Es inevitable que al traducir me pregunte quíén va a leer mi traducción, no solamente como interrogante teórico, sino también como interrogante eminentemente práctico, para determinar algunas estrategias y procedimientos de traducción.
En algunos casos, la respuesta es previsible por lo acotado del destinatario de determinado material; por ejemplo, cuando viene algún cliente que me trae a traducir la declaración jurada de impuestos para presentarla ante la embajada de Estados Unidos o de Gran Bretaña. Otras veces, el destinatario es más amplio e imprevisible, como en el caso del material audiovisual. En este caso, las clases sociales y las extracciones culturales del televidente pueden ser amplias hasta llegar a infinitas combinaciones de capacidad o incapacidad de entender.
En el primer caso, el de la declaración jurada, me llamó la atención la forma diferente en que traduje la sigla A.F.I.P. -que significa "Agencia Federal de Ingresos Públicos" y que para el ámbito federal argentino no es otra cosa que la agencia recaudadora de impuestos- con tres años de intervalo entre una traducción y otra. En el año 2009 traduje A.F.I.P. como "Internal Revenue Office of Argentina (Federal Administration of Public Income), mientras que pocos días atrás, sin mirar esta traducción anterior, traduje la sigla como "Agencia Federal de Ingresos Públicos - Federal Agency for Tax Collection".
El procedimiento común a ambos casos es el de utilizar un doublet, un "doblete", según el Manual de Traducción de Peter Newmark en traducción de Virgilio Moya. En el primer caso, "Federal Administration of Public Income" es la traducción palabra por palabra de AFIP, mientras que con "Internal Revenue Office of Argentina" aplico el procedimiento de equivalente cultural; trato de que el lector, que probablemente sea estadounidense (mi cliente, si bien se radicó en Gran Bretaña, me dijo inicialmente que todo el papelaje era para presentar ante la embajada de EE. UU.), identifique de inmediato de qué se trata la AFIP al presentarle las palabras "Internal Revenue". Es decir, como si el traductor no tuviera poco en qué pensar, además hay que ponerse en el lugar del otro, del lector, para tratar de darle eso que efectivamente pueda entender y hacer que la traducción constituya más que un papel escrito y firmado, más que un servicio a cobrar, una exitosa operación comunicativa.
En el segundo caso, el que traduje hace unos días, lo que hice fue, en primer lugar, desarrollar la sigla "AFIP" en castellano. Aquí también, aparentemente (digo "aparentemente" porque, al final, nunca se sabe), la traducción va a la embajada de EE. UU.; me pareció interesante desarrollar la sigla en castellano porque de un tiempo a esta parte los estadounidenses en general vienen familiarizándose bastante con el castellano y ya no les resulta ajeno. A continuación, fiel a mi oficio, traduzco, pero aplico el procedimiento de equivalente funcional, también enunciado por Peter Newmark, donde le cuento al lector para qué sirve la AFIP; considero que al decirle "mirá, la AFIP levies and collects taxes, and it has federal jurisdiction, and is also an agency" le estoy suministrando la información necesaria para que comprenda acabadamente.
Pero la cuestión es circular y volvemos al principio: yo no sé si el lector de mi traducción sabe castellano o le da por el hígado que su país esté en vías de convertirse en bilingüe; no sé si quien lee es un empleado argentino de la embajada de EE. UU. o un funcionario estadounidense; no sé si lo van a leer acá, en la Argentina, o en EE. UU. Una de mis profesoras del Traductorado, Moira Parga, siempre decía que "uno sabe dónde empieza una traducción, pero nunca dónde termina", y aquí se aplica tal adagio.
Entonces, a una le queda flotando la sensación de que, en definitiva, traduce un poco a ciegas, que genera un documento en cierta forma rudimentario, pobre de información, o por el contrario, cargado de información superflua. Una, en definitiva, cuando entrega a su cliente la traducción firmada, sellada y legalizada, reza para que al tipo le sirva, para que nadie le chille porque "no es clara", "no se entiende", y para que la paloma lleve su mensaje eficazmente. Nada más.