sábado, 28 de enero de 2012

Análisis sintáctico

Escribí para este blog un par de artículos sobre el análisis sintáctico. Concretamente, se trata del artículo sobre el predicativo objetivo y sobre el complemento de régimen preposicional.

Acerca del análisis sintáctico mismo, me gustaría desgranar algunas consideraciones:

- Tuve que arreglármelas sola y dejarme llevar por la casualidad para encontrar ciertas respuestas a temas como el del complemento de régimen preposicional, tema éste que no toca ningún libro -de los poquísimos que hay- de análisis sintáctico.

- Busqué profesoras (y profesores) de castellano para, precisamente, dar respuesta a mis dudas, y por lo menos en lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires, encontré profesoras con importantes baches en su formación y en sus conocimientos. Como dije en otro artículo, una de ellas intentó "venderme" el "circunstancial de persona" -una barrabasada de las peores que he oído en mi vida, un buzón grande como una casa-; otra, una estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires, me dio vergüenza ajena ante las barbaridades que tuve que escucharle en la hora y media que le pagué de clase.

- Como dije antes, los libros que se ocupan el tema son escasos, están bastante mal escritos, y hasta presentan oraciones con un grado de dificultad mayor que el nivel para el que están concebidos. El problema de presentar un grado mayor de dificultad (por ejemplo, casos de análisis sintáctico que recién se ven en la carrera de Letras y que aparecen en libros destinados a chicos de la escuela secundaria) obedece, en mi opinión, al desconocimiento de los autores y autoras de dichos libros. A ver, lo digo más clarito y castellano: estos autores carecen de los conocimientos suficientes para confeccionar buenos libros con los que puedan estudiar los adolescentes. ¿Se capta?

- "¿Para qué sirve el análisis sintáctico?", me dirán, "¡Con todos los problemas que tenemos en el país y en el  mundo!". Sirve para ejercitar el pensamiento lógico, nada más y nada menos. Sirve para pensar los conjuntos de palabras en función de su intencionalidad, y de esa manera poder expresarnos mejor en nuestra vida diaria. Y al que no le satisfaga esta explicación, que siga viendo ciertos programas de televisión donde el jurado y los bailarines se agarran de los pelos.