En la Ciudad de Buenos Aires y en el Gran Buenos Aires (y me atrevería a decir que en toda la Argentina), sus habitantes tenemos un concepto de la palabra "residencial" que difiere en ciertos matices (que a veces se amplifican y forman diferencias grandes) con la palabra "residential", en inglés.
Para los argentinos, hablar de un barrio residencial implica que no sólo allí hay casas y hay una notable ausencia de comercios, y mucho más de edificios destinados a industrias, sino que también implica decir que en ese barrio, en el barrio residencial, las casas hacen que uno se caiga de espaldas por lo lindas, lujosas, caras y señoriales.
Cuando en inglés se emplea la palabra "residence" se hace alusión, lisa y llanamente, a la casa de alguien, sea ésta linda, fea, cara, barata, miserable o puro lujo. Por ejemplo, en las partidas de defunción se habla de "place of residence" del muerto, y allí, en "place of residence", no nos piden otra cosa que el último domicilio en que vivía el susodicho muerto.
En este caso, no hay tanto problema. Si lo traducimos literalmente, palabra por palabra, como "lugar de residencia", se entiende que se trata, en realidad, del domicilio. Aquí, el error es menor; se trata apenas de una cuestión de excesiva literalidad.
La cuestión viene cuando la palabra "residence" está inserta en una oración y se la traduce, sin pensarlo mucho, como "residencia". En el castellano argentino, una residencia es tremenda casa, mínimo con pileta, jardín, garage para cuatro autos, más habitaciones que ocupantes, perros varios con cara de enojados y qué se yo, mucama cama adentro. La palabra "residencia" tiene un matiz de lujo y comodidad que la palabra "residence", en inglés, no tiene, ya que alude a la sencilla voz "casa" (que, entre paréntesis, puede ser una casa o un departamento, un trailer, un caño de agua).
Como último apunte, cuando se trata de disposiciones municipales destinadas a regimentar qué se construye dónde (esas disposiciones que tan fácilmente se violan coimeando al funcionario indicado, dicho sea de paso), allí sí hay tres clasificaciones: la zona industrial o de equipamiento, la zona comercial y la zona residencial. En esta clasificación de los códigos edilicios parecen borrarse toda alcurnia y toda pobreza: bajo el rótulo de "residencial" se engloban los lugares donde solamente puede haber casas para que viva la gente; ni negocios, ni fábricas.