Escenario: programa de Utilísima (¡cuándo no!), un programa de cosas dulces. Perpetradora: pastelera que insiste con el masculino: el harina. Va Luisa al diccionario María Moliner y verifica: ¡señores, la harina nació mujercita! Sí, se dice la harina.
La confusión viene, seguramente, de que es preciso cambiarle el género del artículo a la palabra agua porque su acento prosódico cae en la primera "a"; si decimos "la agua", se produce una cacofonía entre las dos "a" (la del artículo definido y la primera de la palabra) que bien podemos ahorrarnos cambiando el artículo. Pero este cambio de género es transitorio. Si quiero decir "esta agua", el artículo demostrativo "esta" respetará el género de "agua"; es decir, el femenino.
En cuanto al azúcar, el azúcar, según el María Moliner, es un sustantivo ambiguo, pero de uso más frecuente en el género masculino. El azúcar es, entonces, un caballero.
Otra macana oída en el mismo programa: "Esta receta tiene demasiadas variantes" en lugar de lo que la señorita pastelera quiso decir en función del contexto: "Esta receta tiene muchas variantes". "Demasiado" significa: "En mayor número, cantidad, grado, etc. de los necesarios o convenientes". Tiene una connotación negativa que no era la intención de la niña pastelera, pero en la que en definitiva incurrió.
De todas formas, en las "Notas de uso" que tan amablemente se incluyen en el María Moliner se dice lo siguiente:
"En Hispanoamérica (...) se usa 'demasiado' en vez de muy o mucho: 'Es demasiado guapa. Son demasiado amables'".
María Moliner tiene razón: este uso de "demasiado" se lo vengo oyendo a los adolescentes desde los años noventa (y, claro está, a los adultos que eran adolescentes entonces). Pasa que a mí me suena raro. Si oigo decir "Es demasiado linda", me da la impresión de que la chica es tan hermosa que ya da asco. O que si son "demasiado amables" da ganas de tirarles un poco de jugo de limón, para que sean más hostiles.
No sé. Cuestión de gustos.
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