Hay palabras que tienen la virtud de ser ellas mismas y su opuesto. Se preguntan algo y se lo contestan. Tienen una "sombra", como dijo Jung. Se afirman y se niegan en el acto mismo de ser ellas mismas.
¿Ejemplos? La palabra "desconocer". Oigo en la radio que "los choferes de la línea 60 desconocen la conciliación obligatoria". ¿Qué significa "desconocer"? Por un lado, significa "no conocer", "estar falto de conocimiento", "carecer del conocimiento de un hecho o un dato". Por otro lado, significa "estar al tanto de cierto estado de cosas, pero no reconocerlo como tal". Es decir, estamos ante una polisemia encontrada: no tengo conocimiento y sí lo tengo.
En lo que se refiere al ejemplo, la acepción a que alude el verbo "desconocer" es la segunda: los choferes están al tanto de que rige una conciliación obligatoria de su conflicto laboral, pero se niegan a acatarla. Hacen "como si" no existiera. Se rebelan a ella.
Otros ejemplos: "sanción". La misma palabra autoriza o aprueba, y la misma palabra castiga e impone una pena. Algo parecido sucede con "ignorar", y aquí hay muchas semejanzas con "desconocer". Por un lado, "ignorar" significa "no conocer", "no tener conocimiento (de algo)", y por otra parte, por calco con el inglés, se le viene dando desde hace un tiempo el significado de "hacer caso omiso".
Entonces, si decimos: "Está en prisión el conductor que ignoró la luz roja y, como consecuencia, atropelló a un niño", no es que el conductor no supiera qué significa la luz roja; lo sabe muy bien, pero hizo caso omiso de ella.
La bella y la bestia. Las dos caras de la moneda. Así son estas palabras.