lunes, 30 de enero de 2012

Falsos cognados - TRUCULENT vs. truculento

TRUCULENT significa "having a disposition towards arguing or to being bad-tempered and slightly aggressive".


En castellano rioplatense, lo truculento encierra un concepto diferente: "se dice de aquello que, por exagerar en detalles de crueldad u horror, produce miedo o susto".


En el caso de TRUCULENT, entonces, se está hablando exclusivamente de una disposición interna del ser humano, y esa disposición es hacia la agresividad y la belicosidad. En cambio, en el caso de "truculento" nos estamos refiriendo también a cierta disposición interna, pero con mayor frecuencia se utiliza este adjetivo para calificar películas, narraciones o noticias.

Ambos significados son muy diferentes. Veamos algunos ejemplos de traducción (que se tomaron de http://www.gotbrainy.com/words/truculent):

Charles assumed a truculent air, attempting by bravado to show how little he feared the monster's threats. = Charles adoptó una actitud agresiva, con la cual intentaba demostrar lo poco que temía a las amenazas del monstruo.


He was savage and yet good-humored; severe and yet forbearing; truculent and pleasant in the same moment. = Era brusco y, sin embargo, tenía buen talante, era severo pero comprensivo; belicoso y agradable al mismo tiempo.

With our black silk face-coverings, which turned us into two of the most truculent figures in London, we stole up to the silent, gloomy house. = Con la cara cubierta con máscaras de seda negra, lo cual nos convertía en las figuras más temibles de Londres, nos dirigimos sigilosamente a la casa, silenciosa y lúgubre.

The driver yelled at the car in front in a truculent manner. "Move!". = El conductor, malhumorado, le gritó "¡Avance!" al chofer del auto que tenía adelante.

Como se ve en este ejemplo, no hace falta realizar una traducción "palabra por palabra" para tener un equivalente aceptable de la oración propuesta en inglés. En lugar de hablar de "de manera agresiva", que sería la traducción más rudimentaria de "in a truculent manner", cambio la función de este circunstancial de modo por un adjetivo que modifica directamente el sujeto. En definitiva, si el conductor grita "de manera agresiva" es lógico que esté malhumorado. En el conjunto de lo que leo, es cierto que en castellano no están reflejadas palabra por palabra ni función por función cada una de las partes de la oración original en inglés, pero al leer la oración que obtuve en castellano sí están reflejados todos los elementos e intenciones del inglés.

Para la traducción inversa, de castellano a inglés, de la palabra "truculento", algunos equivalentes podrían ser GRUESOME, HORRIFYING, GRISLY.

Ejemplos con "truculento":

una película truculenta = a gruesome film / a gruesome horror movie

imágenes truculentas de un accidente = horrifying / gruesome pictures of the accident / gruesome car accident photos





Y ya que hablamos de títulos...

En el artículo anterior hablé sobre la traducción de los títulos de películas y las muchas variables a que está sujeta. Ahora voy a referirme brevemente a los títulos de canciones: allí sí que los que "titulan" las canciones se mandan, a veces, pifies de lo más destacados.

Un ejemplo que me viene a la cabeza ahora mismo: el tema "Maniac", cantado por Michael Sembello y que formó parte de la banda sonora de la película "Flashdance" (título éste que, dicho sea de paso, no se tradujo). Al castellano se lo tradujo como "Maníaco", cuando en realidad toda la canción habla de una señorita. Con frenética frecuencia, la versión en inglés -que necesita del sujeto expreso como el pez de la presencia del agua- no hace otra cosa que decir "she", pero la persona que rebautizó "Maniac" como "Maníaco" pasó por alto dicha circunstancia.

Acá sí es para tirarle de las orejas al titulero (o titulera) de canciones: si no sabés el suficiente inglés, hermano o hermana, consultá con alguien que sí sepa. Acá no había mucho lugar para equivocarse, ¿no?

La traducción de títulos de películas

Hasta hace un tiempo -ya dejé de meterme en esos sitios- había montones de lugares en Internet donde se debatía furiosamente acerca de lo mal traducidos que están los títulos de ciertas películas.

En ninguno de esos sitios se consideraba siquiera la siguiente posibilidad -que no es una posibilidad, sino una realidad-: los títulos de las películas no siempre se traducen, lisa y llanamente; por el contrario, la distribuidora busca un título que, si bien represente el contenido de la película en cuestión, obre a la vez como "gancho vendedor". Es decir, los títulos que en castellano se les pone a las películas no obedece a una cuestión de traducción, sino a una cuestión de mercadotecnia. No se trata de "pasar" un título en inglés al castellano, sino de ponerle un nombre atractivo a ese producto (la película), que es lo que hay que vender.

Entonces, ¿a quién, en su sano juicio, le parece que un título como "Sra. Doubtfire" va a atraer público al cine? A nadie. En cambio, el título adoptado en la Argentina, "Papá por siempre", es un título que inmediatamente apela a las emociones, a los sentimientos y logra atraer público. Así de sencillo. Y como este caso hay tantos otros. Les pido a los lectores de este artículo que, haciendo uso de su independencia de criterio y de análisis -cosa que predico con pegajosa frecuencia en este blog-, lleve a cabo, cada uno, su propio estudio del tema según las pautas mencionadas.

Otra pauta que influye en los títulos de las películas es la competencia. Por ejemplo: la película "The Ring", protagonizada por Naomi Watts, se estrenó en 2002. Nada más que un año antes se había estrenado un "tanque", "The Lord of the Rings". Entonces, en el mercado argentino se consideró que podía producirse una confusión entre ambas películas, así que de entre las dos acepciones posibles de "The Ring", el anillo (o aro) y la llamada, los distribuidores eligieron titular dicha película como "La llamada", y sanseacabó. Sólo se trató de una cuestión de proximidad temporal de dos películas distintas, bien distintas, pero con un título que podía llamar a confusión.

También hay otro criterio que tiene que ver con la elección de los títulos de las películas: es el de la "falsa secuela". Me explico: todos recordarán la película "Los cazafantasmas" ("Ghostbusters"), protagonizada, entre otros actores, por Bill Murray. La película original, "Ghostbusters", es del año 1984 y fue un éxito. A los pocos años, el mismo Bill Murray protagoniza otra película, "Scrooge", basada en el cuento "A Christmas Carol", de Charles Dickens. Ahora bien: en la Argentina no desconocemos a Charles Dickens ni sus historias, pero tampoco nos resultan tan caras a nuestros sentimientos. Es decir, no las relacionamos con la Navidad.

Teniendo en cuenta este "contratiempo" -llamémoslo así-, y para lograr que el público argentino recordara que el protagonista de esta nueva película era el mismo de la muy aplaudida y vista "Los cazafantasmas", en la Argentina se le puso a la película "Scrooge" el muy arbitrario título de "Los fantasmas contraatacan". Y digo que es arbitrario porque los fantasmas son sólo una parte de la película y de la historia del amarrete y cruel Scrooge. La historia de Scrooge tiene muchas otras aristas, pero el único objetivo, en este caso, era señalarle al público que ese actor, al que tanto les había gustado en "Los cazafantasmas", ahora aparecía de nuevo en esta "falsa segunda parte" de "Los cazafantasmas" llamada "Los fantasmas contraatacan". 

Conclusión de toda esta parrafada: como dije al inicio de este artículo, los títulos de las películas no obedecen a una cuestión pura y simple de traducción, sino a mecanismos bastante más complejos de lo que imaginamos. Con lo costoso que es realizar una película (de todas las artes, es la más cara y la más compleja), elegir un título de película sólo en función de la traducción del título sería en muchos casos, además de otros factores, condenar a dicho filme al fracaso ya desde la taquilla.

sábado, 28 de enero de 2012

Análisis sintáctico

Escribí para este blog un par de artículos sobre el análisis sintáctico. Concretamente, se trata del artículo sobre el predicativo objetivo y sobre el complemento de régimen preposicional.

Acerca del análisis sintáctico mismo, me gustaría desgranar algunas consideraciones:

- Tuve que arreglármelas sola y dejarme llevar por la casualidad para encontrar ciertas respuestas a temas como el del complemento de régimen preposicional, tema éste que no toca ningún libro -de los poquísimos que hay- de análisis sintáctico.

