miércoles, 31 de agosto de 2011

Acerca de las muchas maneras de ser generoso

¿De cuántas maneras podemos verbalizar el acto de "poner voluntariamente algo en manos de otra persona, en posesión de otra persona"? Porque de eso se trata el dar, verbo básico en torno del cual voy a analizar algunas voces afines.

Entonces, a partir de la definición que di entre comillas en el párrafo anterior, las notas distintivas de este verbo son:

- PERSONA A transfiere/entrega/ una COSA a PERSONA B
- El acto antedicho es voluntario.

Cuando hablamos de "conceder", las notas distintivas son las siguientes:

- PERSONA A tiene autoridad/poder para dar - este punto es fundamental para la caracterización de "conceder";
- lo que se da (la COSA), se da, a veces, como concesión graciosa, como privilegio para PERSONA B.
- registro elevado de la lengua; es decir, es una palabra que en el habla cotidiana estaría, en principio, desubicada.

Cuando nos referimos a "otorgar", las notas distintivas son:

- al igual que en "conceder", PERSONA A tiene autoridad/poder para dar, y condesciende a hacerlo - también es éste un punto fundamental;
- PERSONA A da la COSA también como premio o galardón;
- también se emplea "otorgar" cuando el sujeto de la acción realiza un acto jurídico que deba revestir la forma de instrumento público, ante un escribano.

Cuando hablamos de "asignar", las notas distintivas son:

- PERSONA A señala/fija/determina la COSA que recibirá PERSONA B;
- el énfasis en el poder de PERSONA A es menor que en "conceder" y que en "otorgar";
- se enfatiza la correspondencia entre COSA y PERSONA B. Hay idea de adjudicación.

Cuando hablamos de "proveer", las notas distintivas son:

- en PERSONA B recae la idea de dotarla de algo, de suministrarle algo con ánimo de sustento, de sostenimiento, de subvención a sus necesidades.

Cuando hablamos de "suministrar", las notas distintivas son:

- respecto de la COSA, en énfasis está en la idea de regularidad en el tránsito que tiene la COSA entre PERSONA A y PERSONA B;
- PERSONA B tiene necesidad de la COSA;
- la COSA también puede ser de índole no material ni de primera necesidad; ej.: datos.

Cuando hablamos de "brindar", las notas distintivas son:

- PERSONA A ofrece de propia voluntad y sin esperar nada a cambio;
- cuando COSA es una ocasión/oportunidad, PERSONA B la recibe para disfrutarla;
- aquí no necesariamente hay énfasis en el acto de PERSONA A.

Cuando hablamos de "abastecer", las notas distintivas son:

- énfasis absoluto en la naturaleza de la COSA; suele ser un bien esencial o necesario para la manutención de PERSONA B;
- al igual que en "suministrar", puede existir la idea de continuidad en el tránsito de la COSA entre PERSONA A y la PERSONA B.

Cuando hablamos de "entregar", las notas distintivas son:

- semejantes a "dar", pero con un registro lingüístico un poco más elevado;
- se facilita la creación del sustantivo, "entrega", cosa que se ve dificultada en "dar", si bien en la jerga jurídica se habla de la "dación" (por ejemplo, en la "dación en pago" del Código Civil Argentino - la dación en pago es una de las formas de satisfacer las obligaciones). 




El jardín de los dobles negativos (que no sé si se bifurcan, y poco importa)

Hay locutores y conductores de programas televisivos que a veces se meten en jardines y suelen terminar enredados con los dobles negativos.

Suelo oír expresiones como "no puedo dejar de olvidar al grupo Tal y Cual", o "no puedo dejar de pasar por alto el hecho de que el tema Equis fue un hit". Ajá. Sucede que si construyo una oración con "dejar" y "olvidar", tal como la que presenté, me da como resultado -y no por una cuestión matemática, sino de pura lógica- que "estoy olvidando al grupo Tal y Cual". En realidad, lo que el conductor radial/televisivo de marras quiere decir es "no puedo olvidar al grupo Tal y Cual" o "no puedo dejar de recordar al grupo Tal y Cual". Aquí los negativos no están dados por el adverbio "no" o algún otro, sino por los significados de las palabras en cuestión: "dejar" y "olvidar", que tienen significados que denotan exclusión, resta, expulsión de algún sitio virtual (en el caso de "olvidar", la memoria).

