sábado, 3 de diciembre de 2011

Ver antes

Cada tanto oigo que algún hablante dice "preveer". Esta palabra es una muestra de hasta qué punto no razonamos el uso que hacemos del idioma y hasta qué punto no consultamos el diccionario, como si éste fuera un libro "hecho para otros, no para mí".



"Prever" -y no "preveer", que está MAL- significa "ver antes", "darse cuenta de que algo va a suceder antes de que tal cosa suceda". Tal vez se la pronuncie con una "e" alargada en su segunda sílaba por confusión con "proveer", que sí va con doble "e". Me parece que con la palabra "prever" se produce lo que en lingüística se llama "ultracorrección": pensando que está pronunciando mal la palabra equis, el hablante le agrega a ésta una letra, un sonido, o le cambia una letra o un sonido a imagen y semejanza de otras palabras parecidas, por el presunto temor de estar pronunciando mal dicha palabra equis.


Un ejemplo de la ultracorrección es uno que tuve el placer y el honor de ver con mis propios ojos en el año 1982 -yo cursaba quinto año de la secundaria, y estábamos estudiando la ultracorrección en las clases de Gramática Histórica-: en la pizarra de ofertas de una fiambrería figuraba la BONDEOLA, cuando en realidad el nombre de este fiambre es BONDIOLA. El autor de la ultracorrección, tal como explico torpemente en la definición dada en el párrafo anterior, corrige la "i" de "bondiola" por una "e", pensando que está cometiendo un error al nombrar dicho fiambre como "bondiola". Es decir, cometer una ultracorrección es una forma de ser más papista que el Papa.

María Moliner, solidaria y gaucha como siempre, nos arrima otro ejemplo de la ultracorrección: decir "expontáneo" en lugar de "espontáneo", y acabo de recordar otro ejemplo, esta vez del Curso de Gramática Histórica de Guillermo Díaz Plaja (sí, el de tapa color naranja): "bacalado" en lugar de "bacalao".


En fin, podríamos estar dando ejemplos hasta mañana. Lo que sí, por favor, les pido es que dejen de decir "preveer" y adopten la palabra "prever", ¿sí?