viernes, 23 de septiembre de 2011

Otro de mis libros de cabecera

Otro de mis libros de cabecera en lo que se refiere a corrección de estilo es el "Curso práctico de corrección de estilo" de Susana Rodríguez-Vida (Editorial Octaedro), una argentina que desde hace muchísimo tiempo está radicada en Barcelona.

Ya hablé en otro de mis posts sobre este libro, pero fue algo muy breve. Llegó el momento de explayarme.

Este "Curso práctico de corrección de estilo", de Susana Rodríguez-Vida -y que yo tengo subrayado, marcado con asteriscos y lleno de papelitos con los temas que siempre consulto- viene dividido muy inteligentemente en las secciones que todos los correctores de estilo buscamos en un libro: uso de la tilde, puntuación, uso de las mayúsculas, cacofonías, zeugmas y truncamientos, utilización de los verbos, barbarismos, solecismos, anglicismos, ¡sintaxis! y recomendaciones de estilo. Y en cada una de esta secciones, montones de ejemplos erróneos, la oración corregida y la explicación de qué se corrigió y por qué se corrigió. Un verdadero golazo.

La autora añadió además un índice temático-analítico, donde se pueden encontrar los temas por su nombre "no oficial". Por ejemplo, el sempiterno tema de los números. ¿Los escribimos en letras o en números? Recordamos que algo había dicho Susana en su libro sobre los números dichos por un personaje, pero... ¿en qué página estaba? No hace falta que te acuerdes: vas a "números" y allí hay una entrada que dice "en boca de un personaje". Listo. Te salvó.

Las explicaciones de la autora respecto de cada punto tienen la virtud de ser sencillas pero profundas; y además acude en todo momento al razonamiento. Es decir, no aplica ciegamente "la regla de la Academia", sino que realiza una evaluación de si corresponde o no aplicarla en virtud de la funcionalidad en el texto y la legibilidad e inteligibilidad general de lo que se está corrigiendo. 

Me parece capital este punto: poder razonar la norma. Por ejemplo, una de las últimas normas de la Academia es esa que dice que "podrá omitirse la tilde de los pronombres demostrativos (éste, ésta, éstos, por ejemplo), salvo en los casos en que se presente ambigüedad". Personalmente, me parece una claudicación del buen uso de la lengua. Con ese mismo criterio, dejemos de acentuar todos los monosílabos -por ejemplo, "él", "tú" y "dé"- porque, de todas formas, tienen distinta función. Sí, claro, tienen distinta función, y justamente la diferente función se marca inequívocamente con la tilde. El no acentuar "éste" cuando es pronombre hace que uno empiece a leer, tanto en voz alta como en forma silenciosa, esperando poner el acento en la siguiente palabra, que uno adivina un sustantivo; y allí viene la decepción: el "éste" debió haber tenido un énfasis distinto para dar paso a lo que seguramente viene después, un verbo.

Pero volviendo a este excelente "Curso práctico de corrección de estilo" y como ya dije en algún otro artículo de este blog, el estilo distendido y conversacional de este libro le da una calidez especial, al punto tal que da la impresión de que la autora está al lado nuestro susurrándonos las explicaciones. Ella también nos anima desde sus páginas a repasar análisis sintáctico, una herramienta fundamental para una corrección de estilo eficiente y también, agrego yo, para saber qué estamos diciendo. Hay quienes dicen que el análisis sintáctico pasó de moda. Yo creo que está más vigente que nunca. Si queremos hacer un uso eficiente del idioma, tenemos que tener al menos una idea de cómo organizar las palabras en una oración.

Susana Rodríguez-Vida incluye también una sección importante dedicada a los falsos cognados inglés-castellano, necesarísima para lograr la mayor claridad posible en los escritos.

Son varios los ejemplos de textos crípticos que Susana ha debido corregir y que cita en este libro. Una prueba más de que la corrección gramatical y de estilo es necesaria en los libros. Por favor, editores y editoriales, publiquen libros que hayan pasado por las manos de buenos correctores de estilo. Y a los correctores de estilo les recomiendo que se hagan de un ejemplar de este libro, un libro para leer y para disfrutar: seiscientas páginas en las cuales el único desperdicio es no tenerla a Susana realmente al lado para disfrutar de su compañía.