- Busqué profesoras (y profesores) de castellano para, precisamente, dar respuesta a mis dudas, y por lo menos en lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires, encontré profesoras con importantes baches en su formación y en sus conocimientos. Como dije en otro artículo, una de ellas intentó "venderme" el "circunstancial de persona" -una barrabasada de las peores que he oído en mi vida, un buzón grande como una casa-; otra, una estudiante de Letras de la Universidad de Buenos Aires, me dio vergüenza ajena ante las barbaridades que tuve que escucharle en la hora y media que le pagué de clase.

- Como dije antes, los libros que se ocupan el tema son escasos, están bastante mal escritos, y hasta presentan oraciones con un grado de dificultad mayor que el nivel para el que están concebidos. El problema de presentar un grado mayor de dificultad (por ejemplo, casos de análisis sintáctico que recién se ven en la carrera de Letras y que aparecen en libros destinados a chicos de la escuela secundaria) obedece, en mi opinión, al desconocimiento de los autores y autoras de dichos libros. A ver, lo digo más clarito y castellano: estos autores carecen de los conocimientos suficientes para confeccionar buenos libros con los que puedan estudiar los adolescentes. ¿Se capta?

- "¿Para qué sirve el análisis sintáctico?", me dirán, "¡Con todos los problemas que tenemos en el país y en el  mundo!". Sirve para ejercitar el pensamiento lógico, nada más y nada menos. Sirve para pensar los conjuntos de palabras en función de su intencionalidad, y de esa manera poder expresarnos mejor en nuestra vida diaria. Y al que no le satisfaga esta explicación, que siga viendo ciertos programas de televisión donde el jurado y los bailarines se agarran de los pelos.

Muchos más calcos del inglés al castellano

Soy usuaria de la Wikipedia, creo que como casi todo humano viviente que pise esta tierra. Cualquiera que tenga una mirada mínimamente crítica habrá advertido lo mal que están escritos sus artículos en castellano, cosa que no pasa en inglés y, según lo poquito que pude ver, en italiano.

Creo que uno de los capítulos peor escritos es el siguiente, dedicado al libro "To Kill a Mockingbird":

Matar un ruiseñor (título original en inglés: To Kill a Mockingbird) es una novela de la escritora estadounidense Harper Lee. Publicada en 1960, tuvo un éxito instantáneo, ganando el Premio Pulitzer y pasando a convertirse en un clásico de la literatura moderna estadounidense. La novela está inspirada en las observaciones de la autora sobre su familia y sus vecinos, así como en un incidente ocurrido cerca de su ciudad en 1936, cuando tenía 10 años de edad.


Esos dos gerundios seguidos, "ganando" y "pasando", son un atentado a la vista y al oído. Como expliqué en otro artículo de este blog, primero tuvo un éxito instantáneo y luego ganó el Premio Pulitzer y se convirtió en un clásico. El gerundio marca simultaneidad de acciones y no consecuencia de una o dos acciones respecto de otra.

Lo que noto es que esta cuestión de utilizar los gerundios parece utilizarse como una marca de "gran redactor": "Mirá qué buen redactor soy: pongo todos estos datos en una sola frase, para lo cual me valgo de gerundios y de subordinadas"; y yo agrego: "Sí, gerundios y subordinadas mal empleados". No es pecado hacer oraciones breves donde se incluyan no más de dos datos; al contrario, ése es signo de claridad mental que se refleja en la forma en que uno plasma la información en el papel o en la pantalla. Tampoco nos vayamos al extremo: escribir oraciones telegráficas por la telegrafía misma tampoco es correcto, ni elegante, ni válido; tampoco lo es separar en varias oraciones información que necesariamente tiene vinculación entre sí.


Sigamos desgranando el artículo de marras:


Aunque la novela trata sobre temas serios como la violación y desigualdad racial, también es alabada por su calidez y humor. El padre de la narradora, Atticus Finch, ha servido como ejemplo de moral para muchos lectores y como modelo de integridad para los abogados. Un crítico explicaba el impacto de la novela diciendo, "En el siglo XX, Matar un ruiseñor es el libro más leído sobre el tema racial en Estados Unidos, y su protagonista, Atticus Finch, es la imagen de ficción más duradera del heroísmo racial."


"Es alabada", una pasiva totalmente calcada del inglés y que en castellano tiene poca justificación, ya que queda mucho mejor decir "a la que también se alaba por su calidez y humor", pero, claro, es mucho trabajo modificar la estructura, y los redactores en castellano de la Wikipedia no están para pensar. Están para otras cosas; no sabemos cuáles, pero sí para otras cosas.

Siguiente párrafo:



Siendo una novela gótica sureña y un Bildungsroman, los temas principales de Matar un ruiseñor comprenden la injusticia racial y la destrucción de la inocencia. Los estudiosos han hecho notar que Lee también toca temas de clase, coraje y compasión, y de roles de género en el Deep South estadounidense. El libro se utiliza ampliamente en las escuelas de países angloparlantes, junto con lecciones que enfatizan la tolerancia y condenan los prejuicios. No obstante, Matar un ruiseñor también ha sido objeto de campañas para su retirada de la escuela pública, con frecuencia por el uso que hace de epítetos raciales. De igual modo, los estudiosos señalan que los personajes negros no se exploran completamente, por lo que muchos lectores negros los reciben de forma ambivalente, a pesar de que sí tienen un profundo efecto en muchos lectores blancos.


"El libro se utiliza ampliamente en las escuelas de países angloparlantes, junto con lecciones que enfatizan la tolerancia...". Esto de "junto con lecciones" es otra estructura calcada del inglés, al igual que "enfatizan". También es un calco el uso de "retirada", ya que queda mucho más natural decir "ha sido objeto de campañas para que se lo retirara de la escuela pública".



La acogida de la novela varió ampliamente a partir de su publicación. Los análisis literarios son bastante escasos en comparación con el número de copias vendidas y su uso en la educación. La autora Mary McDonough Murphy, quien coleccionó impresiones individuales sobre el libro realizadas por numerosos autores y figuras públicas, considera a Matar un ruiseñor como "un fenómeno sorprendente".



"El número de copias vendidas" es otro calco; dejemos pasar lo de "número", que en castellano es aceptable, aunque yo prefiero "cantidad"; pero lo de "copias" en castellano no va; nosotros hablamos de "ejemplares" de un libro. Y lo de "impresiones individuales" es otro calco del inglés, de "individual". ¿Qué sentido tiene poner "impresiones individuales"? Ninguno. Lo que hace el inglés en esos casos en poner énfasis con la palabra "individual" en que la autora coleccionó los comentarios de cada autor, pero no porque se diga así en inglés forzosamente lo tenemos que trasladar al castellano.

Muchachos, estamos haciendo del castellano un sancocho, un mamarracho irreconocible. Y ¿sabés una cosa, Wikipedia? Yo entiendo que me seas útil, que mantener todos tus servidores debe ser muy caro, pero cuando me pidas plata para donaciones, hacelo sobre la base de un servicio bien prestado; es decir, artículos bien escritos.

Y muchachos, nosotros, en América Latina y por qué no en la Península Ibérica, a ver si nos ponemos las pilas y escribimos un poquito mejor.






viernes, 27 de enero de 2012

Sacar el cuero a alguien

Por si no quedó claro, "sacarle el cuero a alguien" es criticarlo a sus espaldas, denostarlo de tal manera que no le quede ni la piel.

Casi como la vieja chusma del barrio

En nuestro castellano rioplatense hay una expresión que a mí me hace mucha gracia y que se aplica a personajes públicos. Es esa expresión que dice: "Fulanito salió a desmentir / a declarar / a aclarar que...".

La imagen que invariablemente surge en mi cabeza es la de abrir la puerta de la casa, no moverse del umbral y declarar o desmentir lo que sea de que se trate esa declaración o esa desmentida o esa aclaración. La mezcla entre el umbral de una casa de barrio con la imagen de un político, o un personaje del fútbol, o en general un personaje público me parece ilógica y hasta surrealista.

