jueves, 27 de octubre de 2011

Dios las cría y el habla las junta

Las palabras son como las personas: algunas experimentan entre ellas una atracción fatal. O sucede como con ciertos ingredientes, que suelen ir siempre juntos: el jamón y el queso, el salame y la manteca (con una rica figazza, por favor), milanesa con puré de papas y así al infinito.

En inglés, cuando observamos que estas palabras se atraen (suelen ser dos, pero pueden ser más), hablamos de "collocation". Muchos calcan esta palabra para usarla en castellano y hablan de "colocación", pero a mí me gusta más hablar de "grupo de afinidad" porque es una forma bien descriptiva de hablar de estas palabras que se toman de la mano y disfrutan de caminar juntas.

Un grupo de afinidad que muchas veces debí corregir cuando daba clases en la carrera de Traductorado de la UBA fue la de "precios caros" o "precios baratos". No. Lo que es "barato" o "caro" es la mercadería que tiene determinado precio. El adjetivo que corresponde a "precio" es "alto" o "bajo". Un precio no tiene precio. La mercadería sí lo tiene. Así que hablamos de "mercadería cara" o "mercadería barata", y de "precios altos" o "precios bajos".