viernes, 9 de diciembre de 2011

El lugar de los glosarios en el proceso de la traducción

En algún foro en el que alguna vez me anoté y participé se presentó la pregunta: "¿Dónde puedo conseguir glosarios de...? De lo que sea: de medicina, jurídicos, de jardinería.

Quiero referirme muy especialmente a los glosarios jurídicos -de medicina sé poco y nada, así que no voy a meterme con el tema-. A mí me enseñaron a traducir textos jurídicos de una manera muy especial y que voy a agradecer toda la vida: primero, leyendo mucha doctrina jurídica, tanto en inglés como en castellano; segundo, haciendo una comparación de institutos jurídicos entre un sistema y otro, ver dónde están las semejanzas y las diferencias; tercero, abriendo y consultando desde el día número uno de la primera materia de traducción jurídica el nunca bien ponderado Black's Law Dictionary.

Lo que consigno en el segundo punto (y también lo que consigno en el primero, para el caso) no solamente vale para traducir nombres de institutos, sino para encontrar fraseología que sea natural en inglés -si vamos de castellano a inglés- o en castellano -si vamos de inglés a castellano-.

El glosario tiene sentido una vez que uno se ha quemado las pestañas sobre los libros. Es lo mismo que dije en los artículos de "En torno de Babel" y de Mijail Bajtín: el resumen acompaña la lectura del texto recomendado, no la reemplaza. Con el glosario pasa lo mismo: es la coronación, es el resumen, es la síntesis de un montón de lecturas, y es el ayudamemoria que nos orienta cuando, tal vez, pasado un tiempo de no traducir textos de un campo determinado del saber, nos hemos olvidado de ciertos conceptos o ciertos detalles. El glosario, en definitiva, viene al final, nunca antes de la consulta al diccionario y muchísimo menos viene antes que la lectura de textos referidos al área que debemos traducir o en la que queremos especializarnos.

Es cierto: el Black's es un diccionario caro. Para el caso, casi todos los diccionarios son caros porque no son literatura "del momento". Se trata de textos de carácter perdurable. Hay una creencia que flota, que nos sobrevuela: es la creencia de que "la traducción es una profesión barata; no hace falta mucha plata ni para estudiarla ni para ejercerla". Error. Para ejercer bien esta profesión hay que invertir un cierto dinero, tal como lo hacen el odontólogo o el arquitecto. No te digo que te compres la biblioteca de Alejandría, pero si querés hacer traducción jurídica, el Black's lo tenés que tener. Vas a notar que la inversión te vuelve y con creces cuando al hacer tus traducciones jurídicas, sientas la tranquilidad de que no estás diciendo cualquier verdura y que podés defender la elección de los términos -no sólo por haber consultado el Black's, sino por haber seguido los tres pasos que te mencioné- ante cualquier eventualidad.