Me hace acordar, además, a una vecina que tuve durante diez años, en un departamento donde yo vivía. Trabajaba, llegaba al edificio a las cinco de la tarde, y de allí hasta las ocho o nueve de la noche se las ingeniaba para estar en la puerta del edificio, bien en el umbral y observaba todo, absolutamente todo. Y por supuesto, sacarnos el cuero a todos los vecinos. Hablaba con A, y le sacaba el cuero a B. Hablaba con B y, sí, le sacaba el cuero a A.

Yo creo que los vecinos le tenían un poco de lástima. Pero para no irme del tema: en ese mismo umbral me imagino a un ministro, vestido de traje azul, con corbata al tono, bien peinado, y la imagen es por lo menos curiosa.

jueves, 26 de enero de 2012

Análisis sintáctico - El complemento de régimen preposicional

Hace un tiempo, yo tomaba clases de análisis sintáctico con una profesora que era licenciada en Letras. Le presento la siguiente oración para que la analizáramos juntas, porque yo tenía mis dudas:

El gaucho anda armado del cuchillo que ha heredado de los españoles.

Cuando llegamos a

... que ha heredado de los españoles.

nos preguntamos qué función tenía "de los españoles".

La profesora me dijo que era un "circunstancial de persona". Me olía raro. Es cierto que hay muchos circunstanciales, e incluso hay autores que dicen que se pueden crear circunstanciales más allá de los más comunes (de tiempo, de modo, de lugar, de finalidad, entre otros), pero me parecía que un "circunstancial de persona" era ir demasiado lejos.
Sucede que las personas no son circunstancias. Si analizamos la finalidad de los circunstanciales, veremos que giran en torno de, precisamente, circunstancias, de condiciones en las cuales se desenvuelven las acciones llevadas a cabo por los sujetos —que pueden o no ser personas—.

De pura casualidad, la solución la vi en el libro "El uso del verbo y del gerundio en español", de la Dra. Alicia María Zorrilla. Tiempo después de terminar las clases con esa profesora, encuentro en la página 131 el siguiente ejemplo:

Vive acordándose de su país.

y "de su país" está marcado como "circunstancia régimen". Era muy parecido a la duda de la oración anterior, la de "ha heredado de los españoles"; por lo menos, arrimaba bastante el bochín.

Busqué en Internet qué era esa misteriosa "circunstancia régimen" —que no aparece ni de casualidad en ningún texto de análisis sintáctico de los que yo tengo—, y gracias a esa manía de corregir que tiene Internet el buscador Google me pregunta: "¿No habrá querido decir "complemento de régimen?". Le dije que sí y apareció la información que estaba buscando.

De todos los sitios de los cuales pude extraer información, las conclusiones son las siguientes:

- Se trata de un sintagma preposicional (es decir, un elemento de la oración cuya estructura es preposición + sintagma nominal) cuya preposición está determinada por el verbo. Es decir, la condición fundamental para señalar una parte de la oración como "complemento de régimen preposicional" es que el verbo del que depende dicho complemento lleve, en su acepción específica, determinada preposición y no otra. La preposición que introduce al complemento de régimen preposicional puede ser cualquiera, incluso "a";

- Se trata de un complemento que no es un circunstancial, ni un objeto directo, ni un objeto indirecto, ni agente, ni predicativo. Es decir, se lo reconoce "por descarte"; primero hay que verificar que esa parte de la oración de la que sospechamos que es un complemento régimen no cumpla ninguna de las cinco funciones mencionadas;

- Se lo reconoce porque es conmutable por la preposición mencionada más el pronombre; por ejemplo:

Cuento con María. = Cuento con ella.

Me acuerdo de Claudio. = Me acuerdo de él.

El perro cuida de la casa. = El perro cuida de ella.

Me acuerdo de esa travesía. = Me acuerdo de eso.

- Además, el complemento de régimen preposicional responde a la siguiente pregunta:

preposición + qué + forma verbal

Veamos si es cierto:

Todo el tiempo pensaba en los extraterrestres.

¿En qué pensaba? --> En los extraterrestres.

Parece que funciona.

- Se lo diferencia de un circunstancial porque podemos eliminar el circunstancial de la oración y ésta sigue teniendo sentido. En cambio, si eliminamos el complemento de régimen preposicional, la oración pierde sentido. Si digo:

Su sentencia depende de la junta de calificaciones.

"de la junta de calificaciones" es complemento de régimen preposicional porque si lo quito, "Su sentencia depende" es una oración que deja de tener sentido.

Además, el complemento de régimen preposicional se diferencia de los circunstanciales por otros dos motivos:

1) no puede sustituirse el complemento de régimen preposicional por un adverbio;

2) no puedo colocar el complemento de régimen preposicional en cualquier parte de la oración; sí puedo colocar los circunstanciales en cualquier posición.

- ¿Cómo juega el complemento de régimen preposicional respecto del objeto directo? Veamos; si digo:

El presidente de la empresa convocó a los accionistas a una reunión.

"a una reunión" es el complemento de régimen, mientras que "a los accionistas" es el objeto directo. Si reformulo la oración y digo:

El presidente de la empresa convocó a una reunión.

la oración no pierde sentido aunque le haya quitado el objeto directo (cosa que no es obligatoria), pero si le quito el complemento de régimen, el verbo me queda "colgado del precipicio".

- Sin embargo, hay otros casos en que no podemos quitar el objeto directo sin crear caos en la oración; veamos el siguiente ejemplo:

La mucama limpia de cenizas los platos.

Aquí no puedo prescindir del objeto directo. "de cenizas" es el complemento de régimen preposicional, y "los platos" es el objeto directo. Si digo:

La mucama limpia los platos.

la oración conserva su sentido, mientras que si digo:

La mucama limpia de cenizas.
la oración pasa a carecer de sentido.

- Según el régimen preposicional, dado un mismo verbo podemos tener a continuación de él un complemento de régimen preposicional o bien un objeto directo. Veamos el siguiente ejemplo:

El perro cuida de la casa.

donde "de la casa" es complemento de régimen preposicional, mientras que en

El perro cuida la casa.

"la casa" cumple la función de objeto directo.

- Según Emilio Alarcos Llorach, existen diversos tipos de complemento de régimen preposicional:

1) Complemento de régimen directo: Juan confía en Luisa.

Es directo porque la oración carece de objeto directo.

2) Complemento de régimen indirecto: El camarero limpia de colillas el suelo.

Es indirecto porque la oración tiene objeto directo.

3) Complemento de régimen inherente: Sacó el libro del estante.

Es inherente porque el lugar natural de origen del libro es el estante.

4) Complemento de régimen atributivo: El presidente pasa por tonto.

Es atributivo porque "tonto" es un atributo (un adjetivo) de "presidente".

pero ¿qué quieren que les diga? Me parece demasiada exquisitez. Yo me conformo con haber encontrado una respuesta más a mis dudas.



miércoles, 18 de enero de 2012

Independencia, tanto como se pueda

Intentaré ser breve porque tengo mucho trabajo: el otro día me escribió un lector del blog. En su mensaje hablaba de mi artículo "Pobre gerundio", y me decía que el gerundio tenía otras funciones que yo no había mencionado.

Es verdad: hay formas aceptadas de utilizar el gerundio que yo no mencioné en el citado artículo. Entonces, aprovecho esta oportunidad para volver a decir lo que ya llevo dicho en otras partes de este blog: yo tomo un tema, apenas una fracción de algún tema, y hago algún comentario. Recomiendo a todos los interesados en conocer más sobre la mecánica y las leyes (sí, las leyes) de la lengua castellana hacerse de buenos libros para profundizar en esas superficialidades en las que me regodeo.

