Dijimos que los adverbios no tienen variación ni de género ni de número, pero algunos (insisto: sólo algunos) sí son susceptibles de llevar sufijos tales como -ito o -ísimo para formar, respectivamente, el diminutivo y el superlativo.
Este procedimento no es aplicable a todos los adverbios; por ejemplo, no existe y nadie dice "lueguísimo" ni "aquísimo", pero sí tenemos los siguientes adverbios modificados en su grado:
poco - poquito - poquísimo
temprano - tempranito - tempranísimo
rápido - rapidito - rapidísimo
mal - malito - malísimo