no verbal adjetivo.

En este caso:

La lluvia, por la mañana.

tenemos un predicado no verbal adverbial. La ausencia del verbo, al igual que en las otras dos oraciones anteriores, está marcada por la coma, que —insisto— es esencial, ya que marca la ausencia del verbo. "Por la mañana", un complemento circunstancial de tiempo, cumple la función del predicado. Como no tenemos verbo, es un predicado no verbal; y como "por la mañana" es una construcción adverbial, se trata de un predicado no verbal adverbial.