Es decir, aliento a quienes deseen aprovechar la sugerencia que sean independientes. Este blog no pretende dar todas las respuestas, y ni siquiera algunas respuestas. Este blog es el entramado de mis desvaríos. ¿Por qué hablé en este blog del "Curso práctico de corrección de estilo" de Susana Rodríguez-Vida? ¿Porque ella me pagó para que se lo promocionara? No. Hablé de él porque lo considero un magnífico título para que todos lean. ¿Por qué hablo del diccionario María Moliner? ¿Porque me pagaron para hacerlo? No. Hablé y hablo de él porque es una magnífica fuente de conocimiento de la lengua castellana, y tan entretenida como el volumen de Rodríguez-Vida.

En el Traductorado nos adiestraron muy bien: profesores como Ricardo Chiesa y Moira Parga nos brindaban dos o tres textos sobre cada tema. ¿Había que estudiar derechos reales en la legislación de Gran Bretaña? Pues bien: allí aparecían apuntes de dos o tres libros. La idea era ver de qué manera un mismo tema era tratado por distintos autores. El sentido era comprobar cuáles eran las diferencias y las similitudes. Aquí sucede lo mismo: conviene que te hagas de varios libros para ver cómo los distintos autores tratan un mismo tema; por ejemplo, el gerundio. Pero es importante que vayas a los libros. En mi opinión, los blogs de Internet (éste incluido) y algunos sitios también de Internet apenas rozan las cuestiones.

La diversidad de fuentes, además, va a hacer que vos te formes tu propia opinión sobre cada una de las cuestiones. Y, también en mi opinión, ése es el sentido de encarar cualquier estudio, de cualquier cosa, desde ingeniería genética a ikebana: que vos te formes tu propio criterio de cómo son las cosas y de cómo deberían ser las cosas. De esta forma, pensás vos y evitás que piensen por vos, que te impongan un pensamiento dominante o hegemónico. De esta forma, sos artífice de tu destino y no sencillamente un seguidor al que lo llevan de las narices; pero todo esto siempre y cuando tengas vocación de independencia, claro. 

En resumen: este blog no es el punto de llegada, sino el de partida. Es apenas abrir dos centímetros la persiana del idioma, pero los lectores que así lo deseen tienen que abrir solos el resto de la persiana y seguir investigando y leyendo. Para mí, no hay mejor cosa que la independencia, el bucear sola y encontrar las cosas insospechadas. Como aventura de vida, y a la luz de la mediocridad en que a veces me encuentro sumergida, me parece fantástica.



lunes, 16 de enero de 2012

Pobre gerundio

En algún artículo de este blog ya me referí al gerundio en inglés, pero hace tiempo que vengo reflexionando sobre el gerundio en castellano.

Tanto en inglés como en francés, el gerundio -forma verboidal de los verbos- puede emplearse para indicar no solamente simultaneidad de acciones, sino para marcar que una acción es consecuencia de la otra. Es decir, sirve para marcar posterioridad de una acción respecto de la otra.

Por lo menos en los papeles, no es así en castellano. Las normas nos recomiendan no utilizar el "gerundio de consecuencia", el típico que encontramos en las noticias: "Se cayó un avión, muriendo diez personas". Sucede que el gerundio en castellano -insisto, en los papeles- indica simultaneidad de dos acciones. En el caso de la oración citada, la lógica indica que primero se cae el avión y a consecuencia de la caída mueren las personas. No importa si mueren justo en el aire, o de un síncope cardíaco mientras cae el avión: se considera que la muerte es consecuencia de la caída y, por lo tanto, posterior.

Es cierto que también puede utilizarse el gerundio para indicar anterioridad. Es perfectamente aceptable decir: "Habiendo concluido con las deliberaciones, la asamblea se dispuso a votar". En este caso, utilizo el gerundio para encabezar el verbo que me dice algo de las deliberaciones; y estas deliberaciones tuvieron lugar, lógicamente, antes del acto de votar.

Pero ya es moneda corriente que se emplee el gerundio de consecuencia, como el descripto y mencionado en el ejemplo del avión. En el aviso del dentífrico te hablan de su "gran poder bactericida, matando todos los gérmenes". El volantito de la crema humectante te dice que "humecta y protege la piel, proveyéndola a ésta de todos los nutrientes necesarios". Y así seguimos con la proliferación de los gerundios.

Por un lado se tiene el preconcepto de que "si unimos todos los datos en una sola oración, eso es prueba de que hablamos un mejor castellano". Si te lo dijeron alguna vez en la escuela, te aviso que no es tan así. Hay veces en que es más estético unir dos o tres datos en una sola oración -como en las oraciones subordinadas-, y otras veces no; en esas otras veces, lo más estético y lógico es organizar la información en dos oraciones.

Lo que tiene el gerundio como desventaja es que esas terminaciones que tiene, "ando", "endo" y "iendo", hacen que en la mente de quien las piensa y las usa parezca que el verbo que las lleva se "desliza" de la lengua, con lo cual nos brinda la sensación de que está perfectamente utilizado para indicar una consecuencia, que un acto se desprende de otro. El "ando", "endo" y "iendo" parecen toboganes lingüísticos que hacen que el verbo que los lleva se deslice suavemente hasta llegar al chapuzón fresquito de la pileta.

Pobre gerundio. Es una cosa y parece otra. Como la actriz seria, pero con buenas curvas, que quiere hacer Chéjov y la llaman sólo para hacer vodevil.

Encallar

Leo en el portal de Yahoo una noticia -de hoy- que comienza de la siguiente manera:

"La Cancillería argentina repudió duramente que el gobierno de las islas Malvinas impidiera a un crucero turístico, en el que viajaban argentinos, encallara en el archipiélago durante el fin de semana".

Yahoo reproduce la noticia, al parecer, del diario argentino La Nación. También oí una versión parecida hoy, en la radio Aspen (FM 102.3). Lo que me llama la atención es el uso del verbo "encallar". Lo que sucedió con el mencionado crucero es que no pudo atracar; es decir, no pudo "estacionarse", por así decirlo, en el puerto correspondiente. El acto de atracar es un acto voluntario del capitán de una embarcación; importa el acto de acercarla a tierra o, según susurra por aquí el diccionario Clave, "acercarla a otra embarcación".

El acto de encallar, por el contrario, es un acto involuntario: es el acto de chocar contra piedras o contra un banco de arena. Se trata de un accidente, un acto no buscado.

Me llama mucho la atención este desliz por parte del diario La Nación, que cuida mucho el buen nivel de la escritura de sus noticias, tanto es así que, hasta donde sé, tienen un manual propio de estilo. Y lo que me llama a la reflexión es que otros medios se hagan eco de la noticia sin hacer una mínima lectura crítica de estos pequeños-grandes errores, como el de utilizar un verbo equivocado. No sé por cuántas manos pasó esta noticia antes de ser publicada, pero nadie se fijó si estaba bien escrita. Un motivo puede ser la velocidad y el apuro. Otro motivo puede ser la falta de conocimientos suficientes que sobre gramática y vocabulario suelen tener muchos periodistas de los medios argentinos. Otro motivo puede ser la falta de espíritu crítico y de pensamiento independiente de esos mismos periodistas, locutores o, sencillamente, personas que trabajan en los medios.

Me parece que la esencia de un medio periodístico es, por un lado, no embrutecer a quienes lo están escuchando. No pretendo que los medios masivos me eduquen, pero sí pretendo que cuiden un poquito más la calidad de los textos que publican o emiten. Y la otra esencia de los medios, entiendo yo, es la capacidad crítica.

Sin embargo, tal vez se haya generalizado la creencia de que "la gente es tonta y no piensa", y es allí donde escuchas y televidentes como yo, que buscan siempre avanzar un poco más en sus concepciones intelectuales y espirituales, sentimos que los medios no sólo no nos representan, sino que tenemos que bancarnos que tuerzan el idioma hasta hacerlo, a veces, irreconocible. Y eso me hincha soberanamente la paciencia.

viernes, 13 de enero de 2012

El idioma inglés y su fijación con las edades

Soy traductora audiovisual y se los digo de buena fuente: el inglés es un idioma que tiene una fijación con los adjetivos, y entre ellos, la edad de las personas. Entonces, encontramos con pasmosa frecuencia frasecitas del siguiente estilo:

15-year-old Mary was found dead in her room...

