De manera laxa e informal, hablé aquí varias veces de ciertos factores extralingüísticos del aprendizaje de idiomas y del uso mismo del castellano. Se me ocurre ahora hablar del algún que otro factor extralingüístico que acompaña al castellano (o español) neutro.
Se me ocurre pensar que la existencia del castellano neutro se apoya, por ejemplo, en la tolerancia y flexibilidad de ciertos grupos receptores de un texto dado en dicho castellano neutro. El otro día, en otro artículo de este mismo blog, "Los límites del castellano neutro", dije que el castellano neutro es una combinación arbitraria de términos y, a veces, de estructuras sintácticas y modismos tomados del habla de las diversas jurisdicciones hispanoparlantes. En general, en el castellano neutro que oigo en documentales y películas, hay un claro predominio de términos y estructuras mexicanos; en segundo lugar, suelo pescar bastante del castellano que se habla en Venezuela, y me sorprende cuando encuentro algo que considero típicamente argentino; por ejemplo, en la serie "American Chopper" utilizan la exclamación "bárbaro", que se utiliza con ánimo aprobatorio en la Argentina, mientras que otras productoras prefieren utilizar el más neutro "genial" (yo misma lo uso, de hecho). Pero también en la misma serie emplean la palabra "manillar" para designar el manubrio de las motos, siendo la palabra "manubrio" la típica de uso argentino (o al menos porteño) y no "manillar".
Varias veces me pregunté qué produce la elección de unos términos y no de otros en esa mezcla que conforma el neutro de cada editorial o productora; tal vez la idea de que ciertos grupos de lectores/oyentes no tolerarían una mayoría de palabras de cuño argentino, pero sí que el público lector o televidente argentino sí es más permeable a los términos de cuño mexicano, venezolano o colombiano. Otro factor puede ser el factor "techito por si llueve": ante la duda, lo que se traduce en la Argentina lleva una gran carga de términos típicamente mexicanos, venezolanos o colombianos para no malograr por una cuestión idiomática una empresa tan cara como la producción cinematográfica o televisiva.
No sé bien si estas reflexiones son acertadas o no; posiblemente, cada productora/editorial tenga sus motivos para adoptar una forma particular del neutro. Lo interesante sería poder llegar a esos motivos de buena fuente.