La versión "compliqueti" de la locución analizada es "no puedo dejar de pasar por alto que (un día como el de hoy pasó tal cosa)". "Pasar por alto" es, precisamente, "descuidar" algo, "olvidar" algo, "no darse cuenta (de algo que está a la vista o de algo en lo que debió haberse reparado)". "No puedo dejar de" significa, también por el doble negativo, "tengo que", "estoy obligado a". Entonces, si sumo -insisto, por lógica y no por mera matemática- el resultado que obtengo es "estoy obligado a olvidarme de que (un día como el de hoy pasó tal cosa)", lo cual es un contrasentido. El conductor está recordando una fecha, una efeméride.

Machaco por tercera vez ("la repetición ayuda a transmitir el mensaje", decía un profesor de mi marido): no se trata de matemática, sino de lógica. La lógica implica pensar. A pensar, a veces, no estamos acostumbrados, pero les aseguro que suele ser una buena costumbre, y no solamente para el adolescente que estudia sin entender, repite como un loro y al otro día no se acuerda de nada de lo estudiado. Para los que ya están grandes, también es buen consejo.


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martes, 30 de agosto de 2011

Camelo

¿Qué significa "camelo"? En castellano porteño, casi lunfardo, significa "mentira, exageración, pose". Se la utiliza como los sustantivos incontables del inglés: sin artículo indefinido ("un"), sino preferentemente en expresiones como "puro camelo" o "es todo camelo".

Por supuesto, acoplado al sustantivo viene el verbo, "camelear", con el sentido lógico de "mentir, exagerar".

Las palabras que se le parecen son "caramelo", es decir "golosina dulce hecha de azúcar y, a veces, colorantes y saborizantes, usualmente envuelta en papel celofán", y "cameo", que en la jerga cinematográfica denota la participación especial de un actor renombrado como él mismo, no interpretando un personaje de ficción.


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miércoles, 24 de agosto de 2011

As we speak

El idioma inglés tiene ciertas frasecitas que le son características y que le confieren el sello personal que, por otra parte, tienen todos los idiomas. Una de esas frasecitas es "as we speak", que suele decirse para enfatizar que, "mientras estamos aquí, cómodos, yo disertando y ustedes escuchando, en otra parte del mundo sucede algo espantoso".

Más de una vez vi que el traductor de turno tradujo la frase en forma literal, "mientras estamos hablando". Perfecto. Es una traducción que refleja fielmente el original, es directa, fácil de entender, pero ¿es idiomática? ¿Se nos habría ocurrido decir "mientras estamos hablando" en nuestra vida cotidiana, si no supiéramos inglés, si no supiéramos que existe dicha locución en inglés?

Yo tengo esa manía: que todo lo que traduzco, siempre y cuando los hados del original así lo dicten, suene tan autóctono, tan castellano argentino y natural como sea posible, que el fruto de mi teclado no "huela a traducción". Creo que en este caso con un sencillo "en este preciso momento" estamos más que bien.

Otro tanto sucede con expresiones como "¿qué parte de (tal palabra o de tal frase) no entendiste? Se trata también de una frase adoptada por el castellano argentino y calcada del inglés. En la misma situación, lo que me decía mi viejo era "¿en qué idioma querés que te lo explique?" o bien "¿necesitás un folleto explicativo para entenderlo?". Y un profesor mío, en vena parecida, solía decirnos: "Más claro, échele lavandina".

En fin, hasta aquí un minúsculo repertorio de frases que significaron algo para mí (y todavía significan), pero se trata de una cuestión personal. La lengua cambia, pero también estamos los que nos resistimos a la "refrescadita" y nos gusta lucir las arrugas que nos regala el tiempo.


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martes, 23 de agosto de 2011

Por qué ocuparse de las letras, del arte, de la ciencia y del conocimiento


Éste es un audio de Alejandro Dolina. Me identifico con estas palabras, porque más de una vez me planteo por qué y para qué hago lo que hago. Lo comparto con mis lectores.

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Oír y escuchar

Hay mucha confusión con el uso de estos dos verbos. Yo misma tengo, a veces, algunas dudas respecto de su uso.