Por extensión, este idioma también se obsesiona un tanto con las cifras. Tanto esta cuestión de la edad como la de las cifras hace que la traducción de los textos que llevan estas cifras queden poco naturales en castellano. Por ejemplo, leo en la nunca bien ponderada revista del cable lo siguiente:

"La tripulación de 33 hombres de un submarino queda atrapada al suscitarse un accidente que les impide subir a la superficie".

Los dos problemas que encuentro aquí son los siguientes:

1) La traducción es tristemente literal -es decir, servilmente palabra por palabra, sin intentar que la oración suene a castellano-. ¿La solución? "Los treinta y tres (o 33, si te falta espacio y no podés darte el lujo de poner la cifra en letras) tripulantes de un submarino quedan atrapados al suscitarse...".

2) Además, cuando empiezo a leer "La tripulación de 33 hombres...", parece que los treinta y tres susodichos hombres llevaran una tripulación. Recién cuando llego a "de un submarino" la cosa se aclara.

Como se ve, la solución es incluso más breve que la oracion original, y mucho más clara. Yo sigo insistiendo -no por obsesiva, sino por coherente- en el postulado que en algún foro me hizo granjearme las puteadas de algún forista enfermo de complejo de inferioridad: para ser traductor hay que estudiar, hay que saber qué estás haciendo y hay que tener sentido común. No podés pensar: "ah, bueno, mi lengua materna es castellano + sé un poquito de inglés = automáticamente soy traductor", porque sencillamente no es cierto.

jueves, 12 de enero de 2012

De un extremo al otro

Estaba levantando los platos del almuerzo, hace un rato, cuando, en alusión a un programa que estábamos viendo por televisión, le dije a mi marido:

- Esos cambios hay que hacerlos a la chita callando.

Mi marido me miró como si yo hubiera pasado a ser extraterrestre.

-¿Quéeeee?

Carcajada de mi parte. Y me sigo riendo.

- Sí, "a la chita callando".

Claro, él no conocía la expresión. Yo la aprendí en cuarto grado (año 1974, sí, del siglo pasado), y me la enseñó mi maestra, la Srta. Amanda Caravatti, a la que justo homenaje se le rinde en Facebook, en la página de la escuela primaria "Rafael Ruiz de los Llanos". La expresión figuraba en el libro de lectura y nos la enseñaron. Y me salió así, espontáneamente.

Se trata de una expresión arcaica, tan arcaica como yo misma. Y se trata de una expresión que ya fue reemplazada varias veces por otras expresiones que indican lo mismo que "a la chita callando": hacer algo de manera solapada, sin que nadie se dé cuenta.

La expresión que yo adopté para no tener que decir "a la chita callando" (y evitar así que me miren como a un extraterrestre, o peor aún, como a una momia) es "hacer (algo) de sottovoce", que hasta queda más pintoresca porque tiene esa palabrita italiana que a cualquier cosa le confiere un aire de romana distinción. Una expresión, además, que no sé si está en las antípodas de "a la chita callando", pero que es un tantín menos vieja.

Sí, sí, la expresión "a la chita callando" la tenía reservada para decirla en casa, en confianza, con mi marido. Pero visto y considerando la forma en que me miró, creo que no voy a volver a utilizarla ni conmigo misma.


martes, 10 de enero de 2012

Falsos cognados - CONSPICUOUS vs. conspicuo

CONSPICUOUS significa "very noticeable; likely to attract attention, often in a way that is not wanted". Es decir, en castellano tendríamos como equivalentes adjetivos como "llamativo", "manifiesto", "notorio", "evidente", "claro".


“Conspicuo” significa "notable en un sentido figurado, destacado, sobresaliente, ilustre, en general aplicado a una persona y a su trayectoria profesional". Es decir, se habla siempre de un "conspicuo cirujano", un "conspicuo miembro de la sociedad", pero en castellano rioplatense no se utiliza este adjetivo aplicado a cosas, cosa que sí sucede en inglés. En ese idioma sí encontramos frases como A CONSPICUOUS PLACE en el sentido de "un lugar destacado", o A CONSPICUOUS SUCCESS en el sentido de "un éxito notable" o "un gran éxito".


También se emplea CONSPICUOUS aplicado a personas, pero no con el sentido de fama y posición que en castellano rioplatense, sino con un sentido más cotidiano y llano: I felt very conspicuous in my new car = Me sentí muy importante en mi auto nuevo.


Se trata de un caso de falsos cognados totales.


Más ejemplos con CONSPICUOUS:


Her black skin and hair were conspicuous among the Swedish people that surrounded her. = Su piel y cabello negros sobresalían de entre todos los suecos que la rodeaban.


He was conspicuous by his absence at yesterday’s meeting. = Su ausencia fue notoria en la reunión de ayer.

Un ejemplo con “conspicuo”:


El Dr. Favaloro fue un conspicuo cirujano. = Dr. Favaloro was a renowned / well-known surgeon.





lunes, 9 de enero de 2012

Calcos de traducción - Las cláusulas con "with"

Los anglosajones son unos vivos bárbaros: con tres o cuatro elementos -no mucho más- te arman todo un idioma, y encima ese idioma domina el mundo. ¿Qué me contursi?

Por ejemplo, ahí tenés las cláusulas que comienzan con "with". Se las ingenian para que casi cualquier contenido, precedido por "with", constituya el antecedente de otra oración, y encima parece que las hubiera construido el mismísimo Shakespeare.

Te muestro una, que oí ayer en un capítulo de "Los cazadores de mitos", por el Discovery Channel:

"Con el dispositivo preparado, Adam y Jamie se disponen a hacer no sé qué cosa".

En realidad, esto del "dispositivo preparado" es lo que sucedió antes de que Adam y Jamie se dispusieran a dar el siguiente paso. En inglés, los anglosajones lo arreglan muy fácil: te ponen, sin ningún empacho:

"With the device in place, Adam and Jamie are ready to...".

Pero si en castellano calcamos sin ningún filtro la cláusula que comienza con "with" , y, la verdad es que estamos importando mercadería que no precisamos. La solución que propongo es:

"El dispositivo ya está en su lugar. Ahora, Adam y Jamie se disponen a...".

O bien (un poquito más larga):

"Habiendo puesto el dispositivo en su lugar, Adam y Jamie se disponen a...".

Es cierto que ésta suena un poquito más a redacción administrativa, pero para eso te doy dos opciones.

En el mismo episodio oí una que es peor todavía:

"Con los explosivos en su lugar, ¡prepárense!".

Así nomás. Un sancocho de aquéllos. Yo habría puesto:

"Los explosivos ya están en su lugar. Ahora, ¡prepárense!".

Sí, ya sé lo que me va a contestar el bando de detractores: que se trata de traducción audiovisual y que en castellano hay que abreviar porque el castellano siempre resulta más largo que el inglés. Y yo contesto, serena y garbosa: "ya lo sé. Yo también soy traductora audiovisual y tengo que mandarme unos resúmenes que te la voglio dire. Pero reducí información en otro lugar del párrafo o de la oración, melón, y vas a ver cómo podés expresar todo lo que necesitás, con elegancia, con estilo, y sobre todo, en buen castellano".

Venir a correrme justo a mí...

Un inesperado calco de traducción

Cuando oímos alguna oración del siguiente tipo:

"Lo cocinaron sin aceite o materia grasa de otra clase".

lamento informar al público presente de que se trata de un calco de traducción. Para hacerla corta: en inglés, este tipo de negaciones de dos términos se construyen con "without... or...". La traducción inversa de la frase propuesta sería:

"It was cooked without oil or any other fatty substance".

Y en el inglés sucede tal cosa porque no tienen una conjunción maravillosa que el castellano sí tiene: "ni". Entonces, tienen que valerse de "without...  or...". Y el "without" se las arregla solito para ser el negativo de ambos términos -en este caso, "oil" y "other fatty substance"-. Como secretaria moderna, ¿vio? que atiende a tres o cuatro jefes cuando veinte años atrás atendía a uno y gracias.

En castellano, en cambio, tiene una partícula -una conjunción- que hace que la carga de trabajo del abnegado "sin" -adverbio de negación- sea más liviana. Lo que corresponde en castellano es, entonces, "Lo cocinaron sin aceite ni materia grasa de otra clase".

