Palabra no registrada en el Diccionario de la Real Academia Española, pero sí en el siempre más benévolo y acogedor María Moliner. Allí se define la palabra "rotisería" de la siguiente manera:
(del it. rosticceria) f. Chi., R. Pl. Establecimiento en que se venden especialmente fiambres y comidas preparadas.
Lo que sí registra el DRAE es la palabra "rosticería" como un sustantivo femenino, de uso en México y Nicaragua, cuyo significado es "establecimiento donde se venden y asan pollos".
Fantásticas definiciones ambas, sobre todo la segunda, porque me resulta inolvidable el aroma a pollito asado en esos hornos especiales, a la vista del público (estoy hablando de lo que sucedía en Buenos Aires), donde los pollos, doraditos y jugosos, giraban ensartados en una especie de espadas horizontales.
Estos hornos/asadores tenían las rotiserías del Buenos Aires de los años setenta, cuando yo era chica.
Pero no sólo se vendían pollos, como bien dice la definición del DRAE. Me gustaría ahora tomar la definición del Moliner para agregar qué otras comidas o productos riquísimos podía uno comprar en las rotiserías de los años setenta: ensalada rusa; aceitunas verdes y negras, con carozo, descarozadas o rellenas con ají; sopa inglesa; postre Balcarce casero; tortilla de papas; tortilla de acelga; croquetas de papa con relleno de queso; matambre relleno casero; además de los pollos, cerdo asado; y por supuesto, si uno iba de visita a algún lugar importante, podía comprar allí mismo las botellitas de vino fino San Felipe, que eran una paquetería total.
Había una rotisería muy piola en la Gran Galería Devoto, de Villa Devoto; sí, la galería que todavía existe pese al embate de los shoppings, con una entrada por la calle Asunción y la otra por Nueva York. Ahí, cuando yo era chica, mis viejos compraron comidas memorables.
Hace mucho rato que esa rotisería no está más.
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