De todas formas, algo es claro: no tiene ningún sentido decir "Escuchamos cuatro disparos". No: oíste cuatro disparos. ¿Cuándo usamos el verbo "oír"? Cuando un ruido "golpea" nuestro oído, inesperadamente, y como no somos sordos, registramos ese ruido; lo oímos.

"Escuchar" implica un acto de atención, deliberado, por el cual estamos esperando oír ese estímulo a nuestro oído. Entonces, pude haber escuchado los otros tres disparos, pero el primero, sin dudas, lo oí.

Charlando de este tema con una amiga, ella me contó su teoría -que a la vez tomó de otra persona-: a la gente le gustan las palabras rimbombantes, y por ese motivo prefieren "escuchar" a "oír". Yo tengo otra teoría: la conjunción de vocales que se producen en "oír", una palabra, para colmo, corta, hace que sea un verbo antipático de pronunciar. Con la palabra "oído" no tenemos más remedio, pero ante la incomodidad de pronunciar "oír", se prefiere el verbo "escuchar".

Siguiendo con el ejemplo de arriba, "escuchamos cuatro disparos", lo mismo sucede cuando hablamos por teléfono y la línea telefónica no funciona bien. ¿Qué suele oírse? "No te escucho" en lugar de "no te oigo". Con "no te escucho", en realidad, lo que le estamos diciendo al interlocutor es "no te estoy prestando atención" o "no me importa lo que decís".

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Lo inusitado

"Inusitado" es una palabra que yo, personalmente, oigo poco en boca de la gente. ¿Qué es lo inusitado? Es, según el María Moliner, "[...] lo [...] que no es habitual ni frecuente; desacostumbrado, desusado, extraño, insólito, raro". El DRAE dice que significa "no usado; desacostumbrado".







Yo misma, antes de escribir esto, no tenía bien claro el alcance de la palabra "inusitado". Me pregunté si tendría que ver con la sorpresa o el misterio. No. Tiene que ver con lo no habitual. Entonces, para recordar bien este significado, hoy voy a comer algo inusitado, iré por una calle inusitada y leeré algo inusitado, como este artículo.



El diccionario María Moliner

Luisa Fernanda Lassaque, autora de este artículo




En este blog, más de una vez me referí en términos absolutamente elogiosos al diccionario María Moliner. A mi criterio, se trata del diccionario ideal para el traductor y voy a explayarme al respecto.







Aclaro antes que también tengo (por supuesto) el Diccionario de la Real Academia Española; pero sucede que tengo la versión reducida, en dos tomos pequeños; posiblemente por el poco espacio con que cuenta esta versión del DRAE suele ayudarme bastante menos que el María Moliner. En este caso, mea culpa, veré de ahorrar unos pesos y de comprarme la edición "full" del DRAE.






El gran atractivo que le encuentro al María Moliner es que se parece mucho a los diccionarios inglés-inglés: no se reduce sólo a presentar los términos y a disponer las acepciones, sino que va mucho más allá: en muchos casos, expone el régimen preposicional de la palabra o del verbo. En el caso de nosotros, los traductores, éste es un rasgo fundamental; las preposiciones son escurridizas y caprichosas (no sólo en castellano; en los dos idiomas que conozco, inglés e italiano, también lo son), así que los apuntes de María Moliner en este sentido siempre ayudan a manera de puntapié inicial para seguir investigando en diccionarios especializados de uso de preposiciones.






Para muchos de los términos, el María Moliner brinda además sinónimos, también una ayuda inapreciable para los traductores. ¿Para qué nos sirven los sinónimos? En primer lugar, para contar con riqueza de vocabulario. En segundo lugar, porque los sinónimos nos ayudan a saber si estamos bien rumbeados con la elección del término principal que nos llevó a abrir el diccionario. Por ejemplo, tomemos el caso de "campante". María Moliner lo define como "ostensiblemente despreocupado o satisfecho, habiendo motivos para otra cosa", y agrega "tranquilo" como sinónimo. En una segunda acepción, María Moliner dice: "satisfecho de sí mismo", y "ufano" como sinónimo. Ambas acepciones, acompañadas de sus sinónimos, nos ayudan a precisar el marco semántico de la palabra original, "campante"; por ejemplo, podríamos pensar que la idea de "campante" conlleva la de "alegre", y no necesariamente es así. Esta cuestión de los sinónimos nos ayuda, además, a ejercitar los registros de la lengua. Lo primero que se me ocurre cuando veo las definiciones de "campante" y sus sinónimos es: "Ah, esto en castellano porteño y en un registro informal sería 'lo más pancho'". Y de esta manera ejercitamos el músculo (o el órgano) de la producción de palabras para distintas situaciones.