Un calco que ni yo me lo esperaba.

domingo, 8 de enero de 2012

Es de goma, pero no es para tanto

La sintaxis castellana es bastante más flexible que la inglesa, pero eso no quiere decir que haya que tomarla para el churrete. Elegís mal un cierto orden de modificadores y dijiste otra cosa distinta de la que tenías pensada; y a veces, hasta decís absurdos.

Hoy, cierto portal de Internet me sirve el tema en bandeja:
"Hallaron muerta a la maestra desaparecida con un tiro en la cabeza".

Parece que "con un tiro en la cabeza" fuera una característica del estar desaparecida. Parece que hubiera desaparecido con un tiro en la cabeza, cuando, en rigor, desapareció vivita, coleando y entera. Lo que el apurado redactor quiso decir es:

"Hallaron muerta de un tiro en la cabeza a la maestra desaparecida".

y así todos los modificadores, circunstanciales, sujetos y predicados, ya en su lugar, conviven perfectamente, felices cada uno de cumplir la función que les cabe.

Lo mismo sucede con una frasecita que encontré en un libro de medicina legal:

"Puntos periciales especiales: por ejemplo, si la dimensión del cuchillo secuestrado corresponde a las heridas halladas; si el sujeto herido antes de morir pudo o no desarrollar tal o cual movimiento o agresión". 

Acá es claro que el autor quiso decir "si el sujeto pudo o no desarrollar tal o cual movimiento o agresión antes de morir", o también, si no se quiere dejar para el final el circunstancial de tiempo, "si el sujeto herido pudo o no, antes de morir, desarrollar tal o cual movimiento o agresión".

También vi el otro día en un subtitulado la siguiente cuestión de sintaxis ambigüa o equívoca:

"Pondré a los que te dañaron entre rejas".

Parece que a la chica la hubieran dañado entre rejas, cuando no es así. El que promete es un hombre. A la chica, primero, la dañaron. Luego, el hombre promete que va a encarcelar a los malos. Así como está, el verbo queda "colgado" y a él se le acopla un objeto directo que sí, tiene que ver con el verbo, pero con el cual la idea no termina de redondearse. Lo que quiso decir el traductor de subtitulado es:

"Pondré entre rejas a los que te dañaron".

Y todos felices de que la casa esté ordenadita.



viernes, 6 de enero de 2012

Calcos en la traducción - Voces pasivas imperdonables

Continúo con mi reflexión sobre la voz pasiva calcada del inglés: hay ciertas formas que son imperdonables, como la siguiente:

"A menudo el gato es caracterizado como un animal solitario, egoísta, que anda solo y se junta con otros gatos únicamente para pelear o aparearse".

Es claro que la oración original decía más o menos "Cats are often featured/shown as...". La pregunta que cabe hacerse cuando uno traduce las voces pasivas es una muy simple: ¿suena natural en castellano? Si yo le estuviera escribiendo a un amigo, o si estuviera escribiendo este mismo texto directamente en castellano, ¿diría "el gato es caracterizado"? Si la respuesta sincera es "no", es hora de ir pensando en un pase a voz activa (como en el artículo que publiqué hace unas horas) o en usar la pasiva con "se".


Arreglar el entuerto no es nada difícil:


"A menudo, se caracteriza al gato como un animal solitario, egoísta...".


Otro ejemplo de pasiva evitable:


"Antes que el gato fuera elevado al nivel de compañía y mascota para los amistosos humanos, el contrato entre el hombre y el gato estaba basado en la habilidad del animal para destruir plagas".

Aquí la disonancia no es tan flagrante, pero a la oración no le vendría nada mal verse de la siguiente forma:


"Antes de que se elevara al gato al nivel de compañía y mascota...".


A ver qué pasa con el siguiente ejemplo:


"Cuando esos descubrimientos fueron informados en una conferencia internacional, la mayoría de los que estábamos presentes fuimos muy escépticos. La prueba había sido llevada a cabo rigurosamente, pero los resultados daban a los gatos una sensibilidad tan sorprendente para encontrar su casa que nos resultaba muy difícil de aceptar".


Sí, los entiendo: todo el párrafo huele a inglés. Le faltan unos buenos masajes, desentumercerse los músculos, respirar hondo, darle maquillaje de idioma castellano. Pero vamos al grano: podemos decir con mucha más naturalidad "Cuando se informaron esos descubrimientos en una conferencia internacional...", y también puede decirse -aunque es una pasiva que tan mal no está- "La prueba se había llevado a cabo rigurosamente".


El calco que francamente queda muy feo es "los que estábamos presentes fuimos muy escépticos". Claramente viene de algo así como "the attendants were very skeptical". Ésta es una forma típicamente inglesa, pero una traducción literal al castellano no es la mejor manera de expresarla. Es preciso acudir a una paráfrasis y, para ello, hay que preguntarse: "¿Cómo digo lo mismo con otras palabras?", cosa que, en definitiva, es parte de la esencia de traducir.


Yo lo diría de la siguiente forma:


"Cuando se informaron esos descubrimientos en una conferencia internacional, la mayoría de los que estábamos presentes nos resistíamos a creerlos".


Y ahora que lo veo bien, no tiene mucho sentido que "se informen descubrimientos"; me parece que se puede afinar más el lápiz si hablamos de que "se informaron las conclusiones de los experimentos". Si la palabra original era "findings", esos "findings" no son "hallazgos" (un hallazgo es "a find", no "a finding") -palabrita que la veo harto usada en traducción médica y científica en general-, y sí, pueden ser descubrimientos, pero es una forma bastante rudimentaria de expresarlo.



Cuestiones sutiles de estilo

Sé que la cuestión que voy a abordar en este artículo es sutil, pero considero que marca la diferencia entre el traductor mediocre y descuidado (el que traduce "a la que te criaste") y el traductor atento, bien entrenado y detallista. Se trata de la traducción inglés a castellano de ciertos pronombre deícticos como "this" o "that".

El traductor de brochazo gordo no lo duda un minuto: traduce literalmente "esto" o "eso" y duerme muy tranquilo a la noche. Por el contrario, el traductor cuidadoso y detallista se preocupa de dotar de significado (y, por ende, de estilo) a esos deícticos, con lo cual su traducción gana y mucho en claridad y elegancia. Pero pasemos a los ejemplos, porque hasta aquí esta explicación es muy teórica, árida y aburrida.

Tomemos el siguiente párrafo:

Un rápido golpecito con la lengua por los labios es uno de los signos reveladores de que el gato está agitado, y al mismo tiempo fascinado o intrigado por algo. [...] Es el equivalente de un hombre rascándose la cabeza con perplejidad. [...] Las reacciones de este tipo se llaman "actividades sustitutivas". Ocurren cuando el gato se enfrenta a un estado de conflicto. [...] Otras especies responden de maneras distintas, pero para los felinos esos golpes de lengua son la acción favorita. [...] Hay una forma inofensiva con la que se puede probar eso. A los gatos no les gustan los ruidos con vibraciones agudas, pero los intriga el descubrir qué produce esos sonidos. [...] Prácticamente todos los gatos, cuando oyen el sonido producido, por ejemplo, por un peine frotado contra los dientes, contemplarán el peine que usted tiene en la mano y luego comenzarán a lamerse los labios. Si el sonido continúa, el animal puede decidir finalmente que ya es suficiente y se marchará. Es sorprendente, pero esto funciona en leones adultos como en los más pequeños gatos ordinarios.

No solamente "eso" y "esto" son calcos flagrantes de "this" y "that", sino que como referencias a algo que se dijo antes son flojas. Distraen al lector de su lectura porque hay que retroceder y pesquisar cuál es el referente de "eso" y "esto". Y resulta de buena política al momento de traducir o de escribir ser lo más claro posible -sin llegar a la subestimación del lector, claro- para que el mensaje que deseamos transmitir llegue con claridad al punto de destino (quien nos lee).

Solución: no hace falta pensar mucho para darse cuenta de que hay que encontrar la esencia de lo que significan "eso" y "esto". En el primer caso, mi solución sería:

Hay una forma inofensiva de probar esta reacción de los gatos.

porque "eso" (originalmente, "this") se está refiriendo a la reacción del gato, que es la de lamerse la boca cuando oye un ruido (y no "sonido", como insiste la traductora).

En cuanto a la segunda oración:

Es sorprendente, pero esto funciona en leones adultos como en los más pequeños gatos ordinarios.

mi solución sería:

Es sorprendente, pero este experimento funciona tanto en leones adultos como en gatitos comunes.

El resto del párrafo tiene, además, una serie de detalles (por no llamarlos "errores") que merecerían una corrección a fondo. Para nombrar algunos pocos detalles:

- el gerundio "rascándose" está mal empleado. No podés usar un gerundio en función adjetiva; todo gerundio tiene función adverbial;

- "la acción favorita", para mi gusto, está muy calcado del inglés: "... pero para los felinos, (y aquí hay que poner coma) esos golpes de lengua son los movimientos que más les gusta hacer". El inglés se caracteriza por ser lacónico ("their favorite action"), pero en castellano esa sequedad sajona, para mi gusto, no queda bien. Somos latinos y somos exuberantes;

- "sonido" no; es "ruido"; el sonido tiene melodiosidad, se pueden reconocer en él notas musicales; en el ruido no;

. el "finalmente" está de más; con decir "el animal puede decidir que ya es suficiente y se marchará" sobra paño. El "finalmente" entorpece la lectura;

- "ordinarios" no; en castellano tiene la connotación principal de "de baja calidad". "An ordinary cat" es "un gato común".

Y seguramente podríamos encontrar cuestiones de puntuación, en las que no me voy a detener en este momento. Pero esto de "amplificar" (como diría Peter Newmark) los "this", "that", "those" y otros parecidos, muchachos traductores y escritores, no cuesta nada y hace que el texto transmita ganas de hacer bien las cosas.











Calcos de traducción - ¡La voz pasiva!

Ay, ay, ay, la voz pasiva: cuántos, cuántos son los traductores que ya se olvidaron de que en el castellano tenemos una forma única y singular de expresar la voz pasiva; la pasiva con "se" (nombre fácil) y la pasiva cuasi refleja (nombrecito más difícil).

Veamos:

"Los gatitos son lamidos repetidamente por sus madres durante su más temprana edad".

No es que esta oración tenga nada de malo, salvo un pequeño pecado: está calcada del inglés. Sin dificultad adivinamos que el original decía: "The kittens are repeatedly licked by their mothers...".

Tampoco tiene nada de malo la estructura de la oración, que cuenta con los elementos que debe poseer toda pasiva:

- un sujeto, "Los gatitos";
- una frase verbal encabezada por el verbo "ser" conjugado, "son lamidos";
- un complemento agente, "por sus madres".

"Repetidamente", adverbio de modo (que cumple la función de circunstancial de modo) es un condimento extra que conviene al significado de la oración, pero que no es obligatorio en el terreno sintáctico.

Personalmente -y olvidando por un momento lo que dije de la pasiva con "se", ya que aquí no es de aplicación-, yo habría convertido la oración a voz activa, con las siguientes modificaciones:

Las gatas lamen repetidamente a sus crías...

Y en este punto nos encontramos con una cuestión de sintaxis y de estilo: "durante su más temprana edad". No queda claro a quién se atribuye la "temprana edad", si a los gatitos o a las madres. El adjetivo posesivo "su" ayuda a complicar las cosas, ya que puede referirse, junto con "temprana edad", tanto a "gatitos" como a "madres". Solución: hay que renunciar a la frase "desde su más temprana edad" y parafrasearla:

Las gatas lamen repetidamente a sus crías desde el nacimiento de éstas.

lo cual es empíricamente cierto: las gatas lamen a sus crías desde el momento mismo en que éstas nacen.

jueves, 5 de enero de 2012

Temo no saberlo

En el cuento "Anaconda", de Horacio Quiroga, encontré el otro día una oración que, palabras más, palabras menos, decía lo siguiente:



"Ellas la temían".



Se estaba hablando de que un grupo de víboras le temía a una cobra.



Se trata de un caso de laísmo, pero hizo que me preguntara por qué en el caso mencionado la versión correcta sería "Ellas le temían". La pregunta concreta era qué papel jugaban el objeto directo y el objeto indirecto respecto del verbo "temer".



Según el María Moliner, el verbo "temer" es transitivo o absoluto; María Moliner define "transitivo o absoluto" de la siguiente manera: "se aplica a los verbos transitivos que pueden usarse sin complemento directo, pese a lo cual su significado no cambia".



Si repongo todos los elementos de la frase, quedaría de la siguiente manera (al efecto de analizar mejor la oración y el comportamiento del verbo):



"Las culebras le temían a la cobra".


"A la cobra" es entonces un objeto indirecto. Veo que al verbo "temer" no le hace falta tener primero un objeto directo para poder a continuación tener un objeto indirecto.
 La duda que apoya toda esta misteriosa disquisición es la siguiente: siempre tuve la idea de que los verbos transitivos, para tener un objeto indirecto, necesitaban tener antes, sí o sí, un objeto directo. Veo que con este verbo, "temer", que es transitivo, no es así.



Si en cambio digo:


"Temo las represalias que se puedan tomar contra mí".


¿puedo reemplazar "las represalias que se puedan tomar contra mí" por "las? Sí, puedo decir



"Las temo".


"Las represalias que se puedan tomar contra mí" es un objeto directo.


Si digo:



"Temo los horrores de la guerra".


¿puedo decir "los temo"? Sí. Si dijera "les temo", eso constituiría un leísmo. Entonces, "los horrores de la guerra" también es un objeto directo.



Si digo:



"Temo que se caiga el árbol".



el reemplazo de "que se caiga el árbol" es "lo temo", pero también se me ocurre que puedo decir "le temo a esto", y vuelvo al caso de las víboras. Aquí, "que se caiga el árbol", ¿es objeto directo o indirecto? En el caso de "lo temo", parece ser un objeto directo; en el caso de "le temo a esto", parece ser, para la misma oración y el mismo elemento sintáctico, un objeto indirecto.



Lo voy a pensar un rato más y tal vez saque una conclusión.

La temperatura del agua

En otro artículo hablé sobre los grupos de afinidad. En ese artículo me referí a que los adjetivos "bajo" y "alto" se predicaban con mayor corrección de los precios, y que los adjetivos "caro" y "barato" correspondía que se predicaran de la cosa que tiene precio y no del precio mismo. Es decir: "precio barato" no es una expresión correcta, y ni siquiera lógica: lo que es barato es la cosa que tiene precio, y no el precio mismo.

Cosa parecida sucede con las temperaturas (del agua o de lo que sea): si decimos "La temperatura del agua está caliente", no se trata de una oración que suene bien al oído ni a la lógica. Sí suena bien y tiene sentido decir "La temperatura del agua está alta (o baja)". El grupo de afinidad, al igual que en el párrafo anterior, se forma entre "temperatura" y "alta" o "baja". Si quiero utilizar los adjetivos "frío" o "caliente" diré "El agua está fría" o "El agua está caliente". Clarito y castellano.

Una forma de robar

Durante mucho tiempo -sobre todo, en la década de 1990- se habló mucho en la Argentina de los "robos al voleo". ¿De qué se trata? De lo siguiente: el ladrón de turno sale "a ver qué encuentra", "a ver qué pinta". Sale a ver a quién le puede robar.

Podría decirse que esta modalidad es la opuesta al del robo planificado: detectar a la víctima, observar sus movimientos y esperar el momento propicio para dar el golpe. En esta modalidad, la del robo planificado, hay toda una logística puesta en marcha, mientras que en la modalidad "al voleo", si bien necesita también de una forma de hacer las cosas, prima la idea de la improvisación, del "hacer las cosas sobre la marcha".

Pero no comencé a escribir para hablar de robos; quiero referirme, más bien, a que en más de una ocasión encontré escrita la frase "al voleo" con "b", "al boleo". "Voleo" es una palabra que viene de "volar" y no de "bola", así que se escribe con "v" (ve corta). El nombre de esta modalidad de robo viene de una técnica de siembra, la de la "siembra al voleo", mediante la cual se arrojan las semillas a la tierra y donde caen, caen. No se trata éste de un método por el que se coloquen las semillas en un lugar específico de la tierra y se las cubra con ésta, sino que se las arroja al viento. Y las semillas, a su manera, vuelan (o "caen con estilo", como diría algún personaje de la película Toy Story).

La imagen que transmite la expresión "al voleo" es la de falta de cálculo, de espontaneidad en la tarea, de ubicación geográfica indeterminada; y como sabemos que sucede en los idiomas, ciertas palabras o expresiones que se emplean en un campo determinado del saber pasan, a veces, en forma metafórica, a emplearse en otras áreas. Lástima que esa otra área, en este caso, sea el despojar al prójimo de algún bien material.

miércoles, 4 de enero de 2012

Denostar para elogiar

Hace un tiempo escribí en este mismo blog sobre el uso erróneo del adjetivo "plagado". Dije en ese momento que el adjetivo "plagado", por derivar de la palabra "plaga", debía llevar un modificador indirecto que indicara el motivo de la plaga: "plagado de problemas", "plagado de preocupaciones", "plagado de angustia".

Sin embargo, no todas las cosas son blancas y negras en el idioma castellano. Por ejemplo, tenemos la palabra "colmo". El sustantivo "colmo" tiene un significado matriz, "exceso". Éste es el sentido físico y concreto de la palabra; por ejemplo, si digo, junto con María Moliner, "Una cucharada de azúcar con colmo", me estoy refiriendo a su sentido físico y concreto: una cucharada de azúcar con "pancita", con "yapa", bien colmada.

"Colmo" tiene también un sentido abstracto y nocional: significa el máximo a que puede llegar determinada cosa. Y dentro de este uso tenemos ambas facetas de "colmo", un sentido positivo y un sentido negativo. Podemos decir: "Su caradurez llegó al colmo", y estoy hablando del máximo de caradurez de una persona -cualidad ciertamente negativa-, pero también puedo decir que "Esa chica es el colmo de la finura", y estoy, en tal caso, exaltando una cualidad positiva.

Vayamos al otro extremo del arco de registros lingüísticos: ¿quién no dijo alguna vez: "che, ese jugador de fútbol, qué h... de p...?". Y no lo está insultando: lo está elogiando por su habilidad y capacidad. No es infrecuente usar esta imprecación, "h. de p.", para resaltar las virtudes o el buen accionar de alguna persona. Paradojas de todo idioma. 

Más sobre el predicativo objetivo

Pero esta vez se trata del predicativo objetivo en inglés. En inglés, no hay problema en que el adjetivo que se refiere al verbo y al objeto directo vaya al final. De hecho, ésta que acabo de describir es la estructura que se utiliza corrientemente. Por ejemplo:

You don't need a jet ski to make a trip to the lake exciting.

"Exciting" se refiere tanto a "to make" como a "a trip to the lake", pero en el caso del inglés, donde los adjetivos pospuestos al adjetivo son la excepción, y la regla es que se antepongan, no hay riesgo de ambigüedad de significado. "Lake exciting" no es una estructura válida del inglés, así que ésa es la posición designada para el adjetivo "exciting": el final de la oración.

Para complementar este artículo, sugiero visitar el anterior, "El predicativo objetivo", que se encuentra en este mismo blog.

A propósito de los avatares de ser traductor

Ayer nomás (como la canción) escribí el artículo "Educar al cliente", y noté que, pese al poco tiempo que estuvo publicada, tuvo gran cantidad de lectores.



En algún otro punto de este blog también publiqué algún que otro artículo sobre los avatares de la profesión: hay uno sobre el maltrato que ciertos profesores ejercen en las aulas, hay por ahí otro artículo sobre la traducción jurídica como presuntamente -según ciertos colegas- más importante que la traducción literaria o que la audiovisual. También estos artículos fueron muy visitados.


Si hay algún otro artículo sobre las miserias y alegrías de ser traductor a diario (no ocasionalmente) y no lo nombro en este momento, se me disculpará.


En este punto, me siento en la necesidad de decir lo siguiente: no es la idea de este blog hablar sobre la práctica cotidiana de la traducción. Por lo menos, no es la idea central. La idea central es hablar sobre el idioma, sobre los idiomas, sobre la traducción de unos a otros, sobre las palabras y sobre todo aquello que figura en cada uno de los artículos.


El motivo que justifica esta decisión es la siguiente: el ejercicio de la profesión del traductor tiene sus particularidades. Eso no se discute. Pero también es cierto que tiene otras reglas que no escapan a las generales de la ley. Me ha pasado muchísimas veces que un cliente no me quisiera pagar un trabajo hecho; y más grave aún: me ha pasado que un colega que me había derivado un trabajo no me quisiera pagar, o me demorara el pago mucho más de lo que se estila. La solución a este problema no está en un blog, ni en un foro: está, como digo siempre, en el sentido común. Hay que consultar con un abogado. Y en lo posible, hay que contagiarse un poquito de la cultura estadounidense: hay que consultarlo antes de comenzar a tener trato con los clientes -para tener bien en claro de qué manera manejarse- y no después, cuando me contrataron "de palabra" una traducción y después se hacen los osos al momento en que tendrían que aparecer los morlacos.


Otra cuestión con la que tiene que vérselas el traductor es su situación ante el ente recaudador de impuestos que le corresponda. Ese tema tampoco corresponde ser tratado en un blog ni en un foro: hay que consultar con un contador, que es la persona idónea para brindarnos todas las respuestas.


También se nos presenta a los traductores la ardua pregunta del cuánto cobro. Allí sí vale la consulta en algún foro o con colegas, pero luego de alguna incertidumbre inicial cualquier traductor que ejerza su profesión a diario (no me canso de repetirlo) sabe bien cuánto cuesta su tiempo y por cuánto estaría dispuesto a trabajar. Me ha sucedido de aceptar traducciones por un honorario que no cubría mis expectativas, pero que implicaba un enorme bagaje de experiencia, trabar amistad (o, al menos, contacto) con gente del medio editorial o de la traducción, ganar conocimientos y poder multiplicar esos conocimientos en trabajos de iniciativa propia. Me parece que no es poco.


Resumiendo: como persona, soy bastante independiente. Cuando me recibí de traductora (cuando me gradué de traductora), pasó como un año y medio en el que constantemente le hacía consultas a un querido profesor, el abogado, traductor y profesor de inglés Ricardo Chiesa. Un día me planteé que yo ya estaba recibida y que no podía seguir dependiendo indefinidamente del que ya no era mi profesor. Me propuse tomar mis propias decisiones al momento de traducir y afrontar las consecuencias de esas decisiones. Lo mismo me sucedió con mi trato con los clientes y con el manejo cotidiano de la profesión: consultar con el profesional correspondiente y no llevar mi llanto a un blog ni a un foro. Es más: la propuesta que me hice fue no llorar sobre la leche derramada, lo cual implica no tomar un trabajo si el cliente parece sospechoso, tomar los debidos recaudos cuando sí acepto un trabajo, mantener al día mi situación tributaria con la AFIP y, en general, hacer un ejercicio lo más prolijito posible de la profesión.


Esta decisión me llevó, lamentablemente, a dejar de trabajar con ciertos colegas a los que, como ya mencioné, había que operarles el bolsillo para que desenfundaran el billete. Me peleé con un par, y no podía seguir peleándome con el resto de la matrícula. Y fue una decisión sana: vinieron otros clientes y se desarrolló en mí la saludable sensación de que yo podía poner la cara ante ellos, que podía dialogar con ellos, y que podía negociar las tarifas y las condiciones de pago. En definitiva, estrenaba mi independencia profesional. Porque en la profesión del traductor, asumir la propia valía equivale a haber recorrido el cincuenta por ciento del camino.


Se terminó. Espero que sea la última vez que tengan que oírme (y escucharme) hablar de estas cuestiones tan personales.