martes, 13 de septiembre de 2011

Acentos y nacionalidades en el arduo oficio del doblaje

Con mi marido tenemos grabados en cinta de VHS varios capítulos de "Dos tipos audaces", serie protagonizada por Roger Moore y Tony Curtis y que se exhibió en la Argentina en los años setenta. Por supuesto, la grabación no es de esa época sino de hace unos cinco años, cuando el ya extinto canal Retro volvió a exhibirla en copias remasterizadas (que, por cierto, están excelentes).

Gran parte de la gracia de esta serie radica en la diferencia de acentos entre ambos personajes: Roger Moore encarna a Lord Brett Sinclair, londinense, mientras que Tony Curtis encarna a Danny Wilde, neoyorkino (y para colmo, de un barrio pobre), además de otra diferencia fundamental: la prosapia aristocrática de Lord Brett Sinclair y los orígenes humildes de Danny Wilde. Es decir, opera aquí el principio de la "pareja despareja", de la "extraña pareja".

El doblaje hace caso omiso de ambos acentos por una razón que tiene bastante lógica: ¿qué correspondencia encontrar en la lengua castellana que sea parecida a la correspondencia entre el acento británico y el acento estadounidense? En este caso específico, quiso la suerte que el mantenimiento de los acentos en el doblaje no fuera crucial para el éxito de la serie porque el magnífico comediante que era Tony Curtis se ocupó, por cuenta propia y con la anuencia de la producción de la serie (según contó Roger Moore mismo en algún reportaje), de colmar a su compañero de aventuras, Brett Sinclair, de apelativos tales como "príncipe azul", "príncipe encantado" o "alteza".

No sé si en esa época se tenían en cuenta tantos detalles como se tienen en cuenta hoy en día, en que toda serie/película/saga/programa tiene que ser súper rentable. No sé si en aquella época se preguntaron si la serie "funcionaría" en el mundo latinoamericano pese a que en el doblaje no se reflejaba una de las gracias básicas de la dinámica de ambos personajes. Lo que sí es cierto es que este agregado de uno de los actores obró como reemplazo de esa ¿falencia obligada, podríamos llamarla? del muy buen doblaje con que cuenta la siempre memorable "Dos tipos audaces".

Otro, muy distinto, es el caso de la película "Papá por siempre", en el que Robin Williams debe hacerse pasar por una institutriz inglesa para estar cerca de sus hijos, cuya custodia perdió en el trámite de divorcio. Aquí también funciona el principio de discrepancia de los acentos: Robin Williams gana el puesto de institutriz de sus propios hijos no sólo merced a una impecable caracterización que crea el hermano de Robin Williams en la ficción y a algún truquito que Williams pone en marcha, sino porque ese aire de encantadora viejita inglesa le vuela la peluca a Sally Field, esposa divorciada de Williams en la ficción.

En este caso sí fue relativamente sencillo seleccionar un acento español para el doblaje, ya que el resto de los personajes hablaba castellano neutro. Además, en cierto momento de la película, la asistente social, notando el acento, le pregunta al Robin Williams disfrazado de Sra. Doubtfire de dónde es. Y si bien Williams responde con una vaguedad ("de aquí y de allá, mi padre viajaba mucho"), claramente hay una referencia en el libreto que obliga a que ese personaje tenga un acento. 

Así como en el caso de "Papá por siempre" era obligatorio marcar la diferencia entre un personaje y los demás a través del acento, llama la atención cómo no lo fue en "Dos tipos audaces" porque había otros elementos que reemplazaban el del acento: no sólo los constantes apelativos de Tony Curtis, sino además la ropa que llevaban ambos personajes: Roger Moore casi siempre vestido con cierta formalidad, mientras que Tony Curtis usaba y abusaba de los pantalones ajustados, camperas brillosas y camperas de jean.

Eso sí: la costumbre de chupetearse hasta el agua de los floreros y la afición por las chicas lindas la tenían los dos parejita, parejita.