Por otra parte, el María Moliner también se toma el trabajo de reflejar en tipografía cursiva ciertas acepciones no documentadas, específicas de ciertos campos del saber y del quehacer o acepciones raras y no usuales. Por ejemplo, en el caso de "cimarrón": la acepción principal es la de "se aplica al animal o planta salvajes para distinguirlos de los de igual especie domésticos o cultivados; también al animal que ha huido y se ha hecho salvaje"; la acepción en itálica es "se aplicaba en América al esclavo que huía y vivía por el campo". Para un traductor —y en general para todo usuario del idioma que necesite profundizar un poquito más de lo habitual en alguna voz—, estos detalles de cuidado son inapreciables. Uno no necesita todos los días de estos significados infrecuentes o específicos; pero los traductores sabemos que el aprieto de necesitar la definición justa aparece en el momento menos indicado (por ejemplo, la madrugada anterior a la entrega, tipo tres de la mañana).






Para algunos términos, el María Moliner también incluye el catálogo; es decir, ideas afines a determinados términos. Por ejemplo, en "cigarro" incluye ideas afines como "pitillo", "puro", "papelillo", "toscano", "cigarrillo".






Por supuesto, el María Moliner trae apuntes etimológicos al lado de cada voz, la conjugación de ciertos verbos difíciles y también notas de uso gramatical a lo largo de todo el diccionario, lo cual se corona con el Apéndice II —que consulto con enorme frecuencia— de "Desarrollos gramaticales", con apuntes sumamente prácticos de gramática para resolver problemas específicas en poco tiempo.






Seguramente me estoy olvidando de algún otro rasgo, pero no quería dejar de consignar hasta aquí los servicios que cotidianamente me presta esta buena herramienta. En suma: un diccionario amigo, un diccionario que vale la pena tener, un diccionario que vale la pena abrir, leer y disfrutar.

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viernes, 19 de agosto de 2011

I can't get enough

Luisa Fernanda Lassaque

Ésta es una expresión complicada de traducir y que, por lo visto, genera malas interpretaciones. La siguiente es una estrofa de un tema de Depeche Mode, I can't get enough, y la correspondiente traducción que algún traductor voluntario y voluntarioso pero mal informado aportó a la Internet.

La estrofa de marras dice:



When I'm with you baby,
I get out of my head
And I just can't get enough,
I just can't get enough


All the things you do to me
and everything you said
And I just can't get enough,

I just can't get enough

Y fue traducida de la siguiente forma:

Cuando estoy contigo, nena, me vuelvo loco
y no puedo tener suficiente, no puedo tener suficiente
Todas las cosas que me haces y todo lo que dices
Y no puedo tener suficiente, no puedo tener suficiente


No, no es que "no pueda tener suficiente". La expresión "can't get enough" significa "jamás me canso de ti" o "jamás me canso (de tal cosa)". ¿Por qué? Por lo siguiente: "enough" es una palabra cuyo equivalente en castellano es "suficiente", pero "suficiente" hasta un punto de hartazgo. De allí, adicionalmente, la expresión "enough is enough" para dar a entender eso mismo, hartazgo.

Ahora bien: si a "get enough" le sumamos un verbo (modal, en este caso) que expresa capacidad en negativo, "can't", la suma de todo esto nos da que esa persona "jamás se cansa de algo", "cualquier cantidad que se me proporcione es insuficiente y siempre quiero más".

Algún lector de este blog me dirá que el significado de las expresiones idiomáticas en inglés no siempre resultan de la sumatoria de sus partes. Es cierto; expresiones como "to be head over heels (in love with someone)" no parece tener mucho sentido a partir de la disección de sus partes, así como "de vez en cuando" tampoco parece tenerla, salvo que tomemos ambas en su conjunto, sin mucho análisis. Pero ésta no es una regla fija y sí se puede, en muchas ocasiones, proceder -a partir del análisis de sus partes y, sobre todo, de la lógica de la frase- a un análisis de qué se está diciendo en inglés para poder, en castellano, decir algo coherente y no una inexactitud.