Se habla muchísimo en la red de “castellano (o español) neutro”. En este mismo blog ya publiqué algunos artículos y puntos de vista personales al respecto. En este artículo quiero profundizar sobre la faceta afectiva del idioma y su relación con el castellano neutro.
Todo idioma parte, entre otros elementos, de una serie de sobreentendidos entre sus hablantes. Se trata de frases, palabras, formas de decir, expresiones y hasta miradas (lenguaje gestual) que hace que los hablantes de ese idioma se sientan hermanados. Ésa es la faceta afectiva de todo idioma.
Un ejemplo de esa sensación de comunidad es lo que sucede con la Sra. Alicia Gallach, conductora de un programa de cocina que se emite por Utilísima. Cuando cocina un plato suculento y le pone ingredientes deliciosos en cantidad, invoca una frase que solía decir el cómico rosarino Alberto Olmedo: “Si lo vamos a hacer, lo vamos a hacer bien”. Es decir, parafraseándola, “ya que nos vamos a matar comiendo, pongámosle a este plato todos los ingredientes que lo hagan más rico”.
Alberto Olmedo decía esa frase en circunstancias diferentes. En cierto sketch de uno de sus programas cómicos, en algún momento aparecía vestido de mujer junto con Javier Portales, que también estaba vestido de mujer. Olmedo amenazaba con besar a Portales; éste se resistía y Olmedo remataba con la frase mencionada. Y fue una frase que circuló durante un buen tiempo, como reflejo del cariño que despertaba este dúo de comediantes.
Pero volvamos a Alicia Gallach: cuando ella dice la frase, sin necesidad de aclarar nada, todos los porteños, los bonaerenses y quizá también los argentinos del interior de la Argentina (según haya llegado el programa de Olmedo) entendemos. Entendemos sin tener que decirnos más. Y recordamos con cariño a Olmedo, recordamos la cantidad de programas impagables que hizo, las veces que nos hizo reír, sus películas (un tanto bizarras) con Jorge Porcel, todos sus personajes (como el Mago Ucraniano y Chiquito Reyes). Es decir, Alicia Gallach, con una sola frase, pero una frase que está atesorada no sólo en el acervo popular, sino también en la memoria afectiva de quienes hayan visto y disfrutado a Olmedo, nos lleva por una travesía afectiva. Y no lo hace con una grabación ni con un video: lo hace con una frase. Lo hace con palabras.
Al castellano neutro le falta eso. En su afán de ser neutro, de ser panamericano, de querer servir para todos los pueblos de Latinoamérica, no solamente se inclina más por el castellano mexicano, en un injusto desequilibrio a favor de un grupo de hablantes y en detrimento de todos los demás, sino que elimina por completo este tipo de frases que nos resuenan con afecto. Claro, quieren que sea un castellano esterilizado, pasteurizado, tratado con lavandina, sin ningún chancro, sin ningún microbio. En su afán de querer abarcar a todos, no abarca a ningún pueblo y no representa a nadie. A las productoras de cine y televisión, tal vez, pero no representa a ningún ser humano de carne y